Varias personas observan una obra del pintor Alfonso Fraile que forma parte de la exposición "Devenir pintura" que se ha presentado este jueves en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo de Sevilla (CAAC). EFE/ Raúl Caro.

La maestría del arte contemporáneo andaluz

Sevilla, (EFE).- La maestría y la potencia del arte contemporáneo andaluz, así como su diversidad de tendencias, queda reflejada en la exposición del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC) que reúne obras de 21 artistas como Guillermo Pérez Villalta, Soledad Sevilla, Gerardo Delgado, Manolo Quejido y Curro González.

Con el título de “Devenir pintura”, la exposición reúne medio centenar de obras en trece salas del claustrón del antiguo Monasterio de la Cartuja, sede del CAAC, ya que buena parte de los cuadros seleccionados -de los que algunos se muestran públicamente por primera vez- son de formato colosal y superan los ocho, diez y hasta doce metros de lado.

La exposición, de carácter antológico, es también un recorrido por las colecciones del propio CAAC, a las que pertenecen la gran parte de las pinturas seleccionadas, por lo que permanecerá abierta poco más de un año, hasta el 7 de enero de 2024, si bien dentro de seis meses parte de las obras -aún no se ha determinado cuáles- se cambiarán por otras que sigan el mismo espíritu de “Devenir pintura”.

Entre las obras de mayor tamaño, hay un cuadro de Alfonso Fraile (Marchena, Sevilla, 1930-Madrid 1988) que supera los ocho metros y medio de longitud, autor del que el CAAC no posee ninguna obra, como ha destacado en la presentación de la muestra su director, Juan Antonio Álvarez Reyes, quien hoy ha recorrido las salas acompañado por la mayoría de los artistas cuyas obras han sido seleccionadas.

Pintura por otros medios

Una de las salas se ha reservado a, en palabras de Álvarez Reyes, “la pintura por otros medios” con dos obras de Paz Pérez Ramos que suponen un sorprendente estudio y reflexión sobre la luz y sobre cómo ésta -ha explicado la propia artista- “al chocar con el color se tiñe de él y lo transporta hacia otro lado” y dos enormes “mandalas” de casi tres metros de lado de Pilar Albarracín construidos con bragas.

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Un fotógrafo junto a una obra del pintor sevillano Curro González que forma parte de la exposición “Devenir pintura” que se ha presentado este jueves en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo de Sevilla (CAAC). EFE/ Raúl Caro.

Las dos obras de Albarracín, ha explicado su autora, forman parte de la serie “Origen del nuevo mundo”, cada obra de un color y confeccionadas con bragas que pidió a sus amigas y a las mujeres de su entorno más próximo para disponerlas formando figuras geométricas que recuerdan las de los mandalas para construir una simbología “sobre el cuerpo y la cultura”.

La sala íntegramente dedicada a Guillermo Pérez Villalta reúne cinco grandes cuadros y un dibujo, todos donados por el artista al CAAC, mientras que la dedicada a Soledad Sevilla, artista muy vinculada a Andalucía y residente en Granada reúnen tres obras también de grandes dimensiones en las que la artista ha explicado que, partiendo de una inspiración real, como las ruinas de una antigua ciudad siria, llegan a la abstracción.

Representar sin representar

Estas obras de Soledad Sevilla “representan sin representar” porque, según confiesa la artista. “No me gusta el mensaje directo y voy a la abstracción”, de tal modo que con la reiteración de pinceladas y colores llega a simular el movimiento del viento y de la unidad de las hojas que mueve el viento.

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Un hombre contempla las obras de la creadora sevillana Pilar Albarracín que forma parte de la exposición “Devenir pintura” que se ha presentado este jueves en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo de Sevilla (CAAC). EFE/ Raúl Caro.

Al veterano Gerardo Delgado también se le ha reservado una sala con una serie completa de 14 cuadros de formas geométricas con predominio absoluto del negro, mientras que de María José Gallardo se ha seleccionado una sola obra también de gran tamaño, de casi seis metros por dos, a la que faltan fragmentos.

Esta pintura de María José Gallardo, una reflexión irónica sobre el mercado del arte, formó parte de una exposición en la que se mostraba junto a marcos pequeños, de tal modo que los clientes de la muestra podían superponer el marco sobre el lienzo y adquirir así un fragmento de la obra -de forma que los fragmentos que faltan son los trozos que se vendieron durante la exposición-.

El estudio del artista

Uno de los bloques de la exposición está dedicado a “la pintura sobre la pintura” y al estudio del pintor como tema pictórico, en el que se ha incluido un cuadro de uno de los artistas más jóvenes, Cristóbal Quintero (Pilas, Sevilla, 1974) que retrata el trabajo de un copista en un museo y un enorme lienzo de Curro González, de hasta ocho metros de longitud, que refleja el estudio del que fue desahuciado el pintor -también era su vivienda- en un inmueble del centro de Sevilla.

Tal vez la obra de mayores dimensiones sea la de la jerezana Ana Barriga, de casi cuatro metros de altura por algo más de doce de longitud, que se muestra en una única sala como si fuera un retablo contemporáneo, en una curiosa disposición y en el que aparecen personajes como Donald Trump y Marck Zuckerberg.

La disposición de los cuadros a lo largo de las trece salas es algo que ha resaltado con respecto a las dos obras con las que participa en la muestra la artista Rosa Brun, precisamente que se muestren enfrentadas colaborando en el juego de “materia, color y forma” que la artista propone. EFE