Un jugador mueve una pieza en un Campeonato del Mundo de Ajedrez. EFE/Marcos Delgado/Archivo

El ajedrez, cerca de la paz en Oriente Medio, la Guerra Fría y los Kennedy

José Luis Picón I Málaga, (EFE).- Parece solo un juego, pero el ajedrez es mucho más y, prueba de ello, es que ha estado cerca de hechos y personajes históricos como los acuerdos de paz de Camp David para Oriente Medio, la Guerra Fría o los Kennedy, como revela el libro “Más cuentos, jaques y leyendas. Historias dentro y fuera del tablero”.

Su autor, Manuel Azuaga, ha reunido una treintena de historias en otros tantos artículos, con un prólogo del escritor Miguel Ángel Oeste, en lo que es la continuación de su anterior libro, “Cuentos, jaques y leyendas” (2021), ambos editados por Renacimiento.

“He seleccionado las historias que tienen un punto más literario, épico, aventurero o romántico y que pueden ser interesantes para cualquier lector que se acerque al ajedrez o para cualquier no aficionado. No es solo para aficionados, aunque también lo disfrutan”, afirma Azuaga en una entrevista con EFE.

En sus páginas se descubre, por ejemplo, la figura de Herman Steiner, “un judío húngaro que salió de Europa buscando refugio en EEUU y creó en Sunset Boulevard un club de ajedrez para ganarse la vida dando clases, que se convirtió en un imán para artistas del cine como Charles Boyer, Katharine Hepburn, Lauren Bacall o Humphrey Bogart”.

Artistas, políticos, escritores…

“Hubo un gran maestro, Koltanowski, con un don especial para jugar a la ciega (sin ver el tablero), que estuvo en ese club, jugó a la ciega con Bogart y, por supuesto, le ganó”, relata Azuaga.

También relacionada con el cine es la figura de uno de sus grandes músicos, el italiano Ennio Morricone, quien confesaba inmodesto: “Si no me hubiera convertido en compositor, me hubiera gustado ser un jugador de ajedrez, pero uno de alto nivel, alguien que compitiera por el título mundial”.

“Estaba suscrito a revistas especializadas, de las que era un lector empedernido, investigaba continuamente sobre ajedrez y no llegó a destacar a nivel profesional, pero tenía una fuerza de juego considerable e incluso hizo tablas con el excampeón del mundo Spassky”, resalta el autor del libro.

Otro ajedrecista notable fue Zbigniew Brzezinski -asesor de Seguridad del presidente de EEUU Jimmy Carter, artífice de los acuerdos de paz de Camp David-, quien aseguraba que, “como en el ajedrez, los planificadores globales estadounidenses deben pensar en varias jugadas por adelantado”.

Brzezinski escribió un profético libro, “El gran tablero del mundo”, con frases de terrible actualidad como esta: “Si Moscú recupera el control de Ucrania, Rusia recupera los medios para convertirse en un poderoso Estado imperial que abarcaría Europa y Asia”.

Carter le pidió que favoreciera un ambiente relajado en Camp David durante la estancia allí de los presidentes israelí, Menahem Begin, y egipcio, Anual el-Sadat, para lo que Brzezinski se llevó su tablero de ajedrez, y se conservan fotos de sus partidas con Begin.

El ajedrez en plena Guerra Fría

También se cuenta en el libro la macabra casualidad de que los asesinos de John Fitzgerald Kennedy (JFK) y de su hermano Robert tenían en común su pasión por el ajedrez.

“Lee Harvey Oswald, el presunto asesino de JFK, tenía un ajedrez con piezas rojas y blancas, y él siempre jugaba con las rojas por sus tendencias comunistas. El joven palestino Sirhan Sirhan, que asesinó a Robert, jugaba al ajedrez en la cárcel con Charles Manson”, explica Azuaga.

En plena Guerra Fría se produjo “el duelo más político de la historia del ajedrez”, entre el soviético Spassky y el estadounidense Fischer, que era “el candidato para tumbar la hegemonía rusa”.

“Esto se tomó como un pulso entre los dos polos y como una cuestión de Estado, hasta el punto de que el secretario de Estado, Kissinger, llamó personalmente a Fischer en 1972 para decirle que tenía que viajar a Reikiavik para derrotar a los rusos. La derrota de Spassky supuso casi ganar la Guerra Fría, porque el ajedrez estaba dominado por los rusos”.

La escritura de este libro ha brindado a Azuaga la experiencia de entrevistar a figuras como el indio Vishy Anand, pentacampeón del mundo, “conocido por su rapidez a la hora de decidir”, y “llegar a un lado humano que pocas veces había sido contado”, además de charlar con otros como Topálov o Pomonariov.

Como afirma el autor, en el libro queda de manifiesto que “el ajedrez no es solo un juego”, porque ningún juego “se parece tanto a la vida”. EFE