Imagen de Archivo (2020) de la zona de la marisma de Alventus, en Trebujena (Cádiz). EFE/ Alfredo Martínez/Archivo

Experto en marismas, sobre proyecto en Trebujena: me da pena que se engañe a la sociedad

Isabel Laguna I Cádiz, (EFE).- El ambientólogo Juan Martín, experto en recuperación de marismas salineras, dice estar “perplejo” por “el momento y las formas” con las que se ha dado luz verde “parcial” a un macroproyecto turístico en las marismas del Guadalquivir, frente a Doñana, en Trebujena, que será “un engaño incluso” para los compradores de las 300 viviendas proyectadas en un paraje natural “inhóspito para vivir, lleno de mosquitos”.

Martín, presidente de Salarte, una ONG que se dedica a la custodia y recuperación de marisma salinera, dice sentirse “muy preocupado” porque “la irresponsabilidad política de todos” está haciendo que la empresa promotora, que inició los trámites hace 20 años, esté consiguiendo autorizaciones parciales y sectoriales.

Un nuevo Algarrobico

“Como no tiene prisa, al final nos encontraremos con un nuevo Algarrobico, que aunque parezca inconcebible obtuvo todas las autorizaciones. Pero en este caso en plenas marismas del Guadalquivir”, explica a EFE.

En las marismas de Trebujena está pasando “exactamente lo mismo que sucedió en El Algarrobico”. “Van consiguiendo uno a uno todos los papeles” por la falta de celo de las distintas administraciones públicas que están dando continuidad al proyecto.

Una zona casi inhabitable para los humanos

“Me da mucha pena que se engañe a la sociedad”, dice mientras cita dos ejemplos, a escasos kilómetros del lugar que ha recibido de la Junta de Andalucía una Declaración Ambiental Estratégica (DAE) favorable para construir un macroproyecto turístico en las marismas del Guadalquivir de Trebujena. De dos urbanizaciones con campos de golf que ahora son “fantasmas”, abandonadas desde hace décadas.

La empresa, cuenta, tiene “desde hace años” autorización para hacer un hotel y un campo de golf. “No lo hacen porque es un proceso especulativo: quieren construir 300 viviendas que, al día siguiente, van a ser un fracaso.

La marisma es uno de los ecosistemas biológicamente más productivos del planeta. Pero es un lugar extremo para el ser humano. En invierno, es muy húmeda; en primavera, se llena de mosquitos; en verano, llegan los lanceros y las moscas pardillas. La marisma se seca y sufre una gran insolación; vender viviendas allí es un engaño incluso para los posibles compradores”.

Martín aventura que los compradores “cuando estén allí tres días se van a ir corriendo, no es urbano ni habitable. Pero a la empresa, lo que ocurra después de vender las casas, les da igual”.

Un paraíso para especies en peligro crítico

Esta macrourbanización se localiza íntegramente en una zona catalogada por SEO/BirdLife como Área Importante para las Aves (Important Bird Area – IBA 259) “Marismas del Guadalquivir”. Que atesora varios Hábitats de Interés Comunitario, donde nidifican, crían, se alimentan y descansan numerosas especies en Peligro Crítico de Extinción. Como la cerceta pardilla y la anguilla europea, la endémica águila imperial ibérica, el milano real, la ganga ibérica o la garza imperial.

La Sociedad Gaditana de Historia Natural ha inventariado 545 especies de fauna y flora en las marismas de Trebujena. Entre las que destacan moluscos, himenópteros, lepidópteros, macrófitos, peces, aves e incluso fósiles vivientes, señala.

“El investigador y miembro de la Sociedad Gaditana de Historia Natural, Antonio López, identificó, en 2021, en las mismas marismas que se quieren sepultar, la especie que ostenta el récord mundial de permanencia sobre la faz de la tierra, Triops cancriformis. Este crustáceo branquiópodo lleva 220 millones de años sin sufrir apenas variaciones en su forma, desde el Triásico. Estando considerada “‘la especie animal viva más antigua del planeta'”, explica.

Un muro de cinco metros para evitar inundaciones

“Esta macrourbanización constituye una flagrante vulneración de la legislación europea, nacional y autonómica”, afirma Juan Martín. Que firmó algunas de las alegaciones presentadas al proyecto previsto en una zona inundable y que, para evitar inundaciones, prevé instalar “en las marismas del Guadalquivir un muro de contención de cinco metros de altura, un atentado ecológico en pleno siglo XXI”.

Juan Martín no entiende como se da luz verde a este proyecto. Cuando “la Junta ha trabajado durante muchos años codo a codo con el Ayuntamiento de Trebujena en la restauración de las marismas.

“Parece una maniobra política. Nos da mucha pena. La conservación de la naturaleza y la gestión del territorio deberían estar fuera del debate político y, sobre todo, de la polarización”, argumenta.

Cree que uno de los “engaños” es decir que este tipo de proyectos turísticos van a generar empleo. Está demostrado que las segundas residencias generan un empleo ridículo. De muy poca cualificación y baja remuneración” y “en un municipio que tiene una renta per cápita importante y cifras de desempleo testimoniales”.

Otros modelos de desarrollo sostenibles

No entiende que en esas circunstancias se estime la posibilidad de construir en “la última marisma intacta de todo el bajo Guadalquivir”.

“En el momento en que Doñana está muy alterada hidrológicamente, en la margen izquierda del río se están salvando muchas especies”. “Estas marismas constituyen la esperanza para muchas especies. Además de un lugar que prevendrá los efectos negativos del cambio climático, es sumidero de carbono y fuente de empleo verde”, añade.

Y contrapone ese modelo, a su juicio condenado al fracaso, con el proyecto que Salarte ha emprendido don el Grupo de Desarrollo Pesquero de la Costa Noroeste y WWF invirtiendo 110.000 euros en la reinundación de dos esteros de 15 hectáreas al lado del lugar previsto para la macrourbanización.

“La Reserva Ecológica Esteros de Manego y la Reserva Ecológica Esteros del Guadalquivir son un negocio boyante”, explica mientras cuenta como se han instalado zonas de producción de camarones, macroalgas y pescado de esteros, con una producción que “da de comer a 50 familias”, empresas de turismo de naturaleza y ornitológico.

“Hay turistas extranjeros que vienen a ver aquí aves que no encontrarían jamás en otros puntos de España ni de Europa” o a vivir la experiencia del despesque”. “Estamos defendiendo que la reinundación de la marisma, genera biodiversidad, y una economía azul”.

En un modelo diametralmente opuesto al de la polémica macrourbanización, “que sólo beneficiará a una empresa belga y aniquilará el enorme capital natural que hoy atesoran las marismas de Trebujena”. EFE