El sacerdote acusado de acoso no ejercerá en Málaga y abandona su casa parroquial EN Canillas de Aceituno. EFE/Daniel Pérez/ARCHIVO

El sacerdote acusado de acoso no ejercerá en Málaga y abandona su casa parroquial

Málaga (EFE).- El sacerdote acusado de presuntamente quebrantar una orden de alejamiento a su supuesta pareja no ejercerá en la Diócesis de Málaga. Y ha tenido que abandonar definitivamente la casa parroquial, ubicada en Canillas de Aceituno (Málaga), donde ha residido en los últimos años.

“El párroco deja la tarea que tenía encomendada”, han indicado a EFE fuentes cercanas al Obispado, que han destacado que en menos de 24 horas han resuelto que el sacerdote deje sus tareas sacerdotales en la Diócesis de Málaga.

Además esperan “cerrar el caso” con la Diócesis de origen, en Venezuela, ya que el sacerdote depende de dicha Diócesis, pero mientras, “para no esperar y resolver el caso lo antes posible”, se ha determinado que no podrá celebrar misa en Málaga y provincia además de abandonar la casa parroquial.

“Sacerdotalmente no desarrollará su trabajo ni en Málaga capital, provincia y Melilla, ya que la ciudad autónoma también depende de la Diócesis malagueña”, han resaltado las fuentes.

Reacción del Obispado

El Obispado ha conocido a través de EFE esta semana las gravedad de las acusaciones que pesaban contra el párroco. Ellos solo eran conocedores de que había “un litigio entre dos personas adultas”, pero al conocer los hechos y calificarlos de “graves” han tomado medidas en menos de 24 horas tras analizar toda la información.

El cura, Roberto José B., de 38 años y origen venezolano celebraba misa en los municipios malagueños de Canillas de Aceituno, Sedella y Salares. Y la Guardia Civil lo arrestó por acosar a una mujer con la que convivía, según denunció en su día la propia víctima.

Al ser contactado por EFE, el cura ha declinado hacer declaraciones y ha remitido a su abogado.

Roberto José B., es sacerdote desde 2015 y llegó a Málaga en 2018. Según fuentes cercanas a su entorno, el hombre solía convivir en la casa parroquial con otros compatriotas, entre ellos la chica denunciante. EFE