José Francisco Gómez Heredia posa en el colegio "María de la O" en la barriada chabolista de Los Asperones, en Málaga.. EFE/María Alonso Martos

El núcleo chabolista de Los Asperones ya tiene su primer licenciado

María Alonso I Málaga, (EFE).- José Francisco Gómez se ha convertido en el primer vecino de la barriada chabolista de Los Asperones, en Málaga, en graduarse en la universidad, y lo ha hecho pese a que “la sociedad lleva 560 años diciéndoles” a las personas de etnia gitana, como él, que no pueden estudiar, algo que ellos mismos han terminado por creer.

“Nosotros, los propios gitanos, pensamos que no tenemos que estudiar, porque es lo que nos han dicho históricamente, desde que llegamos aquí a Andalucía hace 560 años”, ha dicho en una entrevista con EFE.

Gómez ha asegurado que es algo que los limita “enormemente”, porque no llegan ni a cuestionarse la posibilidad de acceder a estudios medios o superiores.

“He hablado con trabajadores del barrio, educadores, psicólogos… y sabemos que en el barrio hay gente que tiene altas capacidades y, sin embargo, fracasa en el ámbito educativo”, ha dicho antes de añadir que hay diferentes estudios que demuestran que los niños de familias con menos recursos económicos son quienes presentan mayores tasas de abandono escolar.

Una barriada “normal”

Formada en gran parte por casas prefabricadas y situada en la periferia de Málaga, junto al vertedero municipal y la perrera, la barriada de Los Asperones es una de las zonas más marginadas de Málaga.

Sin establecimientos comerciales, luz ni alcantarillado y con un servicio de transporte urbano deficiente, la barriada en la que se ha criado y vive José Francisco Gómez no parece, de primeras, el entorno más idóneo para estudiar.

Los Asperones
Vista del colegio “María de la O” en la barriada chabolista de Los Asperones, en Málaga. EFE/María Alonso Martos

A pesar de ello, el educador social cuenta que para él es un barrio “normal”, más tranquilo de lo que la gente puede creer.

Consciente de que para la mayoría de las personas puede ser sorprendente vivir en un lugar como Los Asperones, explica que él ha tenido la suerte de que sus padres le inculcaron desde siempre la importancia de estudiar.

“El vivir en una zona en la que nadie ha llegado a la universidad y casi nadie tiene estudios, no lo ha hecho fácil, pero lo que más me ha ayudado ha sido tener el apoyo de la gente”, ha asegurado.

Marginados en la podredumbre

El recién graduado en Educación Social por la Universidad de Málaga piensa que, además del prejuicio que sufren los gitanos por no estudiar, existe sobre ellos una discriminación social.

“Parece que no estudiamos porque no queremos, que no trabajamos porque no queremos… cuando la sociedad y las instituciones se han encargado de excluirnos todo el rato, poniéndonos al lado de los muertos del cementerio, de la basura, de los perros y del desguace. O sea, donde matan a los coches, donde matan a los perros, donde entierran a las personas, nos han metido al lado, donde está toda la podredumbre”, ha explicado el joven.

Los Asperones
José Francisco Gómez Heredia posa en el colegio “María de la O” en la barriada chabolista de Los Asperones, en Málaga. Gómez Heredia, quien estudió en este colegio, se ha convertido en el primer vecino de Los Asperones en graduarse en la universidad. EFE/María Alonso Martos

También ha contado que la familia de su madre vivía en la calle Martínez Maldonado -situada en un barrio de zona media, cercano al centro de Málaga-, pero hubo unas inundaciones y los enviaron a Los Asperones. En un principio les dijeron que estarían desplazados durante dos o tres años, pero después de 35 años continúan allí.

“Existe la imagen social de que nosotros somos los malos, pero realmente somos gente que estamos viviendo en barrios como Los Asperones porque las instituciones han decidido que vivamos ahí”, ha insistido.

Una discriminación más profunda

Según José Francisco Gómez, en los últimos años el problema de la discriminación hacia los gitanos ha aumentado aún más. Al contrario de lo que cree que debería pasar -que, con el paso del tiempo, la gente confiase más en el colectivo y en la cultura gitana-, considera que está ocurriendo justo al revés.

“Quizás el nacimiento de ciertos partidos políticos que tienen mucho odio puede haber hecho que haya aumentado la crispación hacia nosotros, hacia los gitanos”, ha comentado.

A pesar de ello, siente que en el ámbito educativo poco a poco se están consiguiendo avances y cada vez hay más gitanos que, como él, deciden estudiar.

Cuenta que, en su caso, a lo largo de su formación se ha encontrado a más profesores que le han apoyado que aquellos que le han dicho que no servía para nada y que no iba a lograr obtener los títulos académicos.

Sentar precedentes

Para el graduado, haber logrado ser Educador Social viniendo de una barriada como la suya supone haber abierto una puerta a los niños de su barrio, porque él les puede servir de ejemplo para que vean que, si una persona lo ha hecho, ellos también pueden.

“La mejor forma que hay de cambiar la imagen social hacia nuestro colectivo, la mejor manera de revelarse, es estudiar y sacarte una profesión, una FP de grado medio, de grado superior, una carrera universitaria o lo que sea”, indica Gómez, quien añade que, aunque él es el primer graduado universitario de su barriada, hay una vecina que se graduará el próximo curso y hay otra chica que acaba de acceder a la universidad.

Asegura que se siente en parte responsable de ello y que está experimentando la sensación de que lo que él ha logrado puede motivar a otros gitanos a cursar estudios superiores.

“Creo que lo que he hecho no es solo bueno para mí, sino también para mi barrio, para el pueblo gitano y para avanzar en derechos y cambiar la imagen que tienen de nosotros”, concluye José Francisco Gómez. EFE