Huesca (EFE).- La Guardia Civil ha detenido a siete miembros de una banda armada de narcos que operaba desde la localidad de Grañén, en los Monegros. Contaba, además, con puntos de distribución y venta de droga en las ciudades de Huesca y Zaragoza.
El teniente coronel jefe de la Comandancia de Huesca, Francisco Pulido, y el comandante responsable de las investigaciones, Óscar Vergara, han presentado este viernes la Operación Grako. Se han referido a la “complejidad” de unas pesquisas llevadas a cabo en un pequeño pueblo, como Grañén, para evitar las sospechas de los presuntos narcos.
La operación culminó la madrugada del pasado sábado con cinco registros a la vez en Grañén (2), Huesca (2) y Zaragoza (1). Se saldaron con la detención de los siete sospechosos. También con la intervención de 88 gramos de cocaína, 63 de hachís, casi 6 kilos de marihuana en cogollos, 39.438 euros en metálico, una pistola en perfecto estado, un subfusil simulado capaz de disparar salvas y numerosas armas blancas prohibidas.
Los detenidos son tres hombres y dos mujeres en Grañén y dos hombres más en la ciudad de Huesca, de edades comprendidas entre los 26 y 46 años. Cuatro ingresaron en prisión por orden del titular del Juzgado de Instrucción número 4 de la capital altoaragonesa.
Menores entre los clientes
Las investigaciones comenzaron a principios de este año a raíz de las informaciones recibidas sobre la posible existencia de un punto de venta de cocaína en Grañén. Los consumidores conocían este punto de venta con el nombre en clave de una marca de comida rápida de recogida en vehículo. Había causado alarma social en la población, dado que entre los compradores había menores.
La labor de investigación y de vigilancia discreta de este punto, a fin de evitar las sospechas de los presuntos narcotraficantes, permitió a los agentes verificar la existencia de otro punto de venta en la población que suministraba a su vez la droga al anterior.
Durante las pesquisas realizadas, los investigadores pudieron comprobar, además, que la droga era canalizada a la población monegrina a través de dos puntos en la ciudad de Huesca y de otro en Zaragoza, en los que también se vendía.
Una organización perfectamente asentada y estructurada
Según ha explicado el jefe de la Comandancia oscense, los detenidos integraban una organización criminal “perfectamente” asentada en la zona y estructurada. Tenían una división de los roles “muy claro”, tanto en relación al suministro de la droga a los puntos de distribución como a la venta al menudeo.
A su vez, el comandante responsable de la investigación ha comentado que la banda conformaba un “núcleo cerrado” en el que sólo se vendía droga a consumidores conocidos previamente para evitar de tratar filtraciones.
“No vendían droga a cualquier persona, porque tenían mucho miedo a ser detectados”, ha subrayado el responsable policial de la operación. Esta continúa abierta para tratar de identificar, con la ayuda de la documentación incautada y de las intervenciones telefónicas practicadas, los lugares desde donde llegaba la cocaína a los puntos de distribución de Huesca y Zaragoza”.