Las Palmas de Gran Canaria, (EFE).- La Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) ha investido este martes a once mujeres del mundo académico como doctoras honoris causa en un acto con el que se ha querido criticar la discriminación de género existente en los ámbitos académicos.
Así, se han unido al listado de honoris causa de la ULPGC quien ha sido durante más de tres décadas directora de la Casa de Colón de Las Palmas de Gran Canaria, Elena Acosta; la catedrática de Metodología de las Ciencias de Comportamiento e investigadora de gran reconocimiento, María Teresa Anguera, y la primera mujer presidenta de la República de Ecuador y doctora en jurisprudencia, Rosalía Arteaga.
Junto a ellas, han recibido esta distinción la premio Nobel de la Paz en 2015 por formar parte del Cuarteto de Diálogo en Túnez, Ouided Bouchamaoui; la ex directora general de la Unesco, gran impulsora de la Agenda 2030, Irina Bokova; la directora regional del Programa Mundial de Alimentos (PMA) en América Latina y el Caribe, María Dolores Castro, y la académica Teresa Freixes, que ha participado en la elaboración del Tratado de Ámsterdam, el de Lisboa, la Constitución Europea y la Carta de Derechos Fundamentales.
También recibieron este reconocimiento de la ULPGC la primera mujer presidenta de Mauricio, Ameenah Gurib Fakim, por su implicación en la defensa del medioambiente; la catedrática en Filología Griega y experta internacional en la materia Emilia Ruíz; la especialista en salud pública y epidemiología de la nutrición Antonia Trichopoulou, y la doctora en Ciencias Biológicas Silvia Zanuay, experta internacional en acuicultura.
El ‘Libro de la Ciencia’, el anillo y los guantes blancos
Durante el acto institucional, presidido por el rector de la ULPGC, Lluís Serra, se ha impuesto el birrete laureado del color de la rama académica a la que pertenece cada una de las distinguidas, a quienes se ha entregado igualmente el ‘Libro de la Ciencia’, que les invita a enseñar y difundir sus conocimientos, el anillo como emblema del privilegio para firmar y sellar los dictámenes de su ciencia y profesión, y los guantes blancos, símbolo de la pureza y fortaleza que sus manos deben conservar.
En su discurso como representante de las nuevas doctoras, Elena Acosta ha planteado varias preguntas acerca de por qué se ha tardado “en transmitir la necesidad de hacer justicia con el reconocimiento del trabajo y la profesionalidad de las mujeres” o cuál ha sido el papel que ha jugado la universidad para “construir un relato que trascienda y cale en la sociedad y, de esta manera, se tome conciencia de la necesidad de que la igualdad sea una realidad normalizada”.
Acosta ha reivindicado el papel que debe tener la “ciencia histórica” y su enseñanza “como constructora de relatos rigurosos y libres de sesgos ideológicos de cualquier tipo”.
La académica ha asegurado que la Historia “estaba peleada con las mujeres”, y que el acto de este martes sirve como forma de tomar conciencia “de la injusticia y la invisibilidad y, por tanto, la necesidad y obligatoriedad (…) de llevar a cabo acciones que evidencian la desigualdad y contribuyan a reconocer justamente brillantes trayectorias profesionales, y al mismo tiempo, a reducir una histórica brecha que ya no se debe consentir”.
Un acto de ‘honoris causa’ “histórico”
Lluís Serra ha destacado que este acto de investidura de doctoras honoris causa es “histórico” en la trayectoria de la institución que preside porque reconocer a estas profesionales y académicas “es algo que no sólo es de justicia, sino que es la expresión del deseo” del claustro universitario para dar “relevancia” a sus trabajos.
El rector de la ULPGC ha admitido que la universidad “no ha sido inmune a ciertas prácticas discriminatorias basadas en el género, enraizadas en tradiciones muy arraigadas que han impedido la igualdad real y efectiva entre mujeres y hombres”.
Y por ello, ha querido aprovechar este acto para lanzar “una crítica cultural” a esa discriminación, invitando “a reconsiderar el gran valor de estas mujeres académicas más allá de las ideologías de género, o de las tradiciones sociales que favorecen un género sobre otro”.
Con estas once nuevas doctoras honoris causa, la ULPGC cuenta con 51 personas con la máxima distinción universitaria, de las cuales 37 son hombres y 14 mujeres, elevando el porcentaje femenino al 30 %, ya que hasta la fecha solo figuraban tres mujeres.
El Claustro de la universidad aprobó el pasado 25 de enero el nombramiento de estas doctoras honoris causa, un acuerdo por el que también se ha distinguido a la soprano Barbara Hendricks y la científica María Blasco, que no han podido estar presentes en el acto institucional de este martes, por lo que se prevé celebrar sus respectivas investiduras a lo largo del presente año. EFE