Dos vecinos de la pareja acusada de matar a golpes a 'Nono', un hombre de 60 años con discapacidad, tras maltratarlo y secuestrarlo para robarle su pensión, han afirmado este martes ante un Jurado de la Audiencia de Las Palmas que desde su casa escucharon a la víctima pedir ayuda a gritos y los "cachetones" que recibía. Imagen de archivo del acusado (d) EFE/Quique Curbelo

Dos vecinos escucharon a ‘Nono’ pedir ayuda a gritos y los “cachetones” que recibía

Las Palmas de Gran Canaria (EFE).- Dos vecinos de la pareja acusada de matar a golpes a ‘Nono’, un hombre de 60 años con discapacidad, tras maltratarlo y secuestrarlo para robarle su pensión, han afirmado este martes ante un Jurado de la Audiencia de Las Palmas que desde su casa escucharon a la víctima pedir ayuda a gritos y los “cachetones” que recibía.

Estos dos testigos, una madre y un hijo, han declarado en la segunda sesión del juicio que se sigue contra Jefrey B.S. e Ylenia R.S. por la muerte violenta de J.A.O.G, conocido por ‘Nono’, en septiembre de 2021, ocurrida, según la Fiscalía, en un piso del barrio de Zárate de Las Palmas de Gran Canaria en el que convivía la pareja y donde lo mantuvieron encerrado y atado durante más de una semana.

La madre ha señalado al tribunal que siente no haber llamado a la Policía porque entonces “no sabía lo que ocurría”, si bien también ha indicado que en la calle se decía “que estaba siendo maltratado”.

Ha explicado que su casa está justo encima de la de la pareja y que por la ventana vio dos veces a ‘Nono’ en el patio recogiendo los excrementos del perro, y que un día, cuando veía la tele, escuchó un golpe que procedía de la casa de los acusados y ha dicho que el procesado le pidió que no contara nada a la Policía.

Su hijo, en su declaración, ha manifestado que “se oían cachetones claros, llantos y quejidos” y que la forma de hablar de la persona que se quejaba no era de alguien normal. Ha asegurado que también escuchó a Jefrey decirle a la víctima que “fumara algo” y que aquél le contestó que hacía mucho “que no tomaba esa mierda”.

Este testigo ha asegurado que en “casa de Jefrey las discusiones eran constantes”, por lo que los gritos que escuchaba no le sorprendían y que, por eso, tampoco llamó a la Policía; “era algo constate, es un barrio donde se mueve mucho y cada uno va a lo suyo”, ha referido.

Según este testimonio, el acusado le pidió que si le preguntaba algo la Policía contara que la víctima “se había bajado de un taxi y que venía ya golpeado”.

En esta jornada también ha declarado el taxista y vecino del fallecido del barrio de Pedro Hidalgo que guardaba su documentación y una de sus cartillas porque le solían robar el dinero de las dos pensiones que recibía por orfandad y discapacidad. Ha indicado que el acusado y ‘Nono’ se presentaron en su casa para que se la entregara y ha comentado que “tenía cara de asustado” y que esa fue la última vez que le vio.

La fiscal Cristina Coterón sitúa estos hechos el 16 de septiembre, días antes de su muerte, y cuando ya estaba siendo retenido por la pareja procesada, una situación que no era la primera vez que vivía la víctima, ha señalado el taxista, que también ha referido que su vecino “tenía miedo a la hora de cobrar”.

Otro vecino que vivía con su pareja en el mismo edificio que los acusados ha señalado al tribunal que “nunca escuchó” nada y que tras conocerse la muerte de ‘Nono’, el procesado le pidió que dijera a la Policía que le había ayudado a subirlo a la casa, así como que había visto a la víctima entrar y salir del piso, mientras que a su novia la acusada le comentó lo mismo y que “ellos no lo habían matado”, según ha declarado esta testigo.

En esta jornada también han testificado los policías que se trasladaron a la casa de los acusados el 23 de septiembre, después de que estos alertaran a los servicios de emergencia de que había fallecido ‘Nono’.

Según han explicado los tres primeros agentes que llegaron al piso, el acusado les indicó que había dado cobijo por “pena” a la víctima porque había sido secuestrado por un muchacho al que llamaban ‘el Negro’ y se había escapado de sus captores, que le habían dado una paliza, y que esa tarde del día 23 se sintió mal y por eso llamaron a emergencias.

A estos policías les llamó la atención la inexactitud de las declaraciones de los dos acusados, su nerviosismo, y que el fallecido, al que hallaron tumbado boca abajo en el suelo de la cocina, tuviera marcas de mordazas en los pies y las muñecas, además de la hora en la que situaban su muerte, por no coincidir con la rigidez que mostraba el cadáver.

Un agente de la Policía Científica que se encargó de la inspección ocular tomó fotografías de las manos del acusado, tras advertir que tenía escoraciones en los nudillos, lo que el procesado achacó a que era boxeador, según ha indicado al tribunal.

Otro policía del Grupo de Homicidios ha descrito la suciedad y el mal estado del piso, en el que no había ni electricidad ni agua, y ha dicho que, salvo la habitación en la que dormía la pareja, la vivienda “estaba completamente destrozada”, así como que en ella se hallaron utensilios para cocinar droga.

Este agente ha señalado que la víctima, por lo menos, llevaba muerto desde esa mañana, y que el cuerpo presentaba golpes, que el acusado le dijo que se debían a que “intentó reanimarlo y lo zarandeó”.

La vista continuará este miércoles con la declaración de un testigo de la defensa, al que se ha ordenado que comparezca por voluntad o a la fuerza, al no haberse presentado este martes, y la práctica de la prueba pericial. EFE