La Consejería de Patrimonio Histórico del Cabildo de Fuerteventura ha incoado el procedimiento para declarar las apañadas de ganado de costa de la isla como Bien de Interés Cultural inmaterial, con el objetivo de contribuir a la preservación y protección de esta tradición milenaria. EFE/ Carlos De Saá

El Cabildo de Fuerteventura inicia el procedimiento para declarar las apañadas como BIC

 Puerto del Rosario (Fuerteventura) (EFE).- La Consejería de Patrimonio Histórico del Cabildo de Fuerteventura ha incoado este jueves el procedimiento para declarar las apañadas de ganado de costa de la isla como Bien de Interés Cultural inmaterial.

Desde el Cabildo majorero apuntan, en un comunicado, que el objetivo es contribuir a la preservación y protección de una tradición milenaria que pasaría a ser considerada BIC dentro de la categoría de “conocimientos y usos relacionados con la naturaleza, el cielo y el mar”.

El presidente del Cabildo majorero, Sergio Lloret, ha destacado “importancia histórica, patrimonial y cultural” que esta tradición ganadera tiene para Fuerteventura, “merecedora de reconocimiento y protección”.

Según el consejero de Patrimonio Histórico, Rayco León, las apañadas constituyen un elemento etnográfico e identificativo con gran valor para la cultura majorera, por lo que considera “necesario articular estrategias que permitan proteger esta tradición y transmitirla a las futuras generaciones”.

“Su declaración como BIC servirá para dar a esta representación el impulso y el reconocimiento que se merece, además de recibir mayor protección”, ha añadido.

Desde el punto de vista socioeconómico, esta actividad constituyó un medio esencial para el sustento de los antiguos pobladores de la isla, proveyendo alimento, pieles y derivados que fueron utilizados para el intercambio de productos.

Las apañadas constituyen una tradición ancestral, heredada de los aborígenes, cuya práctica consiste en reunir el ganado de costa diseminado por valles y montañas para reunirlos en corrales con muros altos de piedra seca que reciben el nombre de gambuesa y que se reparten por todo el territorio insular.

Una vez en la gambuesa, los pastores separan las cabras paridas y las crías, las cabras de ordeño y todas aquellas cuyos dueños quieran retirar de la costa por diferentes motivos.  Otras de las tareas realizadas en la gambuesa es la de “ahijar”, lo cual consisten en observar qué cría pertenece a cada cabra y por tanto a qué ganadero para ser marcada posteriormente.

La actividad de las apañadas genera a su alrededor una serie de normas, costumbres y creencias que han permitido el desarrollo de la actividad desde tiempos históricos.

Además de las mencionadas gambuesas, entre estos elementos se incluye la figura del comisionado de costa, que representa la máxima autoridad de las zonas destinadas al ganado de costa.

El comisionado de costa organiza las apañadas, convocando a los pastores antes del amanecer para que se sitúen en los puntos convenientes para comenzar esta práctica, que suelen ser cabeceras de barrancos y montañas que delimitan la costa que se va a apañar.

Una vez iniciada la apañada, los pastores van cerrando el cerco entre gritos, silbos o con perros, y las cabras se van concentrando hasta introducirse en la gambuesa.

También destacan como elementos etnográficos las marcas de ganado, que se transmiten de generación en generación. Hacia mediados del siglo XVIII se contabilizaron 208 marcas diferentes en Fuerteventura, únicamente en el llamado término de Guise, ya que no existen referencias a las marcas emplEadas en el área de Ayose.

Tradicionalmente, el marcaje consistía en una serie de cortes en orejas y cara del animal, siendo sustituido en la actualidad por otros sistemas y dispositivos.

La marca de cada ganadero es única para toda la isla, quedando documentada y registrada en cada ayuntamiento a través de un libro de registros que da fe de la propiedad de esta, denominado libro de marcas.

De entre los elementos materiales utilizados por el pastor en las apañadas es el palo o garrote, también conocido como ‘lata’, el cual permite sortear los terrenos más abruptos facilitando con ello el descenso. EFE