Los arqueólogos que excavan el yacimiento romano del islote de Lobos, en la costa norte de Fuerteventura, informaron este jueves sobre los últimos resultados de sus trabajos. EFE/ Carlos de Saá

Un basurero de 2.000 años revela cómo era vida diaria en los límites del Imperio Romano

Eloy Vera

Islote de Lobos (Fuerteventura), 1 dic (EFE).- Las excavaciones en un vertedero de al menos 2.000 años de antigüedad están permitiendo reconstruir en el Islote de Lobos (Fuerteventura) la vida cotidiana en los límites del Imperio Romano, saber qué comían y qué cerámicas usaban los trabajadores del taller de púrpura que albergó ese enclave entre los siglos I antes de Cristo y I de la era actual.

Los arqueólogos han regresado estos días a Lobos para seguir rescatando restos del taller de púrpura después de que hace diez años unos turistas encontraran en la arena trozos de cerámica de una vasija que, tras estudiarla, se identificó con cerámica romana.

Tras el hallazgo llegaron las campañas de excavación -hasta el momento se han realizado siete-, el trabajo en laboratorios y lecturas bibliográficas hasta poder llegar a la firmeza de que Lobos debió formar parte del circuito de talleres de extracción de púrpura bajo dominio romano.

En un primer momento, se excavó el emplazamiento Lobos 1, aunque luego fueron apareciendo restos por el islote hasta identificar tres espacios más con material arqueológico, los conocidos como Lobos 2, Lobos 3 y Lobos 4.

La catedrática de Arqueología de La Universidad de Laguna Carmina del Arco lleva al frente de las excavaciones desde sus inicios. Diez años después de empezar los trabajos, no duda en asegurar que “Lobos es un privilegio” y, a la vez, un yacimiento “exótico” para las culturas canarias.

Una arqueóloga trabaja en un ánfora del yacimiento de Lobos. EFE/Carlos de Saá

Un yacimiento exótico en Canarias, solo romano

“Es solamente romano, sin material relacionado con culturas indígenas canarias”, ha asegurado a la prensa que este jueves se ha acercado hasta el islote e “indica los intereses económicos que hubo por explotar los recursos de los territorios de Canarias desde época muy antigua”.

Durante esta campaña, los trabajos se han centrado en un “vertedero”, un espacio que para cualquier arqueólogo aporta infinidad de información y que, en el caso de Lobos, está permitiendo reconstruir cómo era la vida cotidiana en el yacimiento: qué comían, qué cerámica usaban o qué animales vivían en la zona.

Del Arco ha explicado que durante estas semanas se ha estado excavando un área de vertido que “revela todos los episodios de la vida cotidiana y donde hay restos de la vajilla, instrumental, los detritus de alimentación, restos de materiales anfóricos y piezas metálicas como anzuelos que ya nos hablan de artefactos de pesca”.

En estas dos semanas, se han excavado 18 metros cuadrados. En ellos ha aparecido un conchero, una zona de vertidos y un lugar de procesado de púrpura con restos de combustión y manchas de color púrpura. También ha aparecido un hueso de mamífero que futuras investigaciones intentarán aclarar si es de foca monje o de cualquier otro animal marino.

Conexiones con el sur de Hispania

Durante las diferentes campañas han ido apareciendo restos de pescado y moluscos como lapas, también huesos de ovicápridos y multitud de cerámica de tipología romana que, por sus características, es de la época tardorrepublicana y alto imperial procedentes de talleres del Bajo Guadalquivir, aunque también hay restos de cerámica itálica.

Lobos cuenta ya con la primera tesis doctoral sobre el yacimiento. Su responsable es Ramón Cebrián, quien ha reconstruido la cadena operativa de los trabajadores de la púrpura en el taller del islote, los conocidos como “murileguli”.

Hasta la fecha, se han rescatado 184.507 ejemplares de “Muricidae”, lo que significa una capacidad de tintado de 26 kilos de lana, con la que se podrían adornar cientos de togas o mantos, según cálculos de investigador.

Los trabajadores de Lobos debieron realizar, según Cebrián, una labor temporera, posiblemente se desplazaban entre noviembre y abril coincidiendo con el principio de otoño y hasta el final de primavera, para trabajar en el taller.

Lobos 1 cuenta con seis estructuras habitacionales, además de otra estructura de tendencia cuadrangular con restos de tejas y de combustión. También han aparecido, hasta el momento, seis concheros de los que solo se han excavado dos íntegramente.

El conservador del Museo Arqueológico de Fuerteventura y codirector de la excavación, Isidoro Hernández, ha explicado que el objetivo de esta campaña es ampliar el yacimiento Lobos 1 hacia la parte suroeste donde “han seguido apareciendo materiales arqueológicos”.

“El yacimiento de Lobos es uno de los más significativos de la arqueología de Fuerteventura”, ha asegurado Hernández antes de empezar a enumerar los motivos.

Trabajos en el yacimiento romano del Islote de Lobos. EFE/Carlos de Saá

En los límites del Imperio en el Atlántico

Entre ellos porque, según este historiador, “el registro es enorme y valiosísimo en cuanto a la información que nos puede dar sobre las poblaciones romanizadas que estuvieron trabajando en el yacimiento”.

También Lobos es importante por la datación, una cronología que lo convierte en el más antiguo de Fuerteventura y también porque es el yacimiento “situado más al sur del Atlántico, en el Limes Imperial donde las poblaciones romanizadas llegaron, posiblemente, de Cádiz, antiguo Gades, y el Bajo Guadalquivir y empezaron a explotar el púrpura”, ha apuntado.

Carmina del Arco no ha ocultado que uno de los retos de Lobos es poder musealizar el lugar; crear un parque arqueológico donde se siguieran desarrollando actividades de investigación.

La búsqueda de la huella romana se ha desplazado también a algunos enclaves de Fuerteventura, isla en la que los arqueólogos han realizado prospecciones que han permitido localizar una zona con vestigios relacionados con muricidos, que esperan una fase siguiente para ver si se confirman como espacios de trabajo de extracción de purpura. A simple vista “sí se parecen”, sostiene Del Arco.

Hasta Lobos se han desplazado este jueves el presidente del Cabildo majorero, Sergio Lloret, y su consejero de Cultura Rayco León. Lloret ha asegurado que el nuevo Plan de Uso y Gestión de Lobos permite “garantizar la preservación de este espacio, tan importante dentro de nuestra historia”.

Desde que se iniciaron los trabajos arqueológicos en 2012, Fuerteventura ha contado con el apoyo del Cabildo de Tenerife. Su consejera de Patrimonio Histórico, Concepción Rivero, también de visita en Lobos, no duda en asegurar que “este yacimiento cambia la relación de Canarias con el mundo romano”.

Una vez las piezas salen del islote, viajan hasta el Museo de la Naturaleza y Arqueología de Tenerife donde se analizan con la intención de seguir aclarando las incógnitas de Lobos.

La arqueóloga y coordinadora del museo de Tenerife, Mercedes del Arco, ha explicado que “con todo el material, desde la cerámica a los sedimentos, queremos reconstruir lo que pasó en este lugar”.

Un equipo interdisciplinar se encarga de analizar las pastas de las cerámicas en busca de su procedencia, y qué contenían; los restos de malacofauna o los carbones que han recogido del suelo para intentar saber qué leña usaban para hacer los fuegos. EFE