Vista de las postales del Monasterio de Santo Toribio, la Puerta del Perdón y el lignum crucis y que forman parte de la exposición "Ventanas del Camino Lebaniego", la experiencia del camino de una peregrina por Cantabria, en la que la artista Lucía Moure (Santander, 1993) cuenta el trayecto a través de postales. EFE/Pablo Ayerbe

Un diario visual a través de las “ventanas” del Camino Lebaniego

Santander (EFE).- La experiencia del camino de una peregrina por Cantabria se plasma en la exposición “Ventanas del Camino Lebaniego”, en la que la artista Lucía Moure (Santander, 1993) cuenta el trayecto a través de postales.

La Puerta del Perdón, las calles de Potes o unas pequeñas salamandras componen esta muestra de acuarelas, que se expone desde esta semana en el Centro Cultural Doctor Madrazo de Santander, y coincide con la celebración del Año Jubilar.

En una visita al espacio expositivo, Moure explica que fue dibujando esas postales a lo largo de las cuatro veces que, desde 2017, ha recorrido esta senda de 72 kilómetros que une el municipio de San Vicente de la Barquera con el Monasterio de Santo Toribio (Camaleño), en el corazón de los Picos de Europa.

“Era un modo de llevarme un recuerdo de donde iba”, incide la artista, quien pone en valor el tiempo (entre 30 minutos y una hora) que le lleva pintar una de estas postales, en comparación con una foto instantánea y con la que, a su juicio, no se recuerda tan bien “el momento”.

De este modo, Moure iba retratando, a medida que iba haciendo el camino, “lo que más” le llamaba la atención, usando para ello colores saturados o llamativos y sin pintar el cielo, para que “no robe protagonismo” a las imágenes.

No se puede poner precio

Un trabajo que no está a la venta aunque le hayan llegado ofertas, ya que la artista cuenta con una norma, y es no desprenderse de sus dibujos originales. “No le podría poner precio”, insiste.

“Al final, el tema de las postales era algo para mí, un recuerdo propio”, dice.

Según la comisaria de la exposición, Elisa Andueza, lo que se busca es reflejar “desde lo más importante”, como el Monasterio de Santo Toribio, hasta “aquello que puedes descubrir sólo si haces el Camino”, como el cocido lebaniego.

Así, el recorrido, que se dibuja a través de las tres etapas que componen el Camino Lebaniego, se plantea como un “diario visual”, apunta la comisaria, “en el que los recuerdos de cada zona se presentan en el espacio”.

De este modo, se buscó dar a la muestra una “visión menos informativa” del recorrido que, por el contrario, se vuelve “más visual” a través del trabajo de Moure como “ilustradora de recuerdos”. “Enseñar el camino de una manera diferente”, resume Andueza.