De bibliotecaria en Alemania a cuidadora de alpacas en Cantabria

Miguel Ramos

Laredo (EFE).- Tina Kirchhoff y Verena Christmann son una pareja de amigas de origen alemán que tienen una granja de alpacas en Laredo (Cantabria) para comercializar la lana y confeccionar abrigadas prendas para el invierno.

Tras descubrir por primera vez en un viaje a Nueva Zelanda a estos domésticos mamíferos de ascendencia americana, Tina, trotamundos y de profesión bibliotecaria, quedó seducida por su simpatía y se propuso criarlos pese a carecer de experiencia previa.

“Todo ha ido muy deprisa”, explica Tina en una entrevista a EFE, porque en poco tiempo se pusieron manos a la obra con el proyecto de “Alpacas de la Vida” y consiguieron un terreno donde, a día de hoy, conviven 23 ejemplares.

Ellas se encargan de alimentar y asistir durante todo el año a los animales y, en primavera, esquilan y limpian pacientemente a mano las fibras de pelo.

“Dividimos la lana por el tipo de calidad. La mejor, la mandamos a una especialista que lava, peina y nos la devuelve ya lista para tejer”, relata Tina.

EFE/Miguel Ramos

El mundo de la alpaca, más maduro en otros países

Todo ello fuera de España, porque sostienen que en otros países europeos, como Alemania, el mundo de la alpaca se encuentra más maduro. De hecho, allí compraron las primeras cabezas debido a la “variedad” de ejemplares.

“En Perú puedes encontrar alpacas por 600 dólares la unidad, pero aquí los precios son mayores dependiendo de la calidad de la lana”, apunta Tina.

La granja se ha convertido en lugar de peregrinaje para gente de todas las edades, no solo de Cantabria, sino también de Madrid, Barcelona o países europeos, atraída por la curiosidad.

Ahora, el objetivo de Tina y Verena pasa por contar con los permisos burocráticos necesarios para fusionar de nuevo la tienda junto a granja y que, de esta manera, el visitante “compruebe allí el resultado de todo el proceso” que da lugar a los productos.

También porfían para adecuar una nave sobre el terreno que sirva de salvaguarda a los animales en temporadas de meteorología adversa.

No ocultan su ilusión sobre el resultado de un proyecto en el que se embarcaron hace casi tres años y que, a pesar del sacrificio personal, esperan proseguir simplemente por su cariño a las alpacas.

EFE/Miguel Ramos