El poder del arte en manos de jóvenes creadoras

Miguel Ramos.
Colindres (EFE).- Una antigua sucursal bancaria de la localidad cántabra de Colindres se ha convertido en el espacio expositivo de ocho artistas, de entre 28 y 37 años, que se han unido para sumar fuerzas y reivindicar una ventana de difusión con la que ganarse la vida a través del poder de sus obras.

El objetivo de este colectivo denominado Kora -nombre mitológico sobre el origen del dibujo- es constituir una red de contactos entre artistas de Cantabria para “apoyarse entre todos, tanto a nivel individual como colectivo” y así compartir creaciones, vivencias y proyectos.

La impulsora de la iniciativa, Olga Santisteban, cuenta a EFE que si ya de por sí es “complicado” sobrevivir en este sector, siendo mujer “más aún” pese a que en España el porcentaje de tituladas en carreras artísticas sea “muy superior” al de los hombres.

Tras estudiar Bellas Artes y trabajar una temporada fuera de casa, Olga regresó a Cantabria echando de menos ese “ambiente artístico” que emana de focos académicos y culturales, por lo que se le ocurrió contactar con compañeras que se encontraban en una situación similar y con las mismas inquietudes.

Artistas y amigas

“Yo conocía a todas pero el resto entre sí no, y ahora somos un grupo de amigas que hemos establecido sinergias cada una en su disciplina. Nuestra intención es crecer como un colectivo abierto a nuevos integrantes”, explica.

Entre ellas convergen las pinturas sensuales al óleo, retratos femeninos y de elementos fantásticos, ilustraciones a tinta de tipo anime, esculturas minimalistas, orfebrería de collares y pendientes, diseño y plasmación de tatuajes o creación de mobiliario y objetos de decoración sostenible e, incluso, hay una librera especializada en Arte y Humanidades.

“La mayoría contamos con otro trabajo y las horas libres que tenemos las complementamos con esto, si bien el sueño de todas es vivir exclusivamente del arte, que es para lo que nos hemos estado formando durante años”, admite Olga, que busca con sus propuestas pictóricas navegar por las emociones a través del mapa del cuerpo humano, sobre todo, de la mujer.

Colectivo multidisciplinar

A Kora también pertenece Beatriz Villalón que, tras titularse en diseño industrial y en proyectos y obras de decoración e interiorismo, quiere sacar adelante su propia marca de mobiliario al mismo tiempo que se dedica a su fabricación.

Para ello, trabaja principalmente con madera procedente de bosques sostenibles y utiliza retales para producir elementos decorativos en su camino hacia el “residuo cero”.

Beatriz promueve, además, el diseño íntegro de espacios y experiencias para reivindicar la importancia de la inclusión de elementos naturales en el hogar, como “algo imprescindible para mejorar nuestro ánimo, energía y hacernos sentir mejor”.

A Sonia Cimadevilla, artista del tatuaje, lo que le resulta más interesante del proyecto Kora es la idea de “poder crear un espacio más”, en el que se les brinde la oportunidad de exponer sus propuestas.

Le ha sorprendido esa sensación de “equipo, colectivo, unión y colaboración” y defiende fervientemente que “la gente demanda cultura” resida en un pueblo o en una ciudad, ya que busca y se interesa por observar “cosas distintas”.

También conforman el equipo Ángela Soler (diseñadora de joyas en metacrilato), Claudia San Emeterio (artista digital), Sheila Vega (retratista), Sara Rodríguez (dibujo y grabado) y Sara San Miguel (librera).

Estos días exponen, hasta el 5 de enero, en Colindres, un segundo acto con sus creaciones artísticas, aunque ahora trabajan en dar un paso más con la cristalización de algún tipo de obra o experiencia conjunta en la que cada una aporte su propia visión.