TOLEDO.- Sandra arrulla a su hijo Juan. Los arrullos, las nanas y las retahílas que se le dicen al bebé en todas las culturas, incluso antes de nacer. EFE/ Ismael Herrero

La poesía es el principio del lenguaje: las nanas nos acompañan toda la vida

Lidia Yanel
Toledo (EFE).- Los arrullos, las nanas y las retahílas que se le dicen al bebé en todas las culturas, incluso antes de nacer, son la manera de iniciarse en el mundo, de descubrir, imaginar y crear lo que lo rodea, y no solo permanecen en la infancia sino que forman parte de la vida hasta el final: venimos al mundo envueltos en palabras y la poesía es el principio del lenguaje.

Con motivo del Día Mundial de la Poesía, que se celebra cada 21 de marzo desde que la Unesco lo instituyó en 1999, la Agencia EFE ha conversado con dos reconocidas autoras de literatura infantil, Estrella Ortiz (Guadalajara, 1959) y Sagrario Pinto (Talavera de la Reina, 1957), sobre la primera literatura que llega al bebé al nacer y los libros para los más pequeños.

“No suele haber libros para bebés que no tengan rima porque realmente lo que hacemos es prolongar los recursos de la tradición. El hecho de que sea rimado produce un repique rítmico, una sonoridad, que atrae. La poesía no es algo para adultos; al contrario, es el principio del lenguaje”, resalta Ortiz, quien explica que la conexión con el recién nacido va más allá del significado de las palabras que se utilizan.

“Cuando se habla a un bebé no te entiende, pero te atiende. Es fundamental el vínculo que se establece cuando esa persona que lo quiere le habla. No es solo hablar al bebé sino que también influye la entonación, esas palabras más melódicas, más lentas”, afirma.

En este punto, Estrella Ortiz rescata una frase de la bibliotecaria Blanca Calvo que hace suya por completo: “a leer aprendemos por las orejas”.

GUADALAJARA- La escritora y cuentacuentos española Estrella Ortiz posa durante un encuentro con EFE en Guadalajara en vísperas del Día Mundial de la Poesía. EFE/ Nacho Izquierdo

“Cuando prácticamente se pierde todo, queda aquello que recibimos de pequeños”

Está científicamente comprobado que leer en voz alta tiene muchos beneficios sobre la inteligencia, la felicidad, la salud, la comunicación e incluso el éxito en la vida, como sostiene la escritora y ensayista estadounidense Meghan Cox en su libro ‘La magia de leer en voz alta’.

“Esa cadencia que tiene la literatura, sobre todo la poesía, a los humanos, de alguna manera, nos coloca el cerebro”, afirma Estrella Ortiza que, entre otras muchas obras, es autora de ‘El Libro de los arrullos’ que en 2007 el Gobierno de Castilla-La Mancha regaló a todos los recién nacidos de la región, en 2021 reeditó el Ayuntamiento de El Paso para regalar a todos los bebés de la isla de La Palma, y acaba de ser (de nuevo) reeditado por el Ayuntamiento de Guadalajara.

También cita Ortiz al neurocientífico Oliver Sark quien en su libro ‘Musicofilia’ argumentó que cuando las personas prácticamente lo han perdido todo, ya sea por motivos de vejez extrema, accidente o enfermedad, lo que queda en ellas son esas primeras muestras de folclore que recibieron cuando eran muy pequeño.

“Esto me emociona mucho y me impulsa a seguir animando a los padres y madres de ahora para que hagan esa pequeña casa de palabras a sus hijos, una casa que la van a poder habitar durante toda la vida. Me parece algo muy bello”, incide la autora.

“Con las palabras comenzamos a descubrir, imaginar y crear”

Sagrario Pinto, por su parte, defiende que la poesía “forma parte de nuestra vida desde mucho antes de nacer” porque ya en el vientre de la madre “el ritmo acompasado de los latidos del corazón preparan al bebé para poder disfrutar con la musicalidad rítmica de las nanas”.

Y subraya que “venimos al mundo envueltos en palabras” y con las palabras “comenzamos a reconocer el mundo, a descubrir, imaginar y crear todo cuanto nos rodea”.

Pinto asegura que “la capacidad de sorpresa al descubrir una nueva palabra y el posterior recuerdo de esa palabra sirve para desarrollar la memoria, que es, pese a la mala fama que a veces se le ha echado encima, el corazón del aprendizaje”, y el hilo de esta reflexión agrega que “la vieja práctica educativa de aprenderse de memoria poemas, tratar de entenderlos y ser capaces de recitarlos ante los demás debería seguir estando presentes en las aulas”.

Esta autora, que además de poesía, novela y obras de teatro para niños ha publicado materiales escolares para Infantil y Primaria, cree que la poesía cumpla otra importante función, la de “hacernos conscientes de la importancia del lenguaje, del poder que tienen las palabras en nuestra vida y cómo debemos aprender a usarlas”, ya que “además de ser la forma más eficaz de comunicación con los otros, son la mejor herramienta para conocernos a nosotros mismos”.

Al respecto, apunta que la poesía “ayuda a desarrollar una especie de voz interior cuya formación es decisiva en los procesos de madurez personal, en la conquista de la propia autonomía de pensamiento y, en definitiva, en la búsqueda de un sentido no manipulado de libertad”.

TOLEDO.- Sandra con su hijo Juan. Las nanas son la manera de iniciarse en el mundo, de descubrir, imaginar y crear lo que lo rodea, y no solo permanecen en la infancia sino que forman parte de la vida hasta el final: venimos al mundo envueltos en palabras y la poesía es el principio del lenguaje. EFE/ Ismael Herrero

Nanas de grandes autores: García Lorca, 1928

Las nanas son una manifestación literaria -para Estrella Ortiz “un pequeño género literario”- que han utilizado grandes autores como Federico García Lorca, Miguel Hernández, Gloria Fuertes, Gabriela Mistral o Goytisolo, entre otros.

El 13 de diciembre de 1928, por la tarde, García Lorca leyó en la Residencia de Estudiantes una conferencia sobre las canciones de cuna españolas, que volvió a ofrecer después en Nueva York y en La Habana.

Lorca subrayó en aquel texto que la melancolía impregna muchas de las letras de las canciones de cuna de España, al contrario de lo que ocurre en otros países europeos.

Precisamente, el escritor tituló aquella charla “Añada, nana, arrolo, vou veri vou” en alusión a cómo se llama a las nanas en diferentes lugares del país: añada en asturiano, arrolo en gallego, vou veri vou en Baleares. EFE