Picasso contó con unas herramientas personales, unos valores, que supo utilizar según las circunstancias de su larga vida, y de todos ellos nunca abandonó el cambio y la flexibilidad, ha explicado a EFE la historiadora del Arte, restauradora y reconocida experta en peritaje de obras de arte Ana Monereo en una entrevista con Efe. EFE/Ismael Herrero

Cambio y flexibilidad, los rasgos que nunca abandonó Picasso en su larga vida

Toledo (EFE).- Picasso no solo fue un artista completo porque participó en todas las artes (pintura, escultura, cerámica, grabado) sino que es un genio del siglo XX que revolucionó el arte, y para ello contó con unas herramientas personales, unos valores, que usó según los momentos y circunstancias de su larga vida, dos de los cuales no abandonó nunca: cambio y flexibilidad.

La historiadora del Arte y restauradora Ana Monereo ha trabajado para museos y entidades como el Museo del Prado, Patrimonio Nacional o la Fundación Banco Santander, entre otros muchos, y es una reconocida experta internacional en peritaje de obras de arte.

A lo largo de su trayectoria, Monereo ha ido investigando y reconociendo los rasgos de Picasso, esas herramientas de su persona de las que fue echando mano según las circunstancias, y ha concluido que su necesidad de cambio y la flexibilidad es su característica constante, según ha explicado a EFE en el Museo de Santa Cruz de Toledo, donde ha ofrecido una conferencia con motivo de la exposición temporal sobre Picasso abierta hasta el 21 de mayo.

Picasso tenía “todas las cartas de la baraja, una baraja de valores como la curiosidad, el cambio, las ganas de aprender, la flexibilidad, la emoción, la adaptación, el riesgo, la audacia, la curiosidad, el esfuerzo,… unas herramientas que fue utilizando oportunamente para convertirse en el genio del siglo XX”, subraya.

Y de entre todas esas “cartas” hay dos que siempre mantuvo, hasta el final: su capacidad de cambio y la flexibilidad.

“En un momento dado, a través de bucear en su obra y seguir sus pasos, vi que la necesidad de cambio me la podía enseñar Picasso a mí misma, para mi vida”, ha explicado Monereo tras su investigación de los valores con los que Picasso se movió en la vida.

Difícil nacimiento y primera palabra

La vida no siempre fue fácil para el pintor malagueño e incluso su nacimiento fue complicado, hasta el punto de que la comadrona lo dio por muerto, lo dejó sobre una mesa para atender a su madre y el recién nacido solo rompió a llorar cuando su tío Salvador, médico, le lanzó una bocanada de humo de su cigarro.

Su primera palabra no fue mamá o papá sino ‘piz’, de lápiz, que era lo que pedía constantemente para dibujar, y a los 4 años dibujaba con una perfección asombrosa pero él quería dibujar como el resto de niños y se pasó toda su vida persiguiendo ese empeño: llegar a pintar como un niño.

“Me llevó cuatro años pintar como Rafael, pero me llevó toda una vida llegar a pintar como un niño”, confiesa Picasso. A los 90 años consiguió “sacar esa ingenuidad, esa genialidad del niño, consigue llegar a ella, liberarse de todo y llegar a ese niño que no fue”, resalta Ana Monereo, quien apunta que en ese momento final “sus obras se quedan en trazos, que es la genialidad que busca”.

Picasso superó la falta de dinero, la muerte de su mejor amigo, que le sumergió durante dos años en un duelo terrible de tristeza, soledad y ausencia de vida (su etapa azul), la traición y los intentos de apropiarse de sus investigaciones, pero siempre mantuvo su necesidad de cambio y su flexibilidad y adaptación.

“El arte es mentira”

Al mismo tiempo que Einstein afirmaba “nada sucede hasta que algo se mueve” (1905) y Ramón y Cajal exclamaba “varío, luego existo” (1906) Picasso proclamaba “el arte es mentira” y empezaba a romper con todo lo establecido, desestructurando las figuras e iniciando el cubismo.

“Es uno de los momentos claves no solo en Picasso sino en la historia del Arte, que revolucionó para siempre la manera de interpretar y transmitir las emociones”, destaca la experta, quien incide en que Picasso cambia y rompe pero siempre confía en sí mismo.

Ana Monereo pone el símil de un químico en su laboratorio, que investiga y utiliza multitud de probetas, y subraya que así trabaja Picasso, con la diferencia de que sus obras son el proceso mismo de esa investigación, no el proyecto final sino todo el camino recorrido. Porque él siempre está investigando, “es el gran investigador, no hay final”.

“Picasso es un artista completo, pintor, escultor, ceramista escenógrafo, figurinista, grabador, participa de todas las artes no solo en cantidad sino en calidad, es un artista universal. Y todo esto lo hace considerarlo como lo tenemos, el gran genio de siglo XX”, ha señalado.

Pero, por encima de todo, estuvo “dispuesto a romper con todo”, que es lo que lo convierte en “un genio”, añade. EFE