Varias personas participan en el encierro urbano del Carnaval del Toro 2023 de Ciudad Rodrigo (Salamanca). EFE/JM García

Ciudad Rodrigo (Salamanca) vibra con un Carnaval del Toro para todas las edades

Justino Sanchón | Ciudad Rodrigo (Salamanca)| (EFE).- Gente disfrazada por cualquier calle que desemboque en la plaza mayor de Ciudad Rodrigo, miles de personas abarrotando cualquier zona del centro, cientos de jóvenes, de menores, de mayores… es el inicio del Carnaval del Toro, una fiesta de Interés Turístico Nacional.


Desde cualquier lugar de España, de Portugal, de Francia o de China, la zona por donde ha discurrido el primer encierro y el denominado Toro del Antruejo, en el que se suelta un toro, en esta ocasión ‘Romino’, de la ganadería Hermanos Sánchez Herrero, de El Bodón, se ha llenado de un público ávido de diversión, de disfrute, de convertir este primer día de Carnaval en un momento de desahogo.


A las 11 de la mañana, la zona de Los Praos estaba llena de mirobrigenses, de foráneos, para disfrutar de ‘Romino’, que salió desde los corrales de San Pelayo con fuerza pero tras caerse en dos ocasiones perdió el brío aunque intentó ser movido por jóvenes y mayores, sin demasiado éxito.

Corredores y maletillas de diversos países


Allí, en Los Praos, se daban cita corredores de Ciudad Rodrigo, de otros puntos de España o de Portugal, o jóvenes novilleros con deseos de encontrar un momento de gloria, como el caso de Ignacio Lozano, un joven vitalista de Mestanza (Ciudad Real), que ha llegado a la ciudad mirobrigense viajando en su “ranchera” en la que ha dormido esta noche -enseña con orgullo la foto-.


Lozano, con su muleta debajo del brazo, recuerda a quien le quiere escuchar que ha estado en México, donde ha lidiado varias novilladas y otras en España, con un único objetivo: “buscar una oportunidad que me permita demostrar que soy un torero, que sirvo para esto, pero teniendo claro que soy libre”.


El joven saluda a unos y a otros, no es la primera vez que está en Ciudad Rodrigo, y poco tiempo después de que ‘Romino’ recorre Los Praos, allí se pone Ignacio Lozano, delante del toro, al que le consigue dar varios pases con su muleta, y se muestra colaborativo con los mozos que corren detrás, o delante, del animal.


Mientras, miles de personas de todas las edades observan de manera ávida este primer gran acto de los Carnavales de 2023, como una señora con una edad cercana a los 65 años, subida a la talanquera, que muestra su sabiduría taurina quejándose de que “al toro no le den aire los mozos” que lo dejan “asfixiado”.

Miles de personas se acercan estos días a ciudad Rodrigo


Es el Sábado de Carnaval, el día en el que quizá se ve más gente en las calles de Ciudad Rodrigo, en el que cada minuto que pasa desde las 11 de la mañana se pueden observar cómo llegan cientos de autobuses de diferentes puntos de España, llenos de jóvenes disfrazados, cargados de bolsas de supermercados con comida y bebida, a los que dejan a la entrada de la localidad mirobrigense. El centro está totalmente lleno de personas mientras siguen llegando autobuses.

Y, de pronto, todo se para porque se va a celebrar el primer encierro de este Carnaval, con toros de la ganadería de Los Bayones, que en la zona del Registro, como siempre, ha vivido momentos de tensión al quedarse uno de los toros rezagado.


Al final de este encierro se han registrado dos heridos, uno de ellos por asta de toro y otro con un fuerte golpe en la cabeza, que ha sido atendido en un primer momento en la enfermería de la plaza de toros.


La cogida se ha producido en la avenida Conde de Foxá, cuando uno de los astados se ha llevado por delante a dos hombres. A uno de ellos el toro le ha corneado en la pierna y el glúteo, y al otro le ha causado un fuerte golpe en la cabeza.


Este primer encierro se ha corrido con tres toros de Los Bayones y otros dos de la ganadería de José Cruz, que se lidiaron en la capea nocturna de anoche, y, tras comenzar en los toriles de la calle Duero, han enfilado en el Registro donde se ha vuelto a romper la carrera de los astados.


Las calles de Ciudad Rodrigo han sido un verdadero hervidero de diversión, donde a las diez de la mañana todavía se podía oír la música discotequera que provenía de un bar lleno de jóvenes que todavía seguían el ritmo fiestero de la noche.


Idas y venidas de amigos, de familias, de niños, de mayores, de medianas edades. Así es el Carnaval de Ciudad Rodrigo, un lugar que, como decía Juan, un navarro de 45 años, “debe conocerse por lo menos una vez en la vida”, y él ya lleva dos ediciones seguidas disfrutando de estos días. EFE