magen de la habitación donde residió Antonio Machado durante su estancia en Segovia durante un homenaje al poeta. EFE/ Pablo Martín

Homenaje a Machado en la casa de Segovia donde el poeta multiplicó su voz



Laura López | Segovia (EFE).- Este miércoles se cumplen 84 años del fallecimiento de Antonio Machado en Coillure (Francia), pero su mensaje sobre la importancia de la poesía, el compromiso con la cultura y el cultivo del pensamiento crítico sigue vivo en la ciudad de Segovia, donde el poeta vivió entre 1919 y 1932.


Fue en esta ciudad, que hoy honra su memoria en su Casa-Museo con flores y cánticos y recitales de sus poemas, donde Antonio Machado empezó a “multiplicar sus voces” a través de sus poetas apócrifos, que le permitieron “experimentar” estilos con los que antes no se había identificado, como el vanguardismo.

El académico de la Real Academia de Historia y Arte de San Quirce Juan Antonio del Barrio Álvarez, posa en la Casa-Museo de Antonio Machado con motivo del 84º aniversario del fallecimiento del poeta. EFE/ Pablo Martín

Una habitación: el germen de los escritores inventados

Así lo ha explicado en una entrevista con la Agencia EFE el académico de la Real Academia de Historia y Arte de San Quirce Juan Antonio del Barrio Álvarez, quien ha recordado que en la habitación que hoy tan bien se conserva nació el germen de los escritores inventados Abel Martín y Juan de Mairena.


“Es una vuelta de tuerca a querer buscar la posibilidad de multiplicar el pensamiento, de no expresar solamente una idea, sino de intentar ponerse en la mente y el corazón de otras personas y así buscar esa dialéctica de lo social y de lo personal”, ha comentado el académico.


Con este recurso narrativo, Machado ahonda en su visión de que “no hay una idea sobre las cosas” ni “una opinión cerrada” y su defensa por el “diálogo” y la “apertura mental e intelectual”, que resulta ser “lo contrario al fanatismo”, según este filólogo.

Machado en Segovia


Antonio Machado llegó a Segovia en noviembre de 1919 para ocupar la Cátedra de Francés del Instituto General y Técnico de la ciudad, después de haber pasado unos años en Baeza (Jaén) tras la muerte de su amada Leonor, en un intento por acercarse a Madrid, cuando ya era un poeta de renombre.


Dio la “tremenda casualidad” de que, una semana antes, un grupo de profesores habían fundado la Universidad Popular Segoviana, una iniciativa educativa pionera en España movida por la idea de que “la cultura no puede ser patrimonio de unos pocos, sino que tiene que ser compartida y llegar a todos los lugares de la sociedad”.


Esta idea de una Segovia que “rejuvenecía culturalmente” tras la crisis española de finales del siglo XIX, llega hasta un Machado “cada vez más preocupado” por la depresión económica pero también cultural y educativa, y se une a esta labor pedagógica altruista destinada a la clase obrera de la ciudad.


Durante los doce años que Machado vivió en su habitación de la pensión ubicada cerca de la Plaza Mayor de Segovia, por la que pagaba cinco pesetas diarias, el poeta publicó “Nuevas Canciones” en 1924 y varias obras de teatro junto a su hermano, al que visitaba semanalmente en Madrid.


Los estudiosos segovianos de la obra de Machado no pueden dejar de lamentarse por las pocas referencias a la ciudad que hace el poeta durante esta etapa: “Esta es una parte que echamos un poquito de menos”, reconoce Juan Antonio del Barrio.

El académico de la Real Academia de Historia y Arte de San Quirce Juan Antonio del Barrio Álvarez, posa en la Casa-Museo de Antonio Machado con motivo del 84º aniversario del fallecimiento del poeta. EFE/ Pablo Martín

Segovia en su corazón, no en sus versos


Machado había dejado atrás el paisajismo histórico y crítico de “Campos de Castilla” (1912) y dedica “muy pocos versos” a Segovia, algunos reservados a la poetisa madrileña Pilar de Valderrama, Guiomar, a la que conoció en la ciudad castellanoleonesa.


“Muy poquito de la Segovia paisajística pero muy en el corazón la Segovia social y la Segovia que le hizo cambiar su obra y cambiar su vida en este momento”, ha resumido Del Barrio.


Y es que Antonio Machado también vivió aquí un momento de madurez política, cuando vio en la república “el mejor sistema de Gobierno” que podía salvar a España de la decadencia cultural en la que se encontraba, y así lo defendió de cara a las elecciones legislativas de 1931.


Él mismo presidió un mitin en el que participó Ortega y Gasset, Gregorio Marañón y Ramón Pérez de Ayala en el Teatro Juan Bravo, a trescientos metros de donde él vivía, y cuando se proclamó la II República, fue el encargado de izar la bandera en el balcón del Ayuntamiento.


Aunque no quedó mucho de Segovia en la obra del poeta, en Segovia sí perduró una profunda huella del autor, sobre todo en el recuerdo de sus alumnos y discípulos, que ha hecho que su vocación pedagógica por difundir el interés por la poesía, la cultura y el pensamiento crítico perviva hasta hoy.


Un símbolo de ello es la Casa-Museo de Antonio Machado en la ciudad, que desde 1949 ha sido lugar de tertulias literarias y homenajes populares al poeta, incluido uno “muy vigilado en la dictadura” en 1959, cuando se cumplían veinte años del fallecimiento del escritor.

Homenajes anuales


Cada 22 de febrero, las puertas de esta casa se abren al público de forma gratuita para que muchos alumnos de colegios e institutos, vecinos de la ciudad y otros poetas vinculados a Segovia la visiten, hagan sus ofrendas florales y reciten los poemas del homenajeado.


Así es como a través de los profesores de escuela, artistas y estudiosos de la cultura de hoy, el hechizo machadiano llega todavía a todos los rincones de Segovia e impregna a viejos y nuevos discípulos.


Algunos tan nuevos como los niños de seis y siete años del colegio Fray Juan de la Cruz, que esta mañana han cantado en el patio de la casa del escritor, como si llamaran a su ventana para que saliera, su poema “Pegasos, lindos pegasos”, guiados y contagiados por el entusiasmo de su profesora. EFE