Conciertos del "2! Live Rock Fest" en Zamora este sábado. EFE/Mariam A. Montesinos

La música heavy, una “religión” internacional que hace de Zamora su templo

Zamora, 10 jun (EFE).- Australia, Estados Unidos, Brasil, Finlandia, Inglaterra, Alemania. En ninguno de esos países el rock duro ha muerto y, por supuesto, tampoco lo ha hecho en España, ni siquiera en una pequeña ciudad de provincias como Zamora, que durante tres días se convierte en un templo del heavy que mueve unos cuatro millones de euros con actuaciones de consagrados grupos nacionales e internacionales.


Bandas míticas como Helloween, Barón Rojo o el guitarra de los Scorpions Michael Schenker, que tienen a sus espaldas cuarenta o cincuenta años de trayectoria, demuestran en el “Z! Live Rock Fest” de Zamora que el heavy, más que música, es una religión con fieles de por vida.

Concierto con motivo del “2! Live Rock Fest” en Zamora este sábado. EFE/Mariam A. Montesinos

Al festival de Zamora también se han acercado bandas del nuevo siglo y de las antípodas como los australianos Airbourne, que el viernes por la noche vieron frustrada su concierto por la lluvia pero que están “llamados a ser los herederos de AC/DC”, asegura el organizador del evento Andrés Cid.

Trece horas de música en directo en Zamora, templo del heavy

Las trece horas diarias de música en directo programadas se han visto empañadas por aguaceros repentinos que han obligado a cancelar algunas actuaciones, lo que no ha impedido que el “Z! Live Rock” se consolide como uno de los festivales especializados en su género punteros en España.

No en vano, atrae a adeptos de toda la península con sus melenas y su particular hábito de vaqueros desgastados, cazadoras de cuero y camisetas negras de sus grupos favoritos.

Este año ha sido en el exterior del recinto ferial Ifeza donde, a modo de altares, se han instalado dos grandes escenarios de quince metros de altura que, además de miles de vatios de potencia sonora, han dejado entre 3,5 y 4 millones de euros de potencia económica en la provincia de Zamora, según la organización.

El festival congrega cada jornada a unos siete mil asistentes, el 95 % de ellos llegados de fuera, unas cifras que han mermado algo por la lluvia pero que han mantenido los alojamientos llenos y las calles de la ciudad con predominio de la estética heavy.

¿Por qué los dioses del heavy acuden a Zamora?

“Es un motor económico muy importante”, pone de relieve Andrés Cid, que también responde a la pregunta de cómo ha logrado una ciudad de menos de 60.000 habitantes traer dioses del heavy como Helloween, referente del power metal que ha vendido más de diez millones de discos, o el exguitarrista de Scorpions, grupo que suma cien millones de copias.

El secreto ha estado en creer que era posible “hacer un festival grande de verdad y no conformarse”, confiesa Cid, que admite que en las siete ediciones del evento han demostrado que “echándole ganas y esfuerzo se puede”.

La media de edad de los asistentes oscila entre los 35 y los 50 años, aunque hay también niños y jubilados porque los heavies “lo son para siempre, y generalmente los hijos también”, ya que “cuando te empieza a gustar, no solo la música, la forma de vida del rock es para siempre, lo puedes escuchar con 15 y con 70 y lo vas a pasar igual de bien”, subraya el organizador.

El sevillano enamorado del rock a los 70 años


Lo corrobora entre los asistentes al festival Pedro, un sevillano de larga barba blanca que ha llegado en moto a Zamora porque siente pasión por el rock en general, no sólo por el duro, e igual se va a un concierto rockabilly que a una rave.

“Aquí estoy, con setenta años me tengo que dar prisa porque si no esto se acaba”, declara con humor y acento andaluz, para confesar además que a él lo que le gusta es bailar y “como los de mi época Jimi Hendrix y todos esos se han muerto hay que adaptarse a lo que hay”.

Aunque este sábado la climatología es idónea para las actuaciones que se suceden de tres y media de la tarde a cuatro y media de la mañana, el jueves y el viernes el tiempo no acompañó en Zamora como templo de heavy.

Una mano negra que acalla el metal


“Se lo están currando pero parece ser que hay una mano negra encima de ellos”, comenta el salmantino Ricardo Yáñez “Balas”, que recuerda que el año pasado ya hubo que suspender algunas actuaciones, como la del grupo de su tierra Altar del Holocausto, que este viernes sí pudo tocar justo antes de que los finlandeses Insomnium se quedaran sin encender micros por culpa del aguacero.

Y tras la tormenta no hay calma. Este sábado el metal suena de nuevo en Zamora. EFE