Vista de una sala de un Servicio de Emergencias del 1-1-2. EFE/Javier Cebollada

Las intoxicaciones por monóxido alcanzan su cifra más baja en diez años en Castilla y León

León (EFE).- Noventa personas sufrieron intoxicaciones por monóxido de carbono en Castilla y León durante 2022 frente a las 98 de 2021 y a las 102 de 2020, la cifra más baja de los últimos diez años según datos del servicio Emergencias Sanitarias de Castilla y León (1-1-2) facilitados a EFE por la Consejería de Sanidad.


Los casos de los últimos años representan una tercera parte de los notificados en 2013, cuando fueron 314 los ciudadanos atendidos en el conjunto de la Comunidad por la inhalación de un gas que mata sin previo aviso.

En la imagen de archivo flores en recuerdo a fallecidos por intoxicación con monóxido de carbono. EFE/Peter


Ese año, junto a 2015 (250), 2016 (202) y 2017 (193) registró el mayor número de afectados por un gas tóxico, inodoro e incoloro que se produce por la combustión incompleta de hidrocarburos.

Muerte silenciosa


La intoxicación por monóxido de carbono, que se produce al respirarlo, puede provocar manifestaciones clínicas que oscilan desde una sintomatología inespecífica (como dolores de cabeza) hasta la muerte, ya que el cuerpo se va quedando sin oxígeno sin darse cuenta.


La hemoglobina es la molécula contenida en los glóbulos rojos que lo transporta desde los pulmones a los tejidos.


La alta toxicidad se debe a que tiene una afinidad por ella 210 veces mayor que el oxígeno, y aunque la concentración en el aire sea muy baja, un gran número de moléculas de hemoglobina captan el monóxido de carbono en lugar del oxígeno.

En la imagen de archivo un medidor de monóxido de carbono. EFE/Jesús Diges


Cuando el 40 por ciento están ocupadas por el monóxido (CO), y pese a que el 60 por ciento restante siga transportando oxígeno, la persona se aturde y es incapaz de pensar con claridad.

Peor en invierno


El equipo de profesionales de la red de Unidades Móviles de Emergencias (UMEs) de Castilla y León ve incrementadas sus actuaciones en los meses más fríos por el uso doméstico de hornos, estufas de gas, calentadores, braseros de carbón y chimeneas de leña en situaciones de funcionamiento poco óptimo o utilizados en espacios mal ventilados.


En este sentido, un total de 53 vallisoletanos sufrieron una intoxicación por monóxido de carbono en 2022 (241 en una década). A ellos se han unido 49 salmantinos (306 desde 2013), 47 zamoranos (hasta 212), 43 leoneses (370 en diez años), 42 palentinos (164), 34 abulenses (136), 19 burgaleses (166), 16 segovianos (136) y 11 sorianos (47).


El monóxido de carbono desplaza al oxígeno y se distribuye homogéneamente al ser tan denso como el aire y, en cualquier caso, si los mismos síntomas (dolor de cabeza, mareo, debilidad, náuseas, vómitos, confusión y adormecimiento) se repiten en el resto de miembros de la familia, las alarmas se deben encender antes de caer en la inconsciencia.

Recomendaciones


Los primero que hay que hacer es apagar la caldera o el foco de calor, ventilar el espacio y llamar al 1-1-2.


El tiempo de exposición mortal depende de la concentración de monóxido de carbono en el aire y si el gas alcanza el nivel de 400 partes por millón, la vida peligra a las tres horas; con una concentración de 1.600 partes por millón (es decir, 0,16 por ciento), la muerte suele sobrevenir en una hora, mientras que un nivel del uno por ciento es mortal en tan sólo un par de minutos.


El hecho de que no tenga ni olor ni color hace muy difícil su detección en el ambiente y además tampoco es irritante, lo que acentúa su peligrosidad, de ahí, los apodos de ‘gas silencioso’ y ‘muerte dulce’.


En este sentido, se aconseja instalar alarmas o detectores de CO en determinados lugares de la vivienda para identificar su presencia de inmediato.

Estadísticas


Cada año en España entre 5.000 y 10.000 personas padecen intoxicación por monóxido de carbono, lo que provoca una media de 125 muertes, según indica la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ), que incide en que la exposición prolongada, aunque sea a bajos niveles de este gas, puede tener efectos adversos, especialmente cardiovasculares y neurológicos.


No obstante, según la Separ, a pesar del daño que puede causar este tipo de intoxicación, se estima que hay un elevado porcentaje de infradiagnóstico, ya que las concentraciones bajas pero repetidas de este gas pasan inadvertidas y van aumentando los niveles de carboxihemoglobina hasta producir una intoxicación crónica. EFE