Cristina García Casado
Ciudad Rodrigo (Salamanca), (EFE).- Teatro Corsario camina hacia el medio siglo agarrada a su fórmula de teatro clásico español y títeres adultos sin moralejas, una especialización que, en palabras de su director Jesús Peña, “contribuye a la supervivencia”.
La veterana compañía vallisoletana, que en 2022 cumplió 40 años, ha incorporado esta semana otro hito en su dilatada trayectoria al abrir la 26ª edición de la Feria de Teatro de Castilla y León en Ciudad Rodrigo, una cita clave para el mercado escénico.
“Estrenar como espectáculo inaugural tiene una relevancia mediática que es muy importante en una feria, un evento que se diferencia de festivales y actuaciones en que es una situación de compra y venta en la que cada una de las profesiones en torno al hecho teatral busca cumplir sus objetivos”, explica Peña en entrevista con EFE.
Y precisa: “Los artistas vamos a vender espectáculos, los programadores a comprarlos, los distribuidores a informar, las instituciones a apoyar”.
La obra con la que Teatro Corsario se ha presentado pertenece a uno de los universos célebres de las letras españolas: Celama, metáfora de la cultura rural en extinción creada por el escritor leonés, académico de la RAE y Premio Nacional de las Letras, Luis Mateo Díez.
La dramaturgia y la dirección es de Peña, a partir de la trilogía formada por “El espíritu del páramo”, “La ruina del cielo” y “El oscurecer”, y de la adaptación teatral “Celama” que elaboraron el escritor y el director Fernando Urdiales (fundador de Teatro Corsario) y que obtuvo el Premio Rivas Cherif de la Asociación de Directores Teatrales en 2005.
“Retorno a Celama”, que ya tiene previstas otras seis fechas en Castilla y León, es “una versión esencial con respecto al original”, con 4 actores frente a los 13 de aquella representación.
“Lo hemos reducido a lo esencial, pero eso no quiere decir que la obra haya quedado perjudicada, sino lo contrario. Es más transparente, más asequible para todo tipo de público”, indica el director.
Al autor del universo Celama, Luis Mateo Díez, “le ha encantado” y “siente que sus textos están bien reflejados”. El escritor la pudo ver en un preestreno restringido antes de que se exhibiera para todo el público en Ciudad Rodrigo.

LA VUELTA A CELAMA SURGIÓ DE UN HOMENAJE
La idea de este “Retorno a Celama” nació de un homenaje que la profesora universitaria Ángeles Encinar propuso a Teatro Corsario: una conmemoración de la obra del escritor leonés en el Instituto Cervantes de Madrid y algunas bibliotecas.
“Cuando nos pusimos a hacer algunas escenas, que era el encargo inicial, nos pareció maravilloso poder abarcar la obra completa y presentarla como un nuevo espectáculo”, relata Peña, que interpreta a un pastor, a un sacerdote, a un barrendero y a un muerto “que no encuentra la manera de que lo entierren en el cementerio”.
Y continúa: “Aquello que parecía destinado a ser un acto de homenaje ha acabado teniendo mucho éxito. En la comunidad ya tenemos seis destinos para la obra, y estamos seguros de que enseguida van a empezar a llamarnos de todas partes”.
No hay moraleja sobre la España despoblada
Una de las señas de identidad de Teatro Corsario es que no les gusta “lanzar mensajes ni consignas” en sus obras, sino que dejan que “el público saque sus propias conclusiones de lo que está viendo”.
“En ‘Retorno a Celama’ se habla de una España vaciada pero no hay una reivindicación explícita, no decimos que tenemos que volver a los pueblos, que tenemos que conservar esa cultura”, explica el dramaturgo.
La compañía también ha intentado “mantener siempre una distancia con las fuerzas políticas” para que nadie les pueda decir “sois de los nuestros o sois de aquellos”.
“Hemos podido resistir tantos años porque nadie ha cuestionado nuestro trabajo en cuanto a valores artísticos y culturales. Si nos hubiéramos posicionado, nos podría haber perjudicado”, argumenta.
Títeres para adultos como particularidad
Teatro Corsario encara la senda hacia el medio siglo de vida sin plantearse una gran renovación, sino manteniendo su apuesta por la particularidad de ofrecer teatro clásico español y títeres para adultos.
“Nos beneficia hacer estos espectáculos de títeres para adultos, porque hay muy pocas compañías en España que se dediquen a este género. La especialización contribuye a la supervivencia”, explica Peña.
El concepto de títeres para adultos sorprende tanto que “siempre aparecen niños en las filas”, aunque los teatros indiquen que no es ese el público al que se dirige la obra.
“Esto nos hace muy particulares, hemos hecho ya cuatro espectáculos por diferentes países porque hay muy poco texto y, si acaso, se dice alguna palabra en inglés”, cuenta Peña.
Lo único significativo que Teatro Corsario está cambiando responde a una tendencia del sector: “Ya no se hacen obras tan largas como antes, porque el público ya no está en esa situación de sentarse demasiado tiempo”, dice el director.
“Los formularios todavía siguen preguntando si es una obra con descanso o no, cuando el descanso casi ha desaparecido, salvo en la ópera. El público ahora exige otras velocidades, otros ritmos”, concluye, antes de continuar su tarea en el privilegiado expositor que es la Feria de Teatro hispano-lusa en Ciudad Rodrigo