Ponferrada (León) (EFE).- La compañía Endesa ha explicado los pormenores de la voladura simultánea este jueves de las dos torres de refrigeración y de la antigua chimenea del grupo 3 de la central térmica de Compostilla, en Cubillos del Sil (León), cuyo desmantelamiento se encuentra al cincuenta por ciento.
La demolición por voladura de las dos torres de refrigeración y la antigua chimenea ha supuesto “todo un reto técnico”, ha apuntado.
En este sentido, para la realización de esta actuación se ha diseñado un exhaustivo procedimiento con el objetivo de garantizar unas condiciones absolutas de seguridad y efectivas de demolición.
Esta misma prevención se está aplicando en todos los procesos que forman los trabajos en curso en la planta, que además tienen como objetivo revalorizar, al menos, el 90 % de los residuos que se generen.
En la voladura de las torres el proceso ha sido aún más complejo, ya que ha estado soportado por un proyecto específico en el que se ha analizado estructuralmente la afección de los trabajos preparatorios, así como la dinámica de la voladura, su secuencia, direcciones de caída, medidas mitigadoras de las afecciones, medidas de vibraciones y puesta en seguridad de todos los elementos y estructuras afectadas.
Esos trabajos previos a la demolición se iniciaron en junio de 2022 con la retirada y gestión de los equipos en los que se producía el intercambio de calor, compuestos básicamente por materiales de relleno plástico situados en su interior.
También se acondicionó y separó la parte externa de la interna, se desvincularon los elementos unidos a la torre y se desmanteló el equipamiento situado en la zona de afección.
Para la voladura de las dos torres se han empleado 1.176 barrenos y otros 100 para la chimenea, completando un total de 224 kilos de explosivo, que se han colocado en los pilares de las torres y en la base de la chimenea mediante taladros distribuidos para dirigir la caída en la dirección planificada.

En el proyecto se ha fijado un radio de seguridad de 400 metros desde cada una de las estructuras.
La detonación se ha realizado de forma secuenciada en las dos torres y en la chimenea (en segundos se han detonado todos los explosivos) para minimizar la vibración del terreno y las proyecciones de material.
La voladura ha producido 16.900 toneladas de residuos aproximadamente (básicamente hormigón), que serán gestionados de acuerdo con la normativa medioambiental.
Para minimizar la afección del polvo derivado de la explosión se han instalado en el perímetro de las torres y en la chimenea sistemas de irrigación y nebulización de agua, en servicio incluso durante el momento de la detonación.
Las dos torres de la central térmica de Compostilla eran idénticas en sus medidas y características geométricas: 110 metros de altura, 83 de diámetro en su base y 50 de diámetro en la coronación.
Habían sido construidas en hormigón, y cada una tenía un peso de 7.100 toneladas aproximadamente. Por su parte, la chimenea contaba con unas dimensiones de 120 metros de altura, 10 de diámetro en su base y 6,5 de diámetro en la coronación; construida también en hormigón, pesaba 2.700 toneladas, aproximadamente.
Cuando el pasado junio de 2020 la central térmica dejó oficialmente de estar operativa, solo disponía de tres grupos, cuya potencia sumaba 1.051,7 megavatios (MW), que habían entrado en funcionamiento entre 1972 y 1985.Otros dos grupos más antiguos ya se encontraban en proceso de desmontaje, después de permanecer en servicio desde comienzos de los años 60.