Nyx Zepedauna ha convertido su afición por los globos en su forma de vida. EFE/Fernando Sanz

Nyx Zepeda, de ser contable a piloto de globos en México y España

Fernando Sanz. Valladolid, (EFE).- Nyx Zepeda está acostumbrada a mirar la vida desde lo alto, en concreto, desde 6.000 pies o más, subida a la cesta de un globo aerostático, una afición que ha convertido en su forma de vida desde que visitara por primera vez un festival de globos en su México natal.


“Yo era contable y ahora mi oficina es mucho más bonita”, ha bromeado en una entrevista con EFE, con motivo de su participación en el vigésimo Open de Valladolid de Aerostación, que arrancó este jueves y termina el sábado.

La mexicana Nyx Zepeda ha convertido su afición de piloto de globos aeostáticos en su forma de vida. EFE/Fernando Sanz

En Segovia tiene su base de operaciones con su propia empresa esta piloto comercial de globos, aunque cada año regresa a León, en el estado mexicano de Guanajuato, donde se crió en torno a la zapatería de sus abuelos, para participar en el Festival Internacional del Globo.

Una celebración que acoge hasta dos centenares de aeronaves que se ha convertido en un encuentro de música y artesanía, aunque Zepeda ha reconocido que lo que más le gusta es sobrevolar las pirámides de Teotihuacan, a pocos kilómetros del DF.

“En Teotihuacan estarán volando 50 o 60 globos todos los días, para la zona es mucho, porque son zonas de aterrizaje pequeñitas, con muchos operadores, y es superbonito ver el paisaje, ver las pirámides, todo lleno de color”, ha afirmado, para quedarse sin palabras cuando habla de volar cada año en México: “Es que es mi tierrra”.

De “soguilla” a instructora

En la explanada de Valladolid, la piloto monta en colaboración con tres compañeros un globo que no volará por la súbita lluvia: cesta, vela, botellas, sogas y el quemador, un equipo cuyo coste oscila entre los 15.000 euros de segunda mano a los 60.000 euros cuando es nuevo – que montan en menos de media hora.

“O tienes dinero o tienes tiempo”, ha reconocido Zepeda, que ha explicado que al precio del material hay que añadir la formación, que compara con “una autoescuela”, donde a los estudios teóricos hay que sumar las horas de vuelo, además del mantenimiento, el remolque y los desplazamientos.

Una afición que suele pasar de padres a hijos, pero que en su caso comenzó cuando un amigo la invitó a un festival y se enamoró “del color, el ambiente y la gente”, lo que la llevó a participar como ayudante, “soguilla” en la jerga de los pilotos, y la puso en contacto con otros compañeros.

“A mí me ayudó mucho la gente que vas conociendo en este tipo de festivales, yo conocí a un par de pilotos que además eran instructores y me invitaron a Estados Unidos, a Albuquerque, a empezar mi formación”, ha recordado.

Zepeda obtuvo su título en España, donde se instaló hace siete años con su marido y con sus dos perros, que les acompañan a muchas de las “regatas”, y donde montaron una empresa en la que instruyen a nuevos pilotos y hacen vuelos comerciales, principalmente en Madrid y Segovia.

Más vale maña que fuerza

Un sector pequeño en el que aún es más reducida la presencia de mujeres, una tendencia que cambia poco a poco con los años, pero en el que todavía son “pocas las pilotos, tanto en España como en México, y que vuelen comercial, aún menos”.

Una “mentalidad” que Zepeda vincula a la fisicalidad del trabajo – cargar las botellas, montar el globo, moverlo o posarlo – pero que no supone ninguna limitación para dirigir estas aeronaves, aunque en la práctica no suponga limitación para dirigir estas aeronaves.

“Nosotras como mujeres no tendremos la fuerza que tienen ellos, pero tenemos maña y buscaremos la manera para hacer las cosas y, si no, buscaremos a alguien que nos ayude”, ha afirmado.

Un largo camino que culmina cuando se encuentra en el aire sobre la cesta, donde reconoce sentir una mezcla de “paz” y de “emoción” en la que confluyen años de trabajo, el estar pensando “qué vas a hacer o hacia donde vas” con las vistas y las sensaciones.

“Es precioso estar ahí arriba, no importa el día, si hay sol o un poco de nubes, cualquier vuelo es precioso, es algo que no se puede no hacer porque hay que sentirlo y vivirlo. ¡Hay que volar en globo!”, ha sentenciado. EFE.