Entidades sociales acompañan a casi 2 millones de personas pobres en Cataluña

Barcelona (EFE).- Las más de 3.000 entidades sociales agrupadas en la Taula del Tercer Sector Social acompañaron a 1,9 millones de personas en situación de pobreza o riesgo de exclusión social en Cataluña en 2022, unas 300.000 personas más que en 2017, según datos de elaboración propia.

Estas cifras se incluyen en el Barómetro del Tercer Sector Social 2022, que no se elaboraba desde el año 2017, y que se basa en una encuesta realizada a 3.134 entidades sociales de toda Cataluña, presentada este martes en rueda de prensa en Barcelona.

En el encuentro han participado la presidenta y la vicepresidenta de la Taula, Francina Alsina y Rita Grané, respectivamente; Valeri Ruiz, responsable de relaciones con las entidades de la Fundación la Caixa; Teresa Llorensa, de la Diputación de Barcelona, y Álvaro Porro, comisionado de Economía Social del Ayuntamiento de Barcelona.

La encuesta ha constatado que las entidades hicieron en 2022 3.183.280 atenciones (una persona puede recibir más de una ayuda) a personas en situación de vulnerabilidad, un dato que es la primera vez que se cuantifica en el citado Barómetro.

El perfil de las personas que reciben apoyo y acompañamiento son mujeres, en el 54 % de los casos, mientras los hombres son el 46 % restante, y el 40 % tienen entre 30 y 64 años, un 26 % son niños y jóvenes, un 19 % son personas mayores y un 15 % son jóvenes.

Los principales colectivos que se atienden son personas mayores, con discapacidad, niños y personas en situación de pobreza y exclusión, que representan el 67 % de las personas que reciben apoyo de entidades del tercer sector social.

La atención a las personas mayores ha crecido hasta el 26,5 % del total y se sitúa en el primer lugar, cuando en el anterior barómetro del año 2018 estaba entre los tres primeros.

Esto puede deberse, ha precisado la vicepresidenta de la Taula, Susanna Roig, a los periodistas porque durante la pandemia se cerraron todos los centros de día para las personas mayores y muchas quedaron aisladas y solas en casa, además de las dificultades que tienen algunos mayores en hacer frente al tema digital.

“Cuando volvimos a la presencialidad se dio prioridad a estas personas”, ha considerado Roig, que forma parte de Cruz Roja en Cataluña.

Según el Barómetro, los ámbitos de intervención son el ocio educativo y los servicios educativos (20 %), el ámbito cultural (18 %), la atención psicosocial y la rehabilitación (14 %) y la cobertura de necesidades básicas (9 %).

El 51 % de las entidades sociales consideran que sus servicios son esenciales o básicos, el 30 % dicen que no lo son pero que deberían serlo y el 19 % no se consideran servicios esenciales o básicos.

El 44 % de las entidades sociales de Cataluña son pequeñas, con ingresos inferiores a los 150.000 euros; el 47 % son pequeñas y medianas y con ingresos de entre 150.000 y 5 millones de euros y el 9 % son de gran tamaño, con ingresos de más de 5 millones de euros.

La financiación de las entidades proviene, mayoritariamente, de las administraciones públicas (56 %, fuentes propias (28 %) y privadas (16 %), mientras un 75 % de los gastos se destinan a la atención directa, según han expresado las organizaciones.

La deuda de la administración pública con el tercer sector afecta al 36 % de las entidades catalanas, “un hecho que genera graves tensiones de tesorería”, han indicado fuentes de la Taula del Tercer Sector Social.

En un 57 % de los casos esta deuda corresponde a la Generalitat de Catalunya, por lo que el 38 % de las entidades recurren a las pólizas de crédito para solventarla a pesar de que se generan unos intereses que no son cubiertos por la financiación pública.

Por lo que se refiere a la financiación privada, las entidades recurren a los bancos (49 %), a las empresas pequeñas y medianas (39 %) y a las entidades del tercer sector (29 %).

Las entidades sociales detectan un aumento de la complejidad de las necesidades sociales, que se traduce en más personas que necesitan apoyo para cubrir las necesidades básicas; más dificultades para acceder a una vivienda, con más sinhogarismo, pobreza infantil y juvenil, que se han agravado con la inflación y los precios de la energía.

También han constatado un aumento de la soledad no deseada y el aislamiento, especialmente entre las personas mayores; más malestar emocional y psicológico entre los jóvenes y aumento de la brecha digital y necesidad de un acompañamiento para la capacitación digital.

Los retos en la atención social son, según las entidades, el incremento del número de equipamientos y de recursos disponibles, según han opinado el 56 %, seguido de la simplificación de las gestiones con las administraciones (50 %) y avanzar hacia la integración de la atención social y sanitaria (49 %).