Vista del pantano de Flix con las barreras de protección medioambiental instaladas en el río Ebro, frente a la fábrica de Ercros.

La histórica fábrica de Flix baja la persiana tras 125 años de actividad

Ercros cierra definitivamente la planta al quedarse sin clientes para los productos que fabricaba

Hèctor Mariñosa


Barcelona (EFE).- La histórica fábrica de productos químicos de Flix (Tarragona) baja este sábado la persiana tras 125 años como principal referente industrial de la Ribera d’Ebre sin que hasta la fecha se haya confirmado ninguna alternativa que venga a compensar esta gran pérdida de actividad económica para la comarca.


Fundada en 1897 por las firmas alemanas Chemische Fabrik Electron y Elektrizitats AG, que constituyeron la Sociedad Electroquímica de Flix, esta planta fue de las pioneras de Europa en fabricar cloro por electrolisis, llegó a ser el primer complejo estatal de producción de sosa cáustica y el tercero de Europa, y en su mejor época, a principios de los años 60, llegó a dar empleo a más de 1.500 personas.


Las firmas alemanas eligieron Flix para aprovechar la existencia de un antiguo azud en el Ebro y construir una central hidroeléctrica que suministraba la energía necesaria para los procesos electroquímicos que requería su producción.

REVOLUCIÓN ECONÓMICA


La aparición de esta fábrica a finales del siglo XIX revolucionó por completo la economía local, en una comarca hasta entonces eminentemente rural en la que hacía pocos años que había llegado el ferrocarril, lo que llevó a cambios de costumbres, laborales y sociales, o de actividades deportivas y de ocio -en 1901 ya se construyó una pista de tenis en Flix-, lo que a la postre marcaría todo el siglo XX.


Entre los productos que fabricaba y comercializaba se encontraban el cloro, la sosa cáustica, el clorato de potasio, el cloruro cálcico y el sulfuro de sodio,​ y buena parte de la producción se exportaba fuera de España.
Durante su larga trayectoria, la planta superó períodos de gran incertidumbre, como las dos guerras mundiales y la Guerra Civil española, época en que fue bombardeada y quedó parcialmente destruida, además de cambiar de manos en diversas ocasiones.


Así, fue intervenida en 1945 por el gobierno español tras la derrota de Alemania en la Segunda Guerra Mundial, situación que se mantuvo hasta 1951, cuando la Sociedad Anónima Cros se hizo con la mayoría del capital, quedando una parte del mismo en manos de la alemana Hoechst AG, que en 1972 acabó vendiendo su participación a Cros.

TIEMPOS DE ESPLENDOR


Mientras los años 50 y 60 la fábrica vivió tiempos de esplendor, en las últimas décadas el complejo fue perdiendo empleados y líneas de producción, y en 1992 el grupo Ercros, surgido tres años antes de la fusión de la Sociedad Anónima Cros y ERT y propietario de la planta, suspendió pagos, con unas deudas de 30.000 millones.


La suspensión de pagos se levantó al año siguiente y en 1997, con motivo del centenario de la fábrica, Erkimia, filial de Ercros, hizo una importante inversión, de 7.000 millones de pesetas de la época, para inaugurar una planta de cloro.


La inauguración de esta planta congregó al entonces presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, al ministro de Industria, Josep Piqué, que había sido presidente de Ercros y Erkimia, y al presidente de Ercros, Antoni Zabalza, que respaldaron la renovación de las instalaciones y la continuidad de la fábrica. La planta de Flix, que contaba entonces con unos 400 trabajadores, facturaba anualmente unos 12.000 millones de pesetas y generaba aún el 12% del producto interior bruto de la Ribera d’Ebre.

DECLIVE FINAL


A partir del cambio de siglo, se desveló con toda su crudeza las toneladas de vertidos contaminantes que la fábrica había ido depositando durante décadas en el lecho del Ebro, unos 700.000 m3 de lodos tóxicos que hubo que extraer, un proceso de descontaminación iniciado en 2012, plagado de incidencias, que se ha prolongado hasta este mismo año, y que ha sido también uno de los detonantes de su declive final.


En 2017, la fábrica ya cerró su planta de fabricación de cloro con tecnología de mercurio, en cumplimiento con lo establecido en la Directiva de emisiones industriales de 2010 y en la Decisión de la Comisión Europea de 2013, que abogaba por fomentar la transición hacia una economía verde y por desvincular el crecimiento económico de la degradación del medio ambiente.


En los últimos años, apenas 50 personas trabajaban en la fábrica, y la finalización a 31 de diciembre de 2022 de los contratos de suministro de ácido clorhídrico y de fosfato dicálcico han llevado a Ercros a presentar un ERO por el cese de la actividad.
A partir de 2023, solo nueve trabajadores mantendrán su ocupación en la fábrica para ejercer labores de vigilancia, mantenimiento y desmantelamiento de las instalaciones.


Fuentes de la empresa han indicado a Efe que la no renovación del contrato para fabricar fosfato dicálcico por parte del único cliente del producto ha hecho inviable la continuidad de la fábrica de Flix.
Respecto a los terrenos que ocupa la fábrica, estas fuentes han indicado que se están valorando diferentes alternativas y que Ercros, junto con el Ayuntamiento de Flix y la Generalitat, están trabajando en la reactivación del polígono industrial. EFE.