Cinco claves políticas de un acuerdo Govern-PSC que rompe bloques en Cataluña

Roger Mateos
Barcelona (EFE).- El pacto presupuestario sellado por el Govern de Pere Aragonès y el PSC abre un nuevo escenario político en Cataluña, que aleja la perspectiva de elecciones anticipadas, altera significativamente las alianzas con las que empezó la legislatura y ofrece efectos estabilizadores para Pedro Sánchez.
Estas son las cinco claves políticas del nuevo contexto:

1.De la mayoría del 52%” a la fractura independentista

Los resultados de las elecciones del 14 de febrero de 2021 fueron históricos para el independentismo: aunque el partido más votado fue el PSC, las candidaturas independentistas sumaron el 52% de votos y ERC, JxCat y la CUP lograron 74 de los 135 escaños del Parlament.
Pese a la tirantez que arrastraban sus relaciones, ERC y JxCat acabaron poniéndose de acuerdo para constituir un nuevo gobierno de coalición, esta vez presidido por Pere Aragonès, que logró también los votos de la CUP para ser investido, aunque las desavenencias entre socios de legislatura afloraron desde el primer día.
La CUP ya se borró de la negociación de los presupuestos del año pasado -que acabaron siendo aprobados gracias al apoyo de En Comú Podem- y el bloque independentista quedó completamente fracturado cuando, el pasado octubre, JxCat decidió abandonar el Govern al acusar a Aragonès de echar el freno al ‘procés’, lo que obligó a ERC a reconfigurar sus alianzas y aproximarse a los socialistas, pese a las reticencias iniciales expresadas por Oriol Junqueras.

Los nacionalistas valoran la derogación del delito de sedición
El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, durante la declaración que ha realizado este viernes en el Palau de la Generalitat. EFE/Alejandro García

2.Dos años de oxígeno para Pere Aragonès

La ruptura de la coalición con JxCat supuso para Aragonès una oportunidad -gestionar la Generalitat sin las constantes zancadillas mutuas entre socios-, pero también una debilidad, ya que de repente el Govern se quedaba con el único apoyo de los 33 diputados de ERC.
Un veto del Parlament a los presupuestos habría sido un mazazo para Aragonès, que se habría visto en la disyuntiva de resistir precariamente con unas cuentas prorrogadas en pleno año electoral -con las municipales de mayo ya en el horizonte- o convocar elecciones anticipadas, con el PSC liderando las encuestas.
Aunque el primer secretario del PSC y jefe de la oposición en Cataluña, Salvador Illa, ha recalcado que el de hoy no es un acuerdo de legislatura, el aval de los socialistas a los presupuestos da a Aragonès dos años de oxígeno: podrá pasar 2023 con unas cuentas expansivas -con 3.000 millones de euros extras- y, en el peor de los casos, podría prorrogarlas en 2024 sin tener que adelantar comicios.

3.Illa consolida su influencia; los comunes, imprescindibles

Si bien su ‘sí’ a los presupuestos apuntala por ahora a Aragonès, Illa ha conseguido visibilizar la fragilidad del Govern, al ganarle el pulso para que se comprometa a impulsar infraestructuras que los socialistas ponían como condición, como la carretera B-40.
Illa ha hecho valer sus cartas negociadoras hasta el final, sabiendo que ERC ya había gastado las suyas antes, en la negociación de los Presupuestos Generales del Estado, que los republicanos apoyaron después de acordar con el Gobierno de Pedro Sánchez la supresión del delito de sedición, sin querer condicionar su ‘sí’ a un posterior apoyo socialista a las cuentas de la Generalitat.
Mientras el aval del PSC a los presupuestos enlaza con la imagen de responsabilidad y de oposición constructiva que Illa ha querido cultivar, los comunes aparecen en el tablero político como actor imprescindible, con una ERC que ha tenido que hacer equilibrios para evitar que las condiciones de los socialistas sobre infraestructuras arruinaran su pacto del pasado diciembre con En Comú Podem.

Albert Batet, presidente del grupo de JxCat en el Parlament./EFE

4.JxCat: Oposición con el “nuevo tripartito”

El acuerdo presupuestario deja fuera de la fotografía a una JxCat enfrascada en debates internos entre quienes desearían recuperar la centralidad como fuerza moderada y quienes ponen el acento en la “confrontación” con el Estado, aunque en la formación que lideran Jordi Turull y Laura Borràs había consenso en considerar que la ruptura del Govern hacía casi imposible un pacto presupuestario.
Con el apretón de manos entre Aragonès e Illa, JxCat gana un argumento para emerger como “alternativa” en las próximas campañas electorales: “ha vuelto el tripartito” que en la primera década del nuevo milenio ya compartieron socialistas, republicanos y comunes.
Si para JxCat este nuevo escenario representa una oportunidad para arañar apoyos entre el electorado independentista que no comprende que ERC “abandone la mayoría independentista” y se aproxime al PSC, para la CUP es también momento de denunciar la deriva de una Esquerra que pacta infraestructuras reclamadas por la derecha.

5.Vía libre para que ERC dé estabilidad a Pedro Sánchez

Hace dos semanas, en el Palau de la Generalitat, saltaron todas las alarmas al constatar que se consumían los plazos que se habían propuesto para cerrar un acuerdo e Illa seguía negándose a ceder en proyectos controvertidos, por lo que los republicanos decidieron lanzar una amenaza: si el PSC vetaba los presupuestos, ERC en Madrid se dedicaría a socavar la legislatura a Pedro Sánchez.
La amenaza enervó a los socialistas catalanes, que advirtieron de que su estrategia disponía del aval de la Moncloa y aguantaron el pulso hasta conseguir que Aragonès cediera con la B-40; el pacto Govern-PSC allana ahora el camino para que ERC siga garantizando estabilidad a Sánchez con su apoyo a leyes y reformas pendientes.
El ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, ha celebrado el acuerdo presupuestario porque supone decir “adiós” a los bloques que habían permitido al independentismo orientar el rumbo político en Cataluña en los últimos años, si bien el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, ya sitúa al PSC fuera del constitucionalismo.