Las universidades alertan que no podrán afrontar aumento del precio energía

Barcelona (EFE).- Las universidades catalanas alertan que no podrán hacer frente al aumento de la tarifa de la energía ya que hasta ahora están pagando un precio entre 3 y 5 veces inferior al de mercado al adquirirlo vía el Consorcio de Servicios Universitarios de Cataluña (CSUC), que ha abierto una nueva licitación porque el contrato actual finaliza en 2022.

Ante esta situación y temiendo que el precio de la energía se triplique o cuadruplique, las universidades catalanas han informado a Efe de que han trasladado su “gran preocupación” a la consellería de Investigación y Universidades, a la que han pedido que apliquen un plan de choque con fondos adicionales en el marco de la negociación del presupuesto de 2023.

Para hacer frente al aumento del coste de la energía, el conseller de Investigación y Universidades, Joaquim Nadal, pidió ayer en comisión parlamentaria “recursos extras y un plan específico del Govern”, ya que el aumento “también afectará al resto de conselleries”.

Las universidades han dicho que es difícil estimar con precisión a cuánto ascenderá la factura energética en 2023 ya que dependerá de las condiciones económicas que se acuerden con las empresas adjudicatarias del proceso de licitación que el CSUC ha iniciado.

La Universidad de Barcelona, que con unos 62.000 estudiantes es la que tiene más alumnos de Cataluña, prevé un sobrecoste de 19 millones de euros debido al aumento del precio de la energía, pero confía en poder reducir este impacto tanto en la licitación que está promoviendo el CSUC como con la implantación de medidas de ahorro energético.

La Universidad Politécnica de Cataluña (UPC), por su parte, ha calculado que en 2023 el precio de la electricidad, “en el peor de los casos”, podría multiplicarse por 5,74 y el del gas por 7,45 respecto al precio de 2022.

Estos importes “son inasumibles para las universidades públicas” y en el caso de la UPC “obligan a preparar unos presupuestos poco realistas, puesto que no están asegurados los ingresos para poder cubrir el sobrecoste energético”, han añadido desde la universidad.

A fin de reducir el consumo energético y poder hacer frente al incremento de precios, el Consejo de Gobierno de la UPC aprobó el pasado 27 de octubre un programa de ahorro energético con medidas como la sustitución progresiva de calderas de gas por sistemas más eficientes y mejoras en el aislamiento de cubiertas y ventanas.

Otras de las medidas son mantener temperatura máxima de los espacios calefactados a 19ºC y temperatura mínima de los espacios refrigerados a 27ºC, mientras que en los edificios sin sistemas de control térmico, la UPC activará la calefacción de 6.00 a 10.00 y de 16.00 a 18.00 horas en invierno.

La Universidad de Lleida (UdL), por su parte, ha calculado que pasará a pagar del orden de 1,6 millones de euros (cifra media de los últimos ejercicios) a unos 6,6 millones, una cantidad que ha considerado “del todo inasumible si no se obtienen fondos adicionales”.

Esta universidad ha redactado un plan de ahorro energético que contempla instalar placas fotovoltaicas de autoconsumo en las cubiertas de los edificios, incrementando la potencia de autoconsumo ya existente de 300 kWp hasta los 550 kWp.

También está sustituyendo las lámparas tradicionales por otras más eficientes con tecnología LED y sensores de movimientos para apagar luces en espacios que no se utilicen.

La Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) ha estimado que cuadruplicará el gasto en energía y para reducir el consumo energético ha indicado que está mejorando los aislamientos exteriores, ajustando temperaturas de los espacios y activando y parando las instalaciones de climatización e iluminación en función de la ocupación de los espacios.

A nivel de energías renovables, la UAB ha señalado que está “desplegando con fuerza” la energía solar fotovoltaica ya que en 2022 ha licitado tres instalaciones por importe de 500.000 euros.

Para la Universidad Pompeu Fabra (UPF), el aumento del coste de la energía podría suponer destinar a este capítulo el 5% del presupuesto de la universidad, lo que “es un coste muy elevado”.

La UPF ha señalado que está trabajando en un plan de ahorro de energía que todavía no se ha aprobado formalmente y que incluye medidas como instalar placas fotovoltaicas, seguir instalando luces LED o reducir los horarios en algunos edificios, y ha asegurado que “en ningún caso cerraremos ninguna instalación”.

La Universidad de Girona (UdG) prevé que el precio de la energía se multiplique por un coeficiente de entre 2,9 en un horizonte estable a cuatro años y de 5,8 en un horizonte de un año.

Para disminuir el consumo de energía, esta universidad está desplegando el “Plan Estratégico de Ambientalización” aunque con un margen de actuación “limitado” dado que ha afirmado que es una de las más eficientes en ahorro energético de España.

Calculando un precio de la energía un 60 % superior al actual, la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona-Reus (URV) ha afirmado que está tomando medidas como “cierre de clases y edificios, retraso en el encendido de la calefacción e instalación de sistemas energéticos más eficientes”.

La Universitat Oberta de Cataluña (UOC), finalmente, ha contado que el coste actual de la energía podría multiplicarse por 4, lo que “tendría un impacto muy grande en la planificación y el presupuesto de 2023 e implicaría revisar actuaciones y proyectos previstos”.

Esta universidad ha dicho haber iniciado planes de mejora y eficiencia energética como adaptación de horarios, inversiones en renovación de equipamientos por otros más eficientes o instalación de placas fotovoltaicas junto a otras medidas que están en fase inicial pero que “no podrán absorber todo el aumento del coste”.