Vista de archivo de un insecto en una planta. EFE/Alejandro Bolívar

Fósiles revelan conflicto entre insectos y plantas hace 100 millones de años

Zaragoza, 15 feb (EFE).- Una investigación de un grupo de paleontólogos a partir de fósiles localizados en un yacimiento situado en Estercuel (Teruel) describe una elevada diversidad de interacciones que se produjeron entre plantas e insectos hace 100 millones de años en esta zona geográfica.

La investigación, publicada recientemente en la revista científica ‘Plants’, ha sido desarrollada por la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel-Dinópolis en colaboración con expertos de la Universidad de Vigo y del Hessisches Landesmuseum de Darmstadt de Bonn (Alemania), informa el Gobierno aragonés.

El responsable principal de la investigación, el paleobotánico de la Universidad de Vigo Artai Santos, señala que “las interacciones descritas afectan a las hojas de dos plantas terrestres y a las de una acuática y revelan 23 tipos de daños diferentes” pertenecientes a ocho tipos de estrategias de alimentación de los insectos: en orificios, en márgenes, superficial, esqueletización, perforación y succión, minado, oviposición y formación de agallas.

Los estudios sobre las interacciones entre las plantas y los insectos herbívoros en la actualidad muestran que estos animales han desarrollado una gran variedad de estrategias y comportamientos tendentes a la consumición de los tejidos y fluidos de las plantas y como éstas reaccionaban ante estos ataques intentando minimizar los daños que los insectos les generan.

De este modo, el estudio de dichos daños aporta una evidencia directa sobre las relaciones ecológicas entre estos dos grupos dominantes de organismos en los ecosistemas del pasado.

Por ello, señalan los investigadores, el estudio de las evidencias de este tipo de interacciones en los registros de hojas fósiles arrojan una importante información sobre los paleoecosistemas de la Tierra, al aportar datos sobre los grupos de insectos que se desarrollaron en el pasado y sobre la evolución de sus estrategias de herbivoría, así como de las defensas desarrolladas por las plantas para reaccionar ante estos ataques.

Según Luis Miguel Sender, investigador de la Fundación Dinópolis y coautor del estudio, “el alto grado y diversidad de daños, así como los tipos de estrategias de herbivoría utilizadas, sugieren que estas plantas angiospermas ya eran una fuente importante de alimento y alojamiento para los insectos en los ecosistemas ibéricos a finales del Cretácico Inferior, que fue el momento clave en la diversificación de las angiospermas y supuso una revolución en los ecosistemas terrestres del momento.”

Esta publicación forma parte de las investigaciones del Grupo de Investigación FOCONTUR, financiado a través del Departamento de Ciencia, Universidad y Sociedad del Conocimiento del Gobierno de Aragón.