En la imagen un grupo de investigadores del Instituto de Carboquímica (ICB), perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que han diseñado y fabricado una de las instalaciones más grandes del país para probar el funcionamiento de pilas de combustible. Imagen cedida por el CSIC. EFE

Instituto de Carboquímica crea gran banco de pruebas para pilas de hidrógeno

Zaragoza, 10 mar (EFE).- Investigadores del Instituto de Carboquímica (ICB) de Zaragoza han desarrollado una de las instalaciones más grandes del país para probar el funcionamiento de pilas de combustible, ya que permite ensayar con pilas de hasta 50 kW que podrán usarse para alimentar infraestructuras de gran envergadura como trenes, viviendas, coches o barcos.

La iniciativa forma parte de la apuesta tecnológica que está realizando el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), del que forma parte este Instituto, por el desarrollo del almacenamiento estacionario (no portátil) de energía eléctrica a gran escala.

El objetivo, según informa el ICB en rueda de prensa, es alcanzar una mayor integración de las energías renovables, superar sus problemas de intermitencia y acelerar la transición energética.

Antonio Lozano, investigador a cargo del proyecto, ha destacado que las pilas de hidrógeno se están generalizando cada vez más ya que se ha investigado mucho en los últimos años y ahora se venden para aplicaciones concretas como coches de hidrógeno, que funcionan con potencias de entre 30 y 40 kW, y podrían usarse también para proveer de electricidad a las viviendas.

No obstante, este tipo de pilas no se pueden probar en cualquier banco porque tienen un consumo alto de gases y hace falta “una carga electrónica que sea capaz de absorber la potencia demandada, en este caso, un máximo de 50 kW”, ha explicado.

Por ello, ante la falta de bancos de pruebas adecuados, los investigadores del ICB crearon uno que cubriese estas necesidades para su uso propio y para que pudieran emplearlo otras instituciones y empresas.

El banco es programable y puede automatizarse para realizar ensayos largos, lo que permitirá despejar una de las grandes incógnitas sobre estos dispositivos: su vida útil.

Las pilas de combustible son dispositivos que generan electricidad de forma sostenible y su funcionamiento consiste en alimentar la pila con hidrógeno y oxígeno o aire, con los que se produce una reacción química que genera la electricidad que se va a consumir, según el investigador contratado del proyecto Jorge Almingol.

En esta reacción el hidrógeno actúa como vector energético, es decir, la sustancia en la que se almacena la energía, y, cuando proviene de fuentes renovables, el proceso es completamente limpio, “no produce CO2, lo único que se genera es vapor de agua y calor, que pueden aprovecharse”, ha añadido, y, además, “prácticamente todos los componentes de estas pilas son reciclables”.

La construcción del banco de pruebas ha durado un año y medio pero el grupo acumula varias décadas investigando en este tipo de pilas de combustible, y el próximo paso es extender la utilidad del mismo para ensayos con baterías de flujo redox y “posiblemente también para otros tipos de baterías o dispositivos electroquímicos”.

Esta investigación se ha llevado a cabo dentro de la Plataforma Temática Interdisciplinar del CSIC (PTI+) Transición Energética Sostenible+ (PTI-TRANSENER+), red que agrupa a equipos de investigación de diversas disciplinas en colaboración con el sector industrial para desarrollar conocimiento que impulse la transición energética.