Varios usuarios entrenan en un gimnasio. EFE/ R. García/Archivo

La población obesa de València afirma que se la discrimina en los gimnasios

València (EFE).- Un estudio de la Universitat de València en el que se ha entrevistado a personas con obesidad usuarias de gimnasios constata que la población obesa sufre allí “discriminación directa e indirecta” a través de comentarios o por la dificultad de usar la maquinaria deportiva.

El estudio afirma que los comentarios ofensivos se producen tanto por parte del personal como de compañeros de gimnasio, y la discriminación indirecta y estructural se da al ser personas estereotipadas por su físico, con dificultades para usar maquinaria deportiva que no se adapta a su cuerpo.

Entre otras medidas, el estudio propone modificaciones en los gimnasios y, sobre todo, formar a los profesionales en actitudes que superen la gordofobia.

Este trabajo de David Argüelles y Víctor Pérez Samaniego, investigadores del Departamento de Educación Física y Deportiva, y Elena López Cañada, del Departamento de Expresión Musical, Plástica y Corporal de la Universitat de València, analizan las experiencias de personas obesas en gimnasios y desvela la discriminación directa –la más visible– y la estructural –la que es dañina por ignorar la diversidad y volverla anormal– que sufren.

Las recomendaciones del estudio, publicado en la revista International Review for the Sociology of Sport, destacan la importancia de la concienciación ante la estigmatización de la obesidad de las entrenadoras y los entrenadores.

Formar sobre la “diversidad corporal”

El trabajo propone para ellos una mayor formación ante la diversidad corporal que evite los estereotipos y que tenga en cuenta los problemas que supone la discriminación para la población obesa.

Además, también se plantea educar sobre perspectivas de salud y de peso inclusivas, y al mismo tiempo ofrecer rutinas de ejercicios que no presupongan el deseo y la necesidad de adelgazar. La adaptación de los ejercicios y los contextos a la diversidad corporal se plantea como un factor importante ya que, con frecuencia, se obliga a las personas obesas a pensar que el único beneficio que pueden y deben obtener del ejercicio es la pérdida de peso.

En cuanto al gimnasio como espacio, el estudio resalta la importancia de adaptar los equipamientos a la diversidad corporal, pues las personas obesas tienen dificultades al usar máquinas que no están hechas para ellas, y reducir el marcado culto al cuerpo, por ejemplo, reduciendo el número de espejos.

A su vez, también se plantea una visión crítica del marketing de los gimnasios y sugiere que ha de dejar atrás la fijación nociva del peso, la sexualización y los mensajes hostiles contra la obesidad y la población obesa.

Uno de los entrevistados de la investigación cuenta que su entrenador de gimnasio, que lo mantenía en un régimen deportivo y alimenticio extremo, le preguntó con hostilidad: “¿Acaso te parece normal estar así de gordo?”. De hecho, casi todos los entrevistados aseguraron haber sufrido discriminación por parte de empleados de los gimnasios.

Entrenadores “muy severos” con la población obesa

“Los entrenadores han demostrado claros prejuicios ante la obesidad y llegan a ser muy severos con los obesos. Esta dureza lleva a los obesos al menosprecio de sus esfuerzos y a generar una sensación de culpa por su estado físico y alimenta el desprecio de su propio cuerpo”, destacan Argüelles, Pérez-Samaniego y López-Cañada.

En la actualidad hay una fijación en el peso como paradigma de la salud, por lo que en el mundo del fitness existe una fijación por la pérdida de peso. A esta situación se le suma la idea de la obesidad como una desviación propia de personas perezosas y faltas de autocontrol, que se niegan a hacer ejercicio y a controlar su dieta.

Esta visión culpa al individuo de su estado, deja de lado la relevancia de factores estructurales y lo convierte en el único responsable de su estado físico, hecho que promueve la hostilidad contra ellos.