Los dos Premios Reina Sofía Javier Malavia y Joan Coderch (d) posan junto a una de las tres piezas de la colección ‘Heroes of Heritage’, tres formas humanas que aparentan estar recubiertas como las esculturas ucranianas, pero con un tono dorado, como de tesoro, para dar valor al acto de salvaguarda del arte y que exponen desde este viernes en València con motivo del primer aniversario de la invasión rusa. EFE/Biel Aliño

De envoltura a escultura: un homenaje a los salvadores del arte en Ucrania

Marta Rojo | València (EFE).- A los “héroes del patrimonio” los conocieron Javier Malavia y Joan Coderch cuando vieron en televisión a quienes protegían, con plásticos y papeles, estatuas en ciudades ucranianas para evitar su destrucción por las bombas, una envoltura que ambos Premios Reina Sofía han convertido en tres esculturas solidarias.

Estas obras se exponen desde este viernes en València con motivo del primer aniversario de la invasión rusa. Las tres piezas de la colección ‘Heroes of Heritage’ replican esa protección: tres formas humanas que aparentan estar recubiertas como las esculturas ucranianas, pero con un tono dorado, como de “tesoro”, para dar valor al acto de salvaguarda del arte.

Se quiere visibilizar, de esa forma, “que es tan importante lo que está debajo” de la envoltura “como lo que se ha hecho por encima”, señalan Coderch y Malavia en una entrevista con EFE en la galería In Arte Veritas, en pleno centro de València, que inaugura este viernes su espacio con obras de diferentes artistas, entre ellas las citadas de homenaje a Ucrania que han salido del taller que ambos tienen en Riba-roja.

Destaparlas cuando se recupere la paz

“Cuando ves algo así, unas imágenes con esa fuerza plástica, te deja impactado y lo intentas asimilar”, destaca Malavia, para quien la envoltura de las piezas “tiene el componente de protección pero también de la esperanza de poderlas destapar cuando se recupere la paz”.

Para Coderch, convertir esta acción en escultura es una forma de “dar valor a lo que han hecho todas estas personas que se juegan su vida y su físico cuando podrían estar huyendo”, porque dan prioridad a “proteger algo que es de todo el mundo”.

Por eso, Javier Malavia y Joan Coderch han dado un enfoque solidario a estas obras, que están a la venta en la galería, y por cada compra destinarán el 10 % del importe a una entidad encargada de la protección del patrimonio, a lo que se suma un 10 % adicional que donará la galería.

Los dos Premios Reina Sofía Javier Malavia y Joan Coderch (d) posan junto a dos de las tres piezas de la colección ‘Heroes of Heritage’, tres formas humanas que aparentan estar recubiertas como las esculturas ucranianas, pero con un tono dorado, como de tesoro, para dar valor al acto de salvaguarda del arte y que exponen desde este viernes en València con motivo del primer aniversario de la invasión rusa. EFE/Biel Aliño
Javier Malavia y Joan Coderch (d) posan junto a dos de las tres piezas de la colección ‘Heroes of Heritage’. EFE/Biel Aliño

De La Cibeles a Petra

“Este tipo de cosas nos tienen que hacer más sensibles, evitar que solo nos acordemos de proteger el patrimonio cuando vemos que se destruye”, considera Malavia, que lamenta: “Cuando está ahí y lo tenemos delante, no le damos importancia, y luego decimos: ‘tendríamos que haberlo protegido’”.

Estas imágenes de obras de arte destruidas en conflictos bélicos no son nuevas, pues el escultor recuerda cómo la destrucción de patrimonio en Petra (Jordania) le “revolvió el estómago” y también que ese ejercicio de protección se hizo en España durante la Guerra Civil, no solo con el traslado de las obras del Museo del Prado sino además con monumentos como La Cibeles, alrededor de la que se construyó incluso un muro con ladrillos.

“Imaginamos que los monumentos van a ser para siempre pero para que eso sea así tenemos que hacer algo, no podemos quedarnos de brazos cruzados”, destaca Joan Coderch, que cree que eso empieza por “respetar y valorar” las obras que están en la calle y que muchas veces, en las ciudades, “acaban siendo utilizadas como columpio o tobogán”.

Sacar el arte a la calle

Los artistas son partidarios de sacar el arte a la calle, como hicieron en La Marina de València con su ‘Gigante de sal’, una obra que muestra a un hombre retorciéndose en una postura de la danza japonesa Butoh, concebida como un icono de “cómo levantarse tras la caída” y que se convirtió en símbolo de la resistencia tras la pandemia y protagonizó miles de fotos en redes sociales.

También es un símbolo de fuerza su ‘Walking in Beauty’, que representa a una mujer en una postura guerrera que pretende visibilizar “a la mujer contemporánea, osada”, que en esta versión lleva rastas y un fénix tatuado en la espalda, en contraposición a la feminidad de sus ‘Nereidas’, criaturas protectoras del mar.

Completa la colección expuesta en In Arte Veritas ‘Scarecrow’, un espantapájaros como el que aparece en ‘El mago de Oz’ y que, en lugar de alejar a las aves, “acepta sus problemas para avanzar en el camino”.

Escribir con el barro

“La idea que siempre tenemos es la de compartir un mensaje, la de volver a contar algo que hemos visto o que hemos vivido y que queremos contar a nuestra manera”, afirma Javier Malavia.

Para Joan Coderch, esculpir es “una forma de expresión, igual que la de quien escribe”, y de hecho estos artistas prefieren “escribir con el barro” a hacerlo con papel y bolígrafo.

Todo ello para “crear una cultura” de la escultura, cosa que, según estos Premios Reina Sofía de 2017 (por su obra “Hamlet”), pasa por acercar los monumentos a la gente, porque “si no lo ven no van a saber nunca lo que les gusta y lo que no, y mucha gente piensa que entrar a una galería es elitista”.

Pero ambos creadores reivindican estos espacios expositivos, que a su juicio “son mucho más dinámicos y se renuevan más a menudo” que los museos, por lo que llaman a entrar en ellos incluso a los más jóvenes.

Sobre trabajar en València en particular, y en España en general, reconocen que les ha ido “mejor” en Europa, pero creen que hay “movimiento” y que el futuro es esperanzador: “Es como cuando algo empieza a hervir y ves las primeras burbujas”.