GRAFCAT9800. BARCELONA, 07/09/2022.- El escritor Ramon Solsona durante la entrevista que ha mantenido con EFE en la que bromea diciendo que para armar su último artefacto literario, "Temps enrere", con el que este miércoles llega a las librerías, "ha mareado a mucha gente", puntilloso como es a la hora de documentar y situar sus historias, en este caso, entre la Alemania de la emigración y el Priorat. EFE/Quique Garcia

Ramon Solsona: “Mi intención es hablar del enigma del tiempo”

Barcelona, 7 sep (EFE).- Bromea el escritor Ramon Solsona que para armar su último artefacto literario, “Temps enrere”, con el que este miércoles llega a las librerías, “ha mareado a mucha gente”, puntilloso como es a la hora de documentar y situar sus historias, en este caso, entre la Alemania de la emigración y el Priorat.

En un encuentro con periodistas, el barcelonés ha indicado que su intención ha sido hablar “del enigma del tiempo, del paso del tiempo como enigma”, una cuestión que ya ha abordado en sus ocho anteriores obras de ficción, porque “es el paso del tiempo lo que influencia y va configurando la vida de cada uno de nosotros”.

Publicado por Proa, en este título los protagonistas son Elvira y Tomàs, ella nacida en el Priorat en 1948 y él en la Barcelona de 1945, conociéndolos el lector ya de mayores, en una trama que va hacia atrás en el tiempo, sin saber hasta el final lo que más les marcó al principio de sus vidas.

Para Solsona, “todos somos el fruto de decisiones que tomamos y de azares que no dependen de nosotros, porque podemos aceptar o no una oferta de trabajo, pero no podemos decidir si esa empresa acabará en quiebra o no”.

Del teléfono móvil a los primeros televisores en blanco y negro, de ser abuelos a unos jóvenes enamorados, o de viajar en avión a hacerlo habitualmente en carro, es como se narra en este libro, estructurado en seis capítulos y un epílogo, fechado en 2018, que le sirve para “recapitular” sobre todos los personajes.

En cada uno de estos capítulos se alternan las voces de Tomàs y Elvira, desde 2015 a 1945, planteados de una manera que “la novela está escrita expresamente como reversible, porque se puede leer siguiendo el orden narrativo o según un orden cronológico convencional”.

Confiesa que el confinamiento, “sin querer ofender a nadie”, fue capital para acabar de poner el punto y final de la obra, porque le permitió estar muchas horas frente al ordenador, sin distracciones, centrado en el curso de unas vidas inventadas.

Reacio a abundar sobre el argumento de sus novelas, Ramon Solsona, en cambio, no tiene inconveniente en descubrir que “Temps enrere” es una historia que ha “madurado durante muchos años, fruto de recuerdos, situaciones y vivencias, algunas llegadas de terceras personas, que se han ido acumulando”.

Determinante fue su participación junto con otros escritores en la actividad “Priorat en persona”, del centro Quim Soler, cuya alma es Roser Vernet, a quien dedica la obra.

Además de inmiscuirse en el mundo del vino y en una comarca que era muy pobre y que en los últimos años “se ha puesto de moda en todo el mundo”, no ha obviado la Barcelona de los años sesenta y setenta y, especialmente, lo que supuso la emigración catalana hacia Alemania, como le ocurrió a la familia de Elvira.

La cuestión de la emigración reconoce que la tenía en su cabeza desde que de niño vio como un compañero suyo de clase, apellidado Nogués, marchó con su familia a Suiza, lo que en aquel momento le impresionó.

“Estoy contento -precisa- de haber podido explicar un episodio real de muchas familias, que es duro, porque muchos marchaban a Alemania engañados por la ilusión y volvían al cabo de los años habiendo fracasado”.

Como también es habitual en todas sus propuestas literarias, ha trabajado mucho los diálogos, “incrustándolos en la narración”, y la lengua, mostrando la evolución de diferentes términos, y haciendo “un esfuerzo para que los personajes hablen un ‘prioratí’ un poco de libro”.

Ganador del premio Sant Jordi con “L’home de la maleta” en 2011 y sabedor de que con “Allò que va passar a Cardós”, de 2016, aumentaron las visitas al Pallars, ahora no vería mal que pasara lo mismo con el Priorat. EFE

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