Fotograma de la película "Una bonita mañana", dirigida por Mia Hansen-Love. EFE/ Elastica Film

La directora Mia Hansen-Love reflexiona sobre el cuidado a los mayores en “Una bonita mañana”

Magdalena Tsanis |

Madrid (EFE).- La directora francesa Mia Hansen-Love (París, 1981) vio morir a su padre en lo más duro de la pandemia de covid y reflexiona sobre ello y sobre cómo el deseo de vivir se acentúa con la pérdida en su última película, “Una bonita mañana”, protagonizada por Léa Seydoux y que llega este viernes a los cines.

“Debemos repensar la forma en que cuidamos a los personas mayores y enfermas”, ha dicho en una entrevista con EFE la directora de películas como “Edén” (2014) o “El porvenir” (2016), un filme con Isabelle Huppert que abordaba la muerte de la madre y con la que “Una bonita mañana” forma un “díptico”.

Seydoux, que ha trabajado con directores como Tarantino, Woody Allen o Ridley Scott y ha sido ‘chica Bond’, se pone aquí en la piel de Sandra, una madre que reparte su tiempo entre la crianza en solitario de su hija y las visitas a su padre (Pascal Greggory), que padece una enfermedad neurodegenerativa.

La directora francesa Mia Hansen-Love, en una imagen de archivo.
La directora francesa Mia Hansen-Love, en una imagen de archivo. EFE/EPA/Caroline Blumberg

Un día se reencuentra por la calle con Clément (Melvil Poupaud), un viejo amigo, e inician una apasionada relación, a pesar de que él está comprometido con otra mujer con la que tiene un hijo.

“Puedes sentir una pena inmensa y a la vez algo que se resiste y que quiere ser libre y feliz, que quiere salvarse, no ser engullida por la enfermedad, es algo comprensible pero también cruel, a mi me afectó mucho cuando pasé por esa situación”, explica la directora, que explora esa dualidad a través de la ficción.

Una voz consolidada del cine de autor

Hansen-Love empezó trabajando como crítica de la revista Cahiers du Cinema, donde conoció al director Olivier Assayas, su posterior pareja sentimental y con quien debutó como actriz en “Finales de agosto, principios de septiembre” (1998) y repitió en “Les destinées sentimentales” (2000).

En 2004 dirigió su primer corto y tres años después estrenó su primer largometraje, “Todo está perdonado” (2007). Con el siguiente, “El padre de mis hijos” (2009), obtuvo el Premio Especial del Jurado Un Certain Regard en el Festival de Cannes.
Con ocho películas ya a sus espaldas, es hoy una voz consolidada del cine autoral francés que se mueve en el terreno de la autoficción.

“Cuando empecé era mas difícil, se consideraba algo menor, pero hoy se acepta mejor el cine con una dimensión autobiográfica y creo que tiene que ver con que las películas hechas por mujeres son mejor recibidas, se presta más atención a estos temas”, razona.

También cree que el auge de las plataformas y de las producciones, especialmente series, de autoría “colectiva e industrial”, puede acabar teniendo como efecto que se valore más el cine de autor y las “voces más personales”.

El impacto de la covid

La película muestra por otro lado la soledad de la vida urbana. “Yo me he ido de París”, cuenta la directora, “no estoy lejos, en Montreuil pero tengo más espacio, un jardín, era algo impensable hace años para mí, porque nací en París y amo profundamente esa ciudad pero al mismo tiempo llegó un punto de saturación”.

Reconoce que, como le ocurrió a muchas personas, el encierro por el covid influyó en su decisión. “He vivido lo peor de la pandemia, mi padre murió de covid cuando no había derecho a visitas ni a enterrarlos, fue algo inhumano, de golpe la vida que amaba se convirtió en algo muy duro, irrespirable”.

Hansen-Love subraya la necesidad de “repensar” los cuidados a mayores y el modelo de residencias. Basándose en su propia experiencia, en el filme muestra la saturación de las residencias públicas y la dificultad de encontrar entre las privadas una opción asequible y con buena atención.

“Estoy segura de que muchas personas se han enfrentado a una situación así, es vergonzoso”, señala. “Una atención adecuada tiene un impacto real en el estado de los pacientes, hay pacientes que se dejan morir porque están en un ambiente mortífero, triste y el Estado tiene una responsabilidad ahí”.