El director de "Un futuro desafiante" (Extrapolations), Scott Z. Burns. EFE/EPA/Allison Dinner/Archivo

“Un futuro desafiante” (Extrapolations), cuando la realidad climática alcanza la ficción

Marta Montojo Torrente

Madrid (EFE).- Año 2037: la COP42 reúne a los gobiernos para contener el calentamiento del planeta, que ya es un 1,55 ºC más cálido que en la era preindustrial; mientras, el calor extremo, los incendios masivos o la falta de agua se cobran millones de víctimas y sobre el Ártico, ya derretido, se proyecta un nuevo casino.

Es el comienzo de “Un futuro desafiante” (“Extrapolations”), una serie de ficción que muestra las consecuencias del aumento de temperatura global según pasan las décadas basándose en las advertencias reiteradas de los informes de la comunidad científica internacional.

Así, la producción traslada a la ficción los pronósticos para el futuro próximo del IPCC -el grupo de expertos climáticos de la ONU- si el mundo no rebaja cuanto antes y de manera “profunda, rápida y sostenida” sus emisiones de gases de efecto invernadero.

Dirigido por el cineasta estadounidense Scott Z. Burns, quien también trabajó en el documental “Una verdad incómoda”‘, el reparto de este drama incluye a estrellas de Hollywood como Maryl Streep, Sienna Miller, Marion Cotillard, Edward Norton o Tobey Maguire.

La realidad alcanznado a la ficción

Como asesor técnico, el ecologista estadounidense y fundador de la oenegé 350.org, Bill Mckibben, se centró en pedir a los productores que se dieran prisa en emitir Extrapolations, pues “la realidad estaba alcanzando a la ficción”, tal y como afirma a EFE el propio McKibben.

“Este va a ser el reto de nuestra era. Se nos recordará sobre todo por cómo abordamos esta cuestión de la sostenibilidad ecológica y si ponemos en marcha medidas que van a afectar a las generaciones futuras”, alegó por su parte Edward Norton en el programa de televisión “The Tonight Show”.

Los primeros seis capítulos -cada cual, reflejo de una década- ya se pueden ver en Apple TV, mientras que el resto se irá emitiendo a lo largo del mes de abril.

En esta serie, el efecto “cliffhanger” -el suspense que se crea al final de cada capítulo- no se resuelve en un marco temporal inmediato sino en la siguiente década, tal y como sucede en la realidad, pues los efectos de las decisiones actuales sobre la crisis climática se perciben a largo plazo.

Extrapolations aborda diferentes desastres naturales y soluciones tecnológicas

La subida del nivel del mar, los desplazamientos forzosos, la extinción de especies, la especulación y el rédito que algunos podrán obtener de los desastres climáticos, así como la confianza en soluciones tecnológicas, son algunas de las cuestiones que aborda la serie Extrapolations.

El experto en literatura distópica Gabriel Saldías explica que lo que se conoce a estas alturas de “Un futuro desafiante” no es suficiente -según la teoría literaria- para calificar a la serie como una “distopía”, pues de momento no propone una reorganización social “planificada de acuerdo a principios peores que los nuestros”.

En cambio, la serie anticipa los peores pronósticos de la ciencia para un escenario continuista, en el que aún a mitad de siglo el mundo trata de detener las emisiones de gases invernadero.

“Parece más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo”, argumenta este doctor en Teoría de la Literatura Comparada, citando al crítico literario Fredric Jameson.

Saldías valora que lo que hace a una distopía interesante y útil es que ofrezca una narrativa “crítica y reflexiva” que invite a pensar cómo evitar el desastre o a imaginar “qué pasa después de la catástrofe”.

Las distopías tienen un papel de interacción en la conciencia del espectador

Sin embargo, cree que en los productos comerciales de cine y televisión predominan narrativas “muy simplistas” que no reflejan las contradicciones o soluciones complejas que precisa esbozar alternativas al colapso: “Queremos consumir la destrucción, pero no pararnos a pensar en la reconstrucción”, sentencia.

La profesora en la Universidad de Talca (Chile) y experta en ficciones distópicas, Claire Mercier, coincide en que las distopías no son “meros productos estéticos” sino que tienen un papel de “interactuar con la conciencia crítica del espectador” y ahondar en cómo resolver esos retos.

Pero, advierte, también pueden producir un efecto de “anestesia” al comparar con la situación actual unas circunstancias futuras mucho peores.