La escritora Anne Plantagenet posa durante las II Jornadas Literarias Letras Mediterráneas que se desarrollan en la Fundación Euroárabe de Altos Estudios de Granada. EFE/Pepe Torres

Plantagenet, su mirada a los “pies negros” y las raíces de un millón de almas

Fermín Cabanillas |

Granada (EFE).- Aeropuerto de Orly (París), 2005. Una mujer espera impaciente a su padre para tomar juntos un vuelo a Orán. No dejaría de ser una de las miles de personas que ese día embarcaron con distintos destinos si no fuese porque de ahí nació una novela que, casi 20 años después de ese vuelo, tiene aún a su autora inmersa en un viaje a sus orígenes con la inmigración y el arraigo como telón de fondo.

La autora es Anne Plantagenet y es esa misma mujer que aquel día esperaba a su padre, y casi ocho años después nació ‘Tres días en Orán’, un libro que tiene como “excusa” contar la historia del casi millón de personas de raíces francesas afincadas en Argelia que en 1962 fueron repatriadas a Francia. Su padre era una de esas personas.

En 2005, el viaje fue una especie de regalo de Anne a él, como ha explicado en una entrevista con EFE Plantagenet en Granada, donde participa en ‘Letras Mediterráneas’, organizado por la Fundación Tres Culturas.

Pudo después construir un relato “de una historia que en Francia no es seductora del todo, porque el tema de los pies negros es algo complicado y doloroso para muchas personas”.

Una pies negros: Hija, nieta y bisnieta

A pesar de que la historia de la gente que tuvo que volver a su país o el país de sus padres ha hecho correr ríos de tinta, la escritora asegura que cuando escribió el libro “no había mucho publicado sobre la herencia de la generación siguiente. Yo no soy una pies negros, soy hija, nieta y bisnieta y no había muchos libros sobre esto, pero para mí era importante hablar de esa herencia, de ese dolor”.

“No sabía si yo tenía ese dolor dentro de mí, no sabía si me pertenecía o no”, dice Anne Plantagenet, que sí enfatiza que, para ella, “era importante hacer el viaje a la tierra de los orígenes, de las raíces de mi familia y mis propias raíces, y escribir el relato de ese viaje”, en una travesía entre dos orillas que la llevó a explorar cuestiones como el desarraigo, la búsqueda de las raíces y la necesidad de ahondar en la identidad familiar.

ANNE PLANTAGENET
Una mujer posa con una bandera de Argelia, en una imagen de archivo. EFE/Mohamed Messara

Y, como suele pasar en muchas facetas de la vida, el libro nació casi por casualidad, ya que ocho años después del viaje, y tras haber realizado otras publicaciones, entregó a su editor el manuscrito de su siguiente obra, “y cuando lo leyó me dijo que las primeras 80 páginas las tenía que quitar, que era a partir de la 80 cuando contaba lo que yo quería contar, que era la historia de mi familia”.

“Argelia me obsesionaba desde la infancia. Cuando murió mi abuela paterna, que para mí era una figura muy importante de la historia familiar -la cita siempre en el libro con su nombre y su apellido-, decidí hacer el viaje, y pensé, que, haciéndolo con mi padre, mi obsesión iba a acabarse”, afirma.

Su visión de Argelia

Esa visión del país africano la plasmó en su libro, aunque “a veces dudaba, porque pensaba que no tenía derecho a hablar de Argelia porque no nací allí, incluso algunas personas me lo decían”.

Pero el resultado fue que casi diez años después el libro no solo sigue a la venta, sino que incluso se han modificado algunas notas de la autora en base a las cartas que recibió de lectores que lo tuvieron en sus manos en algún momento.

Plantagenet está muy satisfecha de la obra que salió de sus manos, que en Francia tuvo una gran acogida, provocando “reacciones distintas y a veces contradictorias”, porque, todavía en su país, “el vínculo con Argelia es complicado”.

E, incluso, más de 60 años después de la independencia de los argelinos “hay una relación de dolor, amor,… Había más de un millón de franceses en Argelia que fueron repatriados en 1962, y toda esa gente tuvo hijos, nietos, y ahora en Francia hay mucha gente que tiene orígenes de Argelia y hay una inmigración muy fuerte de argelinos”.

La escritora nacida en Joigny en 1972 ha publicado una docena de libros en los que profundiza en temas como las raíces o el exilio, y en ‘Tres días en Orán’ son sus propias raíces las que salen a la luz desde las primeras páginas.

Termina la charla explicando que su padre, con casi 80 años, ya no es el hombre que fue, pero se muestra muy satisfecha de haber aportado algo de luz no solo a sus orígenes, sino a los de miles de personas que tienen en Argelia una buena parte de su arraigo personal y familiar.