Más de 1.500 ciudadanos visitan este sábado la Biblioteca Nacional en su día de puertas abiertas para conocer valiosos espacios habitualmente cerrados al público de la institución cultural más antigua de España, que guarda joyas como incunables, manuscritos, atlas, dibujos, grabados, carteles o música. EFE/Víctor Lerena

Las joyas escondidas en la Biblioteca Nacional se abren a 1.500 visitantes

Marina Estévez Torreblanca

Más de 1.500 ciudadanos visitan este sábado la Biblioteca Nacional en su día de puertas abiertas para conocer valiosos espacios habitualmente cerrados al público de la institución cultural más antigua de España, que guarda joyas como incunables, manuscritos, atlas, dibujos, grabados, carteles o música. EFE/Víctor Lerena

Madrid, 22 abr (EFE).- Más de 1.500 ciudadanos visitan este sábado la Biblioteca Nacional en su día de puertas abiertas para conocer valiosos espacios habitualmente cerrados al público de la institución cultural más antigua de España, que guarda joyas como incunables, manuscritos, atlas, dibujos, grabados, carteles o música.

Tras una larga espera bajo la lluvia, los primeros visitantes en entrar a las 9:00 de la mañana (la última visita está programada a las 14:00, ya con todas las entradas repartidas) se han encontrado la sorpresa de que su guía sería la directora de la Biblioteca, Ana Santos Aramburo, que ha llevado a un grupo de 25 personas por las distintas salas abiertas en esta ocasión.

“Para nosotros es una satisfacción y una gran responsabilidad”, ha asegurado a EFE Santos tras la visita de una hora, en la que ha mostrado con orgullo y en un ambiente festivo “lo que hombres y mujeres antes de nosotros han sido capaces de crear, soñar y pensar, y han reflejado en algún tipo de soporte”.

Tras hacer una cola que rodeaba varios edificios, los visitantes han podido ver incunables como el de Giovanni Boccaccio “De las mujeres ilustres” (1494), el manuscrito de “La dama boba” (1613) de Lope de Vega o los archivos personales de Antonio Muñoz Molina, donados por el propio autor.

También varios cuentos de Calleja (que dieron lugar al célebre dicho “tienes más cuento que Calleja”) de principios de siglo XX; el primer videojuego español, “La pulga”, o el considerado el mejor de los producidos en este país, “La abadía del crimen”. También se muestra el disco perforado de “La verbena de la Paloma”, disponible en todos los formatos desde que se creó; o la primera edición de “El rayo que no cesa” (1936), de Miguel Hernández.

Las visitas de esta jornada, financiadas por la Fundación de Amigos de la Biblioteca Nacional, se han organizado en dos recorridos paralelos en los que el público ha aprendido también cómo se encuaderna un libro de una manera práctica o a consultar ejemplares en las distintas salas.

En un ambiente distendido en los habitualmente silenciosos y solemnes espacios de la biblioteca, se han dado anécdotas como la de un pianista que participaba en uno de los recorridos, y que ha sido invitado por su guía, una de las bibliotecarias de la institución, a probar uno de los instrumentos custodiados.

Fundada en 1711 como Real Biblioteca Pública por Felipe V, en la Biblioteca Nacional se depositan las obras creadas producidas en territorio español desde principios del SXVIII (libros, discos, revistas, videojuegos…). La institución también custodia una rica colección histórica en la que el Papiro de Ezequiel, datado entre los siglos II y III, es la pieza más antigua.

Por supuesto se guarda la primera edición del Quijote, de 1605, cuyo autor, Miguel de Cervantes, falleció un 23 de abril de 1616, al igual que William Shakespeare y Garcilaso de la Vega, motivo por el que este domingo se celebra en todo el mundo el Día del Libro, con el que suele coincidir esta jornada de puertas abiertas.

En total son 35 millones de documentos, guardados en su mayor parte en una segunda sede en Alcalá de Henares, que se inauguró en 1993, y que cuenta con seis torres ya construidas y una séptima en proyecto.

Se trata, por tanto, de un enorme fondo bibliográfico y documental que incluye libros, revistas, mapas, grabados, dibujos, partituras, folletos, etc. Y que se incrementa a razón de medio millón de unidades al año, tanto en formato físico como en digital.

De hecho, se han digitalizado ya, y sigue como uno de sus principales proyectos, muchas obras antiguas para su consulta por público e investigadores a través de la Biblioteca Nacional Hispánica, donde se accede a su libre descarga. Además, es posible en cualquier momento sacar el carnet de socio de la biblioteca con tan solo el DNI, y el de investigador con el respaldo de una Universidad.