Puerto del Rosario (Fuerteventura) (EFE).- El Centro de Arte Juan Ismael (CAJI), en Fuerteventura, acoge la exposición “La oscuridad fue el principio”, un proyecto del cubano Roberto Diago en el que hereda las tradiciones artesanales africanas hasta convertirlas en una tradición moderna occidental en una muestra que supone la mayor exhibición institucional dedicada al artista en Europa.
Tras presentar el proyecto en varios lugares, el centro de arte majorero fue el primero en mostrar interés por acoger algo que, para el comisario de la muestra, Omar-Pascual Castillo, significa “visión” y un punto de vista “bastante diferente” al resto de colegas que están trabajando en estos momentos en el mundo del arte en el contexto español.
El comisario, junto al propio artista Roberto Diago (Cuba, 1971), y el consejero de Cultura del Cabildo de Fuerteventura, Rayco de León, han presentado este miércoles la exposición, que se podrá ver a partir de este jueves en el centro majorero, su primera parada en Europa.
Cuarenta piezas, entre pinturas, instalaciones, dibujos, esculturas en madera y bronce, conforman esta exposición pensada, en palabras de su comisario, como “una sola gran metáfora”.
“Está la idea de que el mundo está escrito en negro sobre blanco porque lo escriben los blancos, pero qué pasaría si se supiese que el mundo de hoy día está escrito en blanco sobre negro porque el principio fue la oscuridad de África”, reflexiona.
Según Omar-Pascual, esta metáfora “puede resolvernos cómo reescribir la historia de la contemporaneidad sabiendo que somos producto de un proceso de colonización y de un proceso de transferencias culturales de un lado y otro del Atlántico”.
“Somos herederos de una mescolanza de culturas”, explica y plantea que, “a lo mejor, hay que llegar a un punto de concordia y acuerdo porque la tolerancia es respeto, pero también la dignificación de las personas sea el punto de partida”.
Daigo, uno de los artista contemporáneos más reconocidos en Cuba, tiene una solución para ello, de la que habla en su obra y ahí reverbera quitándose de encima lo que se espera de un artista cubano, que reside en Cuba y viaja por el mundo y que trabaja con galerías en Miami, Nueva York, México, Tenerife o Madrid y que, de pronto, puede estar tranquilo porque habla de “un legado”.
Diago es, según Omar, “un hombre que entiende su cultura como una relación entre tradición y vanguardia en la que su mal es la solución para salvar cualquier deuda”.
Por ejemplo, la exposición muestra cómo el artista toma la manera en la que se construye un ritual para convertirlo en una pieza abstracta. Diago introduce en su obra un color que tiene que ver con las herencias tradicionales africanas que sobreviven en el Caribe, destaca.
La exposición tiene como punto de partida la obra “Testigo del tiempo”, una figura humana que mira de frente y de forma desafiante para dar paso a una serie de preguntas y posibles respuestas a través de piezas en las que están presentes todos los lenguajes que el artista usa, y algunas de sus obsesiones, como la soledad, el enmascaramiento o la mirada desafiante de sus personajes.
Diago, con una obra que refleja su interés por el legado de la cultura africana traída por los esclavos a Cuba, y cómo ésta se presenta en la sociedad cubana de hoy, pone en diálogo los distintos materiales que usa en sus creaciones: telas, madera y bronce, entre otros.
Precisamente, el artista lleva seis años utilizando el bronce en sus creaciones artísticas y es la primera vez que estas esculturas ven la luz en una institución pública.
Cualquiera que las ve pensará que es una pieza occidental, pero, aclara el comisario, en el reino de Benín, en Nigeria, se hacía bronce antes que se hicieran bronces en Europa.
“Antes de llegar la Edad de Bronce a Europa ya había estado establecida en África y ese conocimiento ancestral lo usa Diago, de ahí el título ‘La oscuridad era el principio’, quien plantea que, tal vez, se debería reescribir la historia”.
Mientras las nuevas tecnologías invaden la vida cotidiana y se imponen como la iconografía del futuro, Diago actúa como una especie de resistente a través de una obra en la que se esfuerza por mantener el tacto, el cariño y el rozamiento que tiene el ejercicio de la academia, explica el comisario.
Pero, “no lo hace con una academia blanca, sino desde una academia racializada desde lo africano porque hereda las tradiciones artesanales africanas, pero lo más inteligente que ha hecho es subvertir la tradición y convertirla en tradición moderna occidental”, resalta.
La muestra presenta al público 15 metales, 25 telas, tres dibujos, siete piezas de bronce y dos grandes y sugerentes instalaciones: “Ciudad en Roma” y “Ciudad Quemada”.
Además, acoge un mosaico con varios cuadros en los que se replica una especie de altar a los difuntos donde se ofrendan flores.
El artista, que ha mostrado sus trabajos en la Feria de Arte Arco y es cada vez más admirado por coleccionistas españoles, se ha mostrado agradecido por la acogida que ha tenido el proyecto en Fuerteventura, que “va a ser el inicio en España de un gran camino”.
El proyecto aterriza en Fuerteventura procedente de Martinica y desde tierras majoreras dará el salto a Madrid, donde continuará un recorrido por diversas salas de Península. EFE