Gijón, 13 jul (EFE).- La escritora argentina María Inés Krimer, que opta al premio Dashiell Hammett de novela negra que se fallará mañana, viernes, en la Semana Negra de Gijón, ha explicado que utiliza este género “para poner el foco en la realidad”.
Krimer opta a este galardón con la obra “A fin de temporada” (Revolver), última de la trilogía protagonizada por la periodista Marcial Meyer.
Después de “Noxa”, sobre los efectos de productos agropecuarios tóxicos en la salud, y de “Cupo”, sobre las mafias sindicales en Argentina, ambas finalistas al Hammett en 2017 y 2019, Krimer ha cerrado la trilogía de la reportera Meyer con una historia sobre el blanqueo de dinero en la localidad balnearia uruguaya de Punta del Este.
En “Fin de temporada”, la periodista creada por Krimer se desplaza a Punta del Este, lugar preferido de los ricos argentinos para pasar el verano, para investigar el secreto de una familia sobre el origen de su fortuna y destapa una trama de blanqueo de capitales.
La escritora argentina, Premio del Fondo Nacional de las Artes 2002 por su primera novela “La hija de Singer”, compite por el Hammett 2023 con Claudia Piñeiro, con “El tiempo de las moscas”; Imanol Caneyada, con “Litio”; Alicia Giménez Bartlett, con “La presidenta”, y Diego Ameixeiras, con “El ciervo y la sombra”.
En una rueda de prensa celebrada este jueves en el festival de Gijón, Krimer ha dicho que el género negro, que diferencia de la literatura policiaca, le permite “poner el foco en la realidad” y desnudar los conflictos y las tensiones sociales.
El género policial tradicional con un funcionario o un detective como protagonista no funciona en Argentina porque “es muy difícil construir un relato creíble” sobre la investigación de un crimen por alguien vinculado a las fuerzas de seguridad, ha asegurado.
Según Krimer, nadie creería la imparcialidad de un policía argentino investigando, dado el nivel de corrupción de la institución, ha destacado.
La autora ha negado haberse inspirado en el asesinato del fotoperiodista José Luis Cabezas, ocurrido en la localidad bonaerese de General Madariaga el 25 de enero de 1997, cuando realizaba la cobertura periodística de las vacaciones de verano de personalidades famosas en Punta del Este.
El crimen de Cabezas se convirtió en el mayor emblema de la lucha de la prensa argentina por la libertad de expresión y tuvo repercusiones en el cambio de gabinete del presidente Carlos Menen y en la derrota del Partido Justicialista en las elecciones legislativas y presidenciales inmediatamente posteriores.
Krimer ha afirmado que su novela puede remitir a ese o a cualquier otro crimen que se produzca en un ambiente de glamour sobre el que se ocultan intereses poco confesables.