Jose Oliva |
Sitges (Barcelona) (EFE).- Tras debutar con “Mía y Moi”, el cineasta Borja de la Vega rescata en su segunda película, “La última noche de Sandra M.”, “la vida difícil de las actrices del cine de destape español de los años 70”.
El director, que ha presentado este viernes el filme dentro de la sección “Nuevas Visiones” del Festival de Cine de Sitges, se centra en un caso concreto, la actriz Sandra Mozarowsky, que murió en 1977 en extrañas circunstancias tras precipitarse desde la terraza de su casa.
Buscando la historia de las actrices del destape en Internet es fácil encontrar el caso de Sandra Mozarowsky, cuya muerte está llena de rumores, reconoce el director, pero a partir de ahí intentó profundizar a partir de sus entrevistas publicadas, que fueron pocas, y le impactó que “aparece una niña con una tremenda vocación de actriz, que quiere ser tomada en serio no solo por su físico desnudo, su pasión y con un denominador común en estas actrices: eran personas a las que no se les daba una oportunidad”.
Ecos de los casos de acoso de los últimos años
Borja de la Vega, que comenzó a escribir un guión casi por quitarse la historia de la cabeza, admite que “hay un paralelismo claro entre lo que se cuenta en la película con la situación de unas actrices jóvenes y guapas en los años 70 y el acoso y abuso que han sufrido algunas actrices en los últimos años.
“Intenté poner mi cabeza en los años 70 sin tener una perspectiva de 2020-2021, cuando escribí el guión, es decir, evocar cómo vivían en ese momento, aunque el espectador actual verá ecos del caso Weinstein u otros que han sucedido”, dice el cineasta, pero en ningún caso quería retorcer la historia, algo que se ve en un diálogo entre Sandra y su amiga y también actriz Imma, que “hablan de esos abusos pero con la perspectiva de entonces, casi aceptando la situación”.

El trabajo del director de fotografía Martín Urrea es “naturalista hasta cierto punto”, reconoce De la Vega, pues no fueron a buscar un naturalismo extremo ni en las ópticas ni en los encuadres, “y en todo momento la fotografía pretende estar con Sandra, pero sin perturbar su intimidad, es decir, totalmente alejado del cine documental”.
Borja de la Vega, que habitualmente es representantes de artistas, ha visto su paso a la dirección como “una evolución natural” porque, en su caso, llegó a ser representante por su “pasión por el cine y la fascinación por el trabajo de los actores”.
Protagonizada por Claudia Traisac
La actriz Claudia Traisac ha confesado que “este papel fue un regalo” y ha asegurado que “es difícil llegar a un personaje real, del que hay poca información, cuyas películas estaban dobladas”.
Ante esta dificultad, en connivencia con el director, intentaron “construir una fábula y no un ‘biopic’, acercarnos a nivel emocional a Sandra”, ha dicho Traisac, que vio interesante descubrir “qué había en mí de Sandra y lo que podía poner de mi dolor en la construcción del personaje”.
Asegura Traisac que después de haber hecho la película se siente aliviada porque “aunque no se centra en el acoso, sí habla de lo difícil que es ser actriz, una profesión compleja en la que tienes que lidiar con la opinión pública y con los hombres”.