La directora de cine Alauda Ruiz de Azúa, en una imagen de archivo. EFE/Daniel Pérez

Alauda Ruiz de Azúa, directora de ‘Cinco Lobitos’: “A veces uno es feliz y no lo sabe”

Zaragoza, 21 ene (EFE).- La directora de cine Alauda Ruiz de Azúa, cuya primera obra ‘Cinco Lobitos’ ha sido reconocida internacionalmente, ha señalado que en esta película quería hacer “un viaje muy honesto sobre las contradicciones de la maternidad” y ha reconocido que la cinta también se basa en “cómo nos enfrentamos a lo cotidiano” porque “a veces uno es feliz y no lo sabe”.

Este drama protagonizado por Laia Costa, además de contar con siete nominaciones a los Premios Feroz, cuya gala de entrega se celebrará en Zaragoza el próximo 28 de enero, suma once nominaciones a los Goya y fue uno de los largometrajes que entraron en la lista de preselección de los Óscar.

La creadora, que ha admitido sentirse “una privilegiada porque es milagroso todo lo que ha pasado con una primera película”, ha explicado en una entrevista con EFE que ‘Cinco Lobitos’, además de nacer con “una vocación de retrato generacional”, cuenta la historia de “una familia imperfecta” y trata cuestiones como el cambio de roles, los cuidados y la necesidad de “no hablar de la muerte como algo melodramático, sino como algo natural”.

Pregunta: ¿Cómo se siente ahora al ver el reconocimiento que está teniendo ‘Cinco Lobitos’?

Respuesta: Me sentí un poco abrumada y muy feliz. Soy consciente de que soy una privilegiada y una afortunada. Es milagroso todo lo que ha pasado con una primera película, desde que estrenamos en Berlín hasta Málaga. La reacción del público, la preselección a los Óscar, los homenajes en los Goya… Es un viaje muy difícil de prever y ha salido todo bien en una primera película. Impresiona todo y, más todavía, que los cuatro actores de la película que has dirigido y con los que has construido una familia estén nominados a los Goya.

P: ¿Cómo ha sido llegar hasta aquí?

R: ‘Cinco Lobitos’ costó cinco años, un tiempo de mucha incertidumbre y crisis. Pero es cierto que tener tiempo también sirve para reescribir cosas, coger distancia, retomar el proyecto y descubrir. A veces te pasan cosas y algo que habías escrito en un sitio, lo encuentres con otro matiz en otro lugar. En definitiva, tienes sentimientos encontrados.

P: ¿Cómo resumiría este proyecto?

R: Elegiría una frase del personaje de Begoña, que dice: “A veces uno es feliz y no lo sabe”. Creo que es un poco el corazón de esta película, el de esa familia imperfecta y el cambio de roles. Está, por supuesto, la reflexión sobre los cuidados, pero creo que al final hay una emoción que sobrevuela toda la película y que es lo que conecta con el público. Tiene que ver con cómo nos enfrentamos a lo cotidiano. Se habla de esa sensación de tener que aprovechar los momentos con nuestra gente querida.

P: Huyen, además, de esa imagen de madre coraje…

R: En cierto modo sí, me separo. Pero quería hacer otro tipo de relato más relacionado con mi experiencia como madre. Cuando buscas relatos en el imaginario te das cuenta de que siempre ha habido retratos maternales muy concretos y un poco estereotipados. Lo que interesa es lo que ha pasado a nivel generacional. Quería hacer un viaje muy honesto sobre las contradicciones de la maternidad. Otra de las cosas de las que se habla en la película es que nos gusta que nos recuerden, algo que se aleja de la vida real. Ha sido muy bonito descubrir que una película se construye con lo hiper cotidiano, porque es todo muy humano y sin grandes premisas. No hay grandes objetivos y hay conflictos del día a día.

P: También se habla de la enfermedad y de la muerte. ¿Cómo es tratar un tema así, que no deja de ser tabú?

R: La muerte es una de las cosas más importantes de la vida. Cuando empecé a escribir, me planteé cómo quería tratar el tema de la muerte. Y, precisamente, radica en querer estar como siempre, atada a lo cotidiano y a lo real. En ese momento, empecé a detectar los clichés a mi alrededor. Parece que hablar de la muerte es algo muy melodramático y, realmente, es algo cotidiano y absolutamente universal. Quería contarlo como algo muy cercano y de cómo se vive realmente tener a alguien enfermo en casa y organizar un testamento. En definitiva, no quería hablar de la muerte como algo melodramático, sino como algo natural.

P: ¿Cuánto hay de vocación de retrato generacional y social en la película?

R: Sí que había una vocación de retrato generacional. Como guionista tienes que tomar decisiones sobre la lectura social o política que puede tener la historia, y es que yo siempre he pensado que no quería hacer una película aleccionadora. Pero al mismo tiempo sí quería hablar de mi generación, también a nivel estructural. Mi idea, al final, era tratar lo cotidiano de tal forma que dentro de 20 años se viera y se entendiera cómo era vivir esto.

P: También está causando buenas sensaciones en la gente…

R: Eso ha sido el otro regalo, la conexión con el público. Es mi primera película y que ver que los compañeros de la academia han valorado la historia y nos han reconocido con nominaciones es fantástico. ¡Incluso habló de ‘Cinco Lobitos’ Pedro Almodóvar! También con Isabel Coixet, Javier Fesser… Y muchos compañeros de profesión. De repente ver que gente a la que admiras habla de tu película desde ese valor cinematográfico es un viaje increíble.

P: Y, ¿qué podremos ver en el futuro? ¿Hay cierta presión?

R: Ahora mismo estoy escribiendo, aunque no puedo contar nada. Ojalá sea mi segundo largometraje escrito y dirigido por mí. Estoy en ello, pero va a fuego lento. Puede que exista cierta presión. Sin embargo, tengo la sensación de que siempre la hay porque es un gremio muy complicado. Cuando estás intentando levantar la primera película hay presión por saber si vas a poder, en la segunda si va a funcionar, en la tercera otra cosa… Todo así. Intento no poner las energías en eso porque tampoco es algo que yo pueda controlar.

Naiare Rodríguez Pérez