Aficionados del Athletic Club de Bilbao y del Real Club Deportivo Mallorca pasean por el puente de Triana de Sevilla antes del encuentro de la final de la Copa del Rey que ambos equipos disputarán en el estadio de La Cartuja de la capital andaluza. EFE/ Raúl Caro.

Sevilla se viste de rojiblanco ante el asombro del propio presidente del Athletic

Sevilla, 6 abr (EFE).- Sevilla se ha despertado este sábado de final copera vestida de rojiblanco en muchas partes de la ciudad, una “horda de camisetas rojiblancas y autobuses llegando” que ha sorprendido hasta al propio presidente del Athletic Club, un Jon Uriarte que ve “alucinante” tamaña movilización “athleticazale”.

Aficionados del Athletic Club de Bilbao en el Paseo de Colón de Sevilla antes del encuentro de la final de la Copa del Rey que el equipo disputará contra el Real Club Deportivo Mallorca en el estadio de La Cartuja de la capital andaluza. EFE/ Raúl Caro

“Es impresionante”, dijo a los medios Uriarte nada más acabar de izar la bandera del Athletic en la Athletic Hiria, la zona destinada en la capital hispalense para la afición rojiblanca, una especie de punto de partida a un día que tendrá su momento álgido en el partido de esta noche en La Cartuja.

Aficionados del Athletic Club de Bilbao cerca del puente de Triana de Sevilla antes del encuentro de la final de la Copa del Rey que el equipo disputará contra el Real Club Deportivo Mallorca en el estadio de La Cartuja de la capital andaluza. EFE/ Raúl Caro

Hasta que se llegue a él, la afición rojiblanca sueña, se divierte y disfruta en familia, en cuadrilla y en masa del que es su desplazamiento fetiche cada temporada.

“El ambiente es alucinante, hemos salido a correr a las nueve y pico de la mañana y se veían hordas de personas con camisetas del Athletic y llegando autobuses sin parar”, explicaba, asombrado el presidente rojiblanco, que confesó “una envidida terrible” de poder vivir el día como un aficionado más.

Para Uriarte “es una pasada lo que moviliza nuestro equipo”. “No solo aquí en Sevilla, sino lo que se está viviendo en todo Euskadi. Hemos vendido más de 50.000 entradas para San Mamés y parece que vamos a llenar nuestro campo”, se felicitó también un Uriarte que ha “dormido de maravilla” hasta que le “ha despertado un pájaro por la mañana”.

El empresario bilbaíno, en todo caso, ha mostrado confianza en su equipo de cara a la final. “Lo importante son los jugadores y he hablado con alguno de ellos y dicen que han dormido bien, muy a gusto. Hay bastante calma dentro del equipo y eso es buena señal”,

En la izada de bandera del Athletic en la ‘Athletic Hiria’ Uriarte estuvo acompañado por el legendario José Ángel Iribar y por una nutrida representación institucional encabezada por el lehendakari Iñigo Urkullu, la diputada general de Bizkaia, Elixabete Etxanobe, y el alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto.

En declaraciones a los medios, Urkullu elevó a 100.000 las personas que se han trasladado a Sevilla a animar al Athletic. “Decían 70.000, pero ayer he escuchado que hasta 100.000 personas podrían estar hoy en Sevilla”, dijo, ya habituado a viajar a finales con equipos vascos.

Urkullu se sumó a la petición de “respeto” que ayer solicitaron ayer el Athletic y su presidente a su afición, a la que rogaron que no pitase el himno de España en el partido de esta noche.

“Es un signo de respeto institucional, sea cual sea el himno que se interprete, y el respeto institucional no tiene porqué ocultar los sentimientos de pertenencia”, dijo.

En ese sentido, aseguró que “nunca” le “han gustado que se piten los himnos”, “Y menos el vasco. También pido respeto para el himno vasco cuando suena en partidos oficiales de la Euskal Selekzioa”, recordó la pitada sufrida en el último Euskadi-Uruguay en San Mamés.

“Que haya respeto deportividad y fiesta, y que la fiesta sea motivo de celebración. Que gane el mejor y que el mejor sea el Athletic”, resumió Urkullu.

Unos deseos a los que se sumaron los aficionados rojiblancos, que se entregaron a la música, al baile y a la animación de su equipo, visiblemente ilusionados con que “esta vez sí” su equipo gane una Copa que lleva 40 años sin conquistar y que lleva seis finales seguidas esquivándole.