SALAMANCA, 25/08/2023.- Vista de un anuncio de alquiler de vivienda en una farola, este viernes en Salamanca, en el marco del conflicto en el que se encuentran miles de estudiantes que arrancan el curso en el mes de septiembre y deben encontrar pisos de alquiler con unos precios muy elevados. EFE/ J.M. García

La odisea de los estudiantes para encontrar piso: “Pensé en decir que estaba embarazada”

Paula Márquez Bonet |

Madrid (EFE).- Miles de estudiantes buscan piso en estas fechas antes de comenzar sus estudios fuera de sus lugares de residencia, enfrentándose a elevados precios, con un desembolso inicial de hasta 2.000 euros, y a unas dificultades tales que hay quien ha pensado hasta en fingir un embarazo, como explica a EFE una joven en esta situación desesperada.

“Los precios desorbitados, las condiciones abusivas de las agencias de alquiler o que no te cojan el teléfono” son algunos de los problemas que Alexia Corrales relata a EFE en una entrevista.

Corrales, que lleva revisando anuncios desde mayo, destaca que en muchos pisos no admiten estudiantes y se ha visto en la tesitura de tener que fingir que su amigo y ella son pareja: “Hasta he pensado decir que estaba embarazada”.

Además, ha denunciado que en su caso, por su piel oscura, ha encontrado más trabas de lo habitual y es su amigo blanco quien al final tiene que ir a visitar los pisos para evitar prejuicios de los caseros.

Por su parte, Ferran Monzó, de 26 años, necesita encontrar una habitación en un piso compartido, puesto que empieza un curso de formación profesional en Valencia y, a pesar de tratar de los altos precios de las ofertas de agencias, al final es lo único que halla en los portales inmobiliarios.

Ivet Meneu, de 22 años, se muda a Madrid en unos meses para cursar un máster y denuncia que los contratos que le ofrecen los arrendadores son como mínimo de un año, un problema para aquellas personas que, como ella, finalizan antes el curso, pudiendo perder la fianza o teniendo incluso que pagar una penalización.

El poder de las inmobiliarias

A pesar de la nueva Ley por el Derecho a la Vivienda de 2023, que establece que los gastos de gestión inmobiliaria y formalización del contrato corren a cargo del arrendador, los entrevistados acusan a las agencias de seguir cobrando honorarios a los inquilinos.

“Cuando lo reclamas y dices que es ilegal, te reformulan las funciones de una agencia para insinuar que están haciendo un servicio al inquilino y no al arrendador; y en otras ocasiones te cuelgan”, ha protestado Alexia Corrales.

VIVIENDA ESTUDIANTES
Vista de anuncios de alquiler de viviendas en el cristal de una inmobiliaria, este viernes en Salamanca. EFE/ J.M. García

“No existe ningún tipo de oferta de particulares. Creo que el motivo es la alta competitividad entre nosotros, los estudiantes, por conseguirlos antes; siempre hay muchos anuncios colgados en farolas y por las zonas de la universidad y todos están completamente arrancados o han quitado los números de teléfono por la fuerza”, explica Ferran.

“No existe ningún tipo de oferta de particulares. Creo que el motivo es la alta competitividad entre nosotros, los estudiantes, por conseguirlos antes; siempre hay muchos anuncios colgados en farolas y por las zonas de la universidad y todos están completamente arrancados o han quitado los números de teléfono por la fuerza”, explica Ferran.

Alexia también se sorprende ante el desembolso que se exige al iniciar el contrato en algunas viviendas: “Tienes que pagar unos 2.000 euros para poder entrar”.

Como ha experimentado Ferran Monzó, además, las condiciones han cambiado y comenta que hace tres años -tanto particulares como inmobiliarias- solo le exigían que sus padres fuesen fiadores solidarios del alquiler, mientras que ahora se pide incluso saber el crédito que los progenitores tienen en sus cuentas bancarias.

Precios poco asequibles

“Los jóvenes hemos asumido cómo son los precios actuales y el problema no es que no podamos pagarlo, sino que nos quedamos a cero y no tenemos la oportunidad de ahorrar en estos primeros años de trabajo”, ha relatado Cristina D., exestudiante de máster de 27 años que ha conseguido un contrato este año en Madrid.

Cristina vive junto a otras cinco personas en un barrio céntrico de la capital y es algo en que lo que los veinteañeros coinciden: compartir piso es la solución para poderse permitir un alquiler.

Esta joven es una excepción, ya que puede pagar su alquiler con su salario, pero el resto de entrevistados necesitan de la ayuda de sus padres o de una beca para permitirse independizarse.

Ninguno se plantea la opción de una residencia, cuyos precios suelen ascender a 1.000 euros por habitación al mes.

VIVIENDA ESTUDIANTES
Vista de anuncios de alquiler de vivienda en un cartel de anuncios de la Universidad de Salamanca, este viernes en el Campus Miguel de Unamuno. EFE/J.M. García

Las capitales de provincia más caras con pisos de habitaciones compartidas en España en la actualidad son, por este orden, Barcelona, con 485 euros mensuales de media, Palma, con 475 euros, San Sebastián y Madrid (ambas con 450 euros), Málaga y Bilbao (ambas con 400 euros) y Pamplona (395 euros), según datos del portal inmobiliario Idealista.

El estrés de buscar piso

Para estos jóvenes, la búsqueda de una vivienda con precios que se ajusten a su presupuesto es “muy estresante”.

“Es agobiante hasta el punto de no saber si podré continuar con mis estudios en Valencia al año siguiente por el hecho de no tener una vivienda”, lamenta Ferran, quien dice no poder descansar en verano por este problema.

Yvet comenta que cuanto más cerca está de empezar su máster y sin encontrar alojamiento la angustia es mayor.
“Me paso el día pensando en pisos, es mi nuevo pasatiempo”, ha concluido Alexia, que admite haber llorado en más de una ocasión durante el proceso.