El comodoro Luis Iniciarte posa durante una entrevista con Efe, el 16 de septiembre de 2022, en Caracas (Venezuela). EFE/ Rayner Peña R.

Naufragios en Venezuela, esperanzas bajo el agua

Por Génesis Carrero Soto |

Caracas, 20 sep (EFE).- Han pasado más de cien días desde que las embarcaciones “Zorro Viejo” y “Santo Amaro II” se perdieron en aguas de Venezuela. Desde entonces, las familias de los nueve tripulantes desaparecidos se enfrentan a la ausencia de un servicio exclusivo de búsqueda o salvamento marítimo en el país que los apoye.

La falta de un cuerpo especializado y con equipo propio obliga a que las operaciones de búsqueda, rastreo, rescate y recuperación en el mar en Venezuela dependan de la voluntad de organismos que prestan sus recursos humanos y técnicos a una labor para la que no están plenamente capacitados.

El secretario general de la Organización Nacional de Salvamento y Seguridad Marítima de los Espacios Acuáticos (ONSA), Luis Guillermo Iniciarte, explicó a Efe que “en Venezuela no hay un servicio de búsqueda y salvamento marítimo funcionando como establece la ley”, pero aseguró que actualmente las autoridades se preparan para la activación de un grupo de rescate.

El comodoro Luis Iniciarte posa durante una entrevista con Efe, el 16 de septiembre de 2022, en Caracas (Venezuela). EFE/ Rayner Peña R.
El comodoro Luis Iniciarte posa durante una entrevista con Efe, el 16 de septiembre de 2022, en Caracas (Venezuela). EFE/ Rayner Peña R.

No obstante, a quienes ahora mismo viven el drama de tener familiares perdidos en el mar no les sirven las promesas futuras y dicen sentirse “abandonados” en las búsquedas de quienes quieren.

Tripulaciones y familias a la deriva

Los más afectados son quienes desde tierra siguen buscando a sus familiares que se perdieron en un naufragio, como es el caso de Víctor Rodríguez, que cuenta cinco meses desde que su tío y tres primos desaparecieron a bordo de la embarcación “Zorro Viejo” que zarpó el pasado 19 de abril desde Nueva Esparta (noreste), y 72 horas después perdió comunicación.

“Lamentablemente, los venezolanos no contamos con ese apoyo”, dijo Rodríguez a Efe sobre el respaldo de las autoridades en la investigación para encontrar a sus familiares.

Aseguró que la búsqueda de su tío y primos ha sido prácticamente inexistente y que están “a la deriva”, pues las autoridades a las que acudieron para pedir apoyo alegaron falta de gasolina, de aeronaves o de buques para hacer las operaciones de rastreo.

No obstante, no pierde las esperanzas de encontrar a estos pescadores y prefiere pensar que “siguen en la faena” y aún no retornan a tierra firme.

La misma ilusión mantienen los familiares de los cinco hombres que faenaban a bordo de la embarcación “Santo Amaro II”, reportados como desaparecidos el pasado 14 de mayo, al no establecer contacto con las autoridades acuáticas desde el día 4 de ese mes cuando partieron desde el estado Falcón (noroeste).

Doris Vargas, hermana del capitán de este barco, denunció que cesó la búsqueda de estos hombres cuando llevaban 42 días desaparecidos y pidió a la Fiscalía venezolana investigar el caso.

Sin equipo ni reparación

Iniciarte, quien está al frente de una de las pocas organizaciones dedicadas al salvamento marítimo en Venezuela, asegura que el problema va más allá de la falta de recursos y equipo especializado para las operaciones de búsqueda, pues se suma la preparación “empírica” y casi inexistente de “la gente de mar”, en referencia a pescadores artesanales y pilotos de embarcaciones.

“Normalmente los naufragios que terminan en una situación desafortunada es porque la tripulación no estaba debidamente preparada”, subrayó Iniciarte, quien agregó como otra causa común la falta de equipamiento de comunicaciones o rastreo de marina de pesca, deporte, turismo o recreativa que sale de puertos venezolanos.

Recordó que las aguas y costas venezolanas están divididas en 17 Capitanías de Puerto regidas por el Estado a través del Instituto Nacional de los Espacios Acuáticos (INEA), institución encargada de registrar zarpes y viajes, pero que en la práctica tiene dificultades para ejercer esta labor por la falta de información y recursos.

“Nosotros seguimos en un gran sector de la marina nacional navegando bajo condiciones del siglo pasado y requerimos de parte de todos, tanto los usuarios como las tripulaciones y la autoridad (para) dar ese paso adelante y comenzar entonces a llevar los equipos y el equipamiento de seguridad marítima necesario y conforme a las normas del siglo XXI”, acotó el especialista.

Mientras los familiares mantienes las esperanzas, el INEA se encuentra, por primera vez, levantando un registro de “organizaciones auxiliares” con capacidad para apoyar, “como voluntarios” en operaciones de búsqueda y salvamento acuático”.

Edición web: Juan David Mosos