El acusado Francisco José Garzón Amo, maquinista del Alvia. EFE/Lavandeira jr

El maquinista del Alvia pide perdón y asegura que la seguridad era “deficiente”

Santiago de Compostela (EFE).- Francisco José Garzón Amo, maquinista del tren accidentado en 2013 en Santiago con un saldo de 80 muertos y casi centenar y medio de heridos, ha pedido de nuevo perdón este jueves, en su declaración en el juicio, y ha centrado su defensa en una seguridad que entonces veía deficiente.

“Fue un accidente y no pude evitarlo”, ha afirmado en el edificio de la Ciudad de la Cultura que acoge la vista oral, donde ha hecho especial hincapié en que con las medidas que hay ahora en la línea Santiago-Ourense, una tragedia ferroviaria como la vivida jamás se hubiese desencadenado, ni incluso haciendo lo mismo que él, yendo al doble de la velocidad máxima permitida.

El conductor del tren 04155 no ha hablado en su interrogatorio de despiste tras la llamada del interventor de a bordo, término que sí utilizó durante la engorrosa fase instructora en la que hubo baile de imputaciones y cambio de jueces, pero sí ha admitido que tras esa comunicación se desubicó y creyó que estaba algo antes del giro donde impactó violentamente contra el muro de hormigón.

“La curva de A Grandeira no se puede ver con antelación suficiente y la vía es muy monótona, va a túnel por minuto, y desde el último túnel no se ve la curva. Yo frené antes de la señal de la curva, pero fue prácticamente imposible, porque es absurdo usar esa señal como referencia. No se puede pasar en ese punto concreto de 200 a 80”, ha relatado en sala.

El maquinista del Alvia(i), durante el juicio del accidente que tiene lugar en Santiago de Compostela. EFE/ Lavandeira Jr

Ha contado además Garzón que él mismo ya le había hablado al jefe de seguridad de la zona de la reducción drástica de velocidad que había que ejecutar al aproximarse a ese punto.

Critica la falta de elementos de seguridad

Y, aparte, ha acentuado, no había señalización previa que obligase a ir aminorando. El límite de 80 kilómetros por hora estaba situado “en la misma curva”.

Garzón Amo, que se ha venido abajo al principio y al final de los 55 minutos en los que ha testificado, respondiendo solamente a las preguntas de su abogado, Manuel Prieto, ha cargado contra esa falta de indicaciones y ha asegurado no haber recibido tampoco formación específica sobre la circulación con alta velocidad por esa vía ni preparación alguna para el uso del móvil corporativo.

Ha remarcado Garzón Amo, maquinista desde 2003 y ligado a Renfe desde diciembre de 1982 como peón especializado, que él cumplió la norma y, en ese sentido, ha puntualizado que ningún elemento de seguridad impidió que entrase por Angrois a una velocidad que era muy superior a la debida.

En la parte final de esta jornada, la Abogacía del Estado ha reclamado incorporar las declaraciones anteriores de Garzón Amo al apreciar contradicciones, algo que ha apoyado el Ministerio Público.

No obstante, la magistrada presidenta María Elena Fernández Currás no ha visto razón para ello, así que ahora será la Audiencia la que resuelva esta cuestión.

La velocidad, clave en el accidente

Al ser tan breve la declaración de Garzón Amo, hoy podría haber sido el turno del otro acusado, Andrés Cortabitarte, que fue responsable de la seguridad en la circulación de Adif.

Pero al alegar su letrado que no estaba en condiciones por la leve agresión sufrida el pasado miércoles por el padre de una de las víctimas, ha quedado aplazada.

El del Alvia será un juicio largo que estará centrado en la responsabilidad de Garzón Amo, que encaró la curva de A Grandeira a más del doble de la velocidad permitida (191 km/h frente a 80), y la del ex responsable de la seguridad en la circulación de Adif, Andrés Cortabitarte, en su caso por eventuales problemas que pudiesen haber afectado a la seguridad.

A Garzón y Cortabitarte se les imputan, respectivamente, 80 fallecimientos por imprudencia grave profesional, 145 de lesiones por el mismo motivo y un delito de daños.