Un operario repara la puerta tras el robo de todas las pistolas de la Policía Local en el Ayuntamiento de Lantejuela (Sevilla). EFE/Fermín Cabanillas

¿Por dónde se cuelan los cacos que roban las armas de los policías?

Sagrario Ortega

Madrid (EFE).- Hace unos días el Ayuntamiento de Lantejuela (Sevilla) sufrió un robo, el de todas las pistolas de su Policía Local. No es la primera vez que se sustraen armas de las dependencias policiales e, incluso, droga incautada a los delincuentes. ¿Por dónde se cuelan los ladrones?

Tanto los sindicatos policiales como las asociaciones profesionales de la Guardia Civil reclaman más seguridad en sus instalaciones, o lo que es lo mismo, más agentes y armeros seguros que sustituyan las “endebles” taquillas en las que en muchos casos tienen que dejar sus pistolas.

Los robos a la policía más recientes

Dos pistolas Walther P99, tres Ceska modelo Brno 75 y toda la munición que encontraron fue el botín del que se apoderaron el pasado día 10 los ladrones que, sin más, entraron por la puerta principal del Ayuntamiento de Lantejuela sobre las cinco de la madrugada y accedieron al armero.

Ese mismo día se conoció que un juzgado de Ayamonte estaba investigando el robo, en enero del año pasado, de parte de un alijo de 2.000 kilos de hachís que se encontraban en las instalaciones de la Guardia Civil de esa localidad onubense en dos furgonetas incautadas en su día.

Y uno de los más recientes tuvo bastante repercusión mediática por el lugar donde ocurrió hace algo menos de un año. Un menor se coló en la sede de la Policía Nacional en Canillas (Madrid), un gran complejo donde se ubican muchas de las comisarías generales del cuerpo y donde el joven robó dos pistolas, que exhibió horas más tarde disparando al aire por las calles de Vallecas.

El chaval saltó un muro del complejo, vagó por él con claros signos de encontrarse drogado y ni las alarmas del recinto ni los agentes de seguridad se percataron de su sospechosa presencia.

Con nocturnidad en instalaciones sin vigilancia

Por la noche y a sabiendas de que no hay vigilancia. Así se produjo en octubre de 2021 el robo de 13 pistolas y munición a la Policía Local de Corrales de Buelna (Cantabria). No se supo a qué hora concreta, pero todo apuntaba a que entre las diez de la noche y las seis de la mañana, porque en ese tramo no había turno de noche.

Así que los ladrones reventaron la puerta de acceso y arrancaron los armeros. Las cámaras de vigilancia no pudieron captarlo, porque no había.

Tampoco se percataron unos meses antes los inquilinos de la casa cuartel de Villafranca de los Caballeros (Toledo) de la entrada de dos individuos que forzaron las taquillas y se apoderaron de tres pistolas, además de varios uniformes y una caja fuerte.

Aprovecharon el horario de cierre de la instalación policial para entrar. De todos modos les sirvió de poco, porque pocas horas después fueron detenidos.

Como solo abría de lunes a viernes y hasta las 14.00 horas, según denunciaron en su día las asociaciones de guardias civiles, los cacos eligieron el fin de semana para sustraer armas y munición el cuartel del instituto armado de Láchar (Granada), en febrero de 2019.

Cuando el ladrón es un policía

En el repaso de EFE a noticias de robos de esta naturaleza aparecen también como autores de algunos delitos de este tipo los propios agentes. Como se descubrió tras el robo de armas en 2015 en la comisaría de la Policía Nacional de Ourense.

La operación que destapó esa autoría iba más allá de este hecho, porque había tráfico de drogas y confidentes de por medio. En cualquier caso, fueron dos agentes que estuvieron prestando servicio durante mucho tiempo en la ciudad los que perpetraron el robo.

A las Fuerzas Armadas también les roban

Las Fuerzas Armadas tampoco se han librado de los cacos. En 2011 la base militar Menacho en Bótoa (Badajoz) sufrió un robo muy sonado. Los delincuentes, al parecer muy organizados, se llevaron un goloso botín: veinte fusiles HK G36 y diez pistolas de nueve milímetros.

Más de un año después se detuvo a once personas en relación con este robo. Y cuatro militares que estaban de guardia la noche del delito fueron castigados con arresto disciplinario por negligencia.

Los asaltantes forzaron la valla perimetral, inutilizaron las cámaras de seguridad, cogieron un coche del Ejército y se dirigieron al armero.

No fue armas, sino cable lo que en 2012 tres jóvenes robaron hasta en seis ocasiones del cuartel de la Legión en Melilla. Fueron detenidos por la Policía Nacional.

Los agentes opinan

Aunque no ocurren a menudo, sí hay un goteo de robos que preocupan a sindicatos y asociaciones.

El sindicato Jupol hace hincapié en la necesidad de incrementar el personal policial que se encarga de la seguridad y vigilancia de las instalaciones, y pide armeros “donde los agentes puedan depositar de una forma más segura sus armas y así evitar estos, afortunadamente, escasos incidentes”, según recalca a EFE.

También el Sindicato Unificado de la Policía (SUP) ha solicitado de forma reiterada la necesidad de dotar de armeros y zonas frías a todas las dependencias policiales de España. Parece que la Dirección General ha recogido el guante, pero “estamos esperando, que cumplan con carácter urgente la medida”, dice a EFE el SUP.

Desde las asociaciones de la Guardia Civil, Jucil subraya que en el cuerpo hay un “déficit de 17.000 agentes”, lo que afecta no solo a la operatividad del cuerpo, sino también a las instalaciones, que “no tienen unas garantías básicas de seguridad”.

Mientras, la AUGC reclama mayores medidas de seguridad en los puestos, como cámaras de videovigilancia, rejas, etc…, “sobre todo en aquellos con poco personal, en pueblos pequeños, que sólo se abren algunos días a la semana, o por la mañana, y que durante parte de la semana se quedan vacíos”.