Madrid (EFE).- Un techo que proteja del calor es un bien del que no disponen al menos 28.500 personas en España. Ayuntamientos y ONG buscan alternativas y “refugios climáticos” para proteger a un colectivo especialmente vulnerable durante las altas temperaturas del verano.
Numerosas ciudades ponen en marcha iniciativas para ofrecer tanto refugio como alimentación a las personas que, por circunstancias diversas, pasan su día en la calle.
Según el Instituto Nacional de Estadística, hay más de 28.500 personas sin hogar en España que han hecho uso de centros asistenciales, pero organizaciones como Cáritas elevan a 40.000 la cifra de las personas en situación de riesgo.
Dispositivos de servicios sociales y emergencias
En Madrid o Sevilla, los dispositivos de los servicios sociales y de emergencias han vuelto este verano a intensificar sus rutas diarias para vigilar a esta población y poder remitir a quien lo necesite a los diversos centros operativos en verano.
En Valencia, por ejemplo, Cruz Roja abrió durante la pasada ola de calor un Centro de Emergencias Sociales con ese fin, y numerosas ciudades, de Ciudad Real a Jaén, amplían los horarios de apertura de sus centros de acogida para transeúntes.

En Murcia, el dispositivo especial ante las altas temperaturas incluye el reparto de agua fresca y gorras a las personas sin hogar, además de facilitar transporte gratuito al albergue, comedor o centro social.
Las ONG juegan un papel trascendental. “No solo el frío mata en la calle, y nuestra indiferencia como sociedad es más cruel que las altas temperaturas”, destacan desde Solidarios, cuyos voluntarios realizan rutas de calle desde hace más de tres décadas para acompañar a personas sin hogar por la noche e informarles sobre los recursos disponibles en su situación.
Las distintas Cáritas en España dimensionan sus servicios con especial atención a la alimentación en comedores sociales y muchos centros de día, explica a EFE Raúl Flores, coordinador de estudios de España de esta ONG.
“Lo que hacemos es reforzar el acceso a esos lugares para que tengan un lugar donde descansar, más fresco, y con posibilidad de asearse y de hidratarse con más frecuencia”, subraya Flores entre palabras de agradecimiento a los voluntarios que, a pesar de ser periodo vacacional, “se entregan todavía más” y posibilitan mantener abiertos los locales necesarios en las horas centrales del día.
La población sin hogar “migra” a la costa y al sur
De los 631 comedores sociales existentes de España, más de 50 son gestionados por Cáritas.
“Es habitual que en verano las personas sin hogar se desplacen hacia las ciudades de la costa o las del sur. Por tanto, los lugares que cierran o reducen su capacidad tienen menos demanda”, explica el coordinador de Cáritas.
Muchas buscan alternativas y tienen “mayores oportunidades” de conseguir dinero con el que acceder a comida fuera de los servicios de restauración establecidos. “Incluso a veces consiguen que les ‘contraten’ para poder hacer algún trabajo y tener unos ingresos que les hacen independientes”, detalla.
Nuevos perfiles
Además de las personas sin hogar, Cáritas incluye en el colectivo de especial vulnerabilidad a personas que carecen de una vivienda segura -“aunque tengas algo que te cubra, si no está adecuado a tus necesidades, te encuentras sin hogar”- y a quienes dependen de una habitación pagada por una ONG o residen en un centro, de solicitantes de asilo a mujeres víctimas de la violencia de género.
Las personas sin hogar son mayoritariamente hombres, pero el perfil está cambiando, avisa Flores, y las mujeres suponen ya casi el 20 % del total.
Se está consolidando además un nuevo perfil de personas que no están siempre en la calle, sino que tienen una vivienda totalmente insegura -no pasan más de tres o cuatro días en el mismo lugar- y que a veces hacen pequeños trabajos, pero con ingresos insuficientes para tener un hogar.