Imagen de archivo del juramento del entonces Príncipe de Asturias, Felipe de Borbón. EFE

La jura de 1986: un guion similar al de Leonor en un contexto político muy distinto

Carlos Pérez Gil |

Madrid (EFE).- España vivirá este martes un nuevo juramento de la Constitución ante las Cortes Generales de una heredera al trono, Leonor de Borbón, 37 años después de que lo hiciera su padre, el entonces príncipe Felipe, con un guion muy similar, aunque desarrollados en contextos políticos muy diferentes.

Esta jura constitucional y la de 1986 son las únicas de un heredero al trono desde que Alfonso XIII lo hizo el 17 de mayo de 1902, en su caso el día que cumplió 16 años y fue proclamado jefe del Estado.

El solemne acto de la princesa tendrá un desarrollo casi idéntico al de Felipe de Borbón en cuanto a la puesta en escena en el hemiciclo, los saludos a los parlamentarios y la duración, en torno a una hora.

El acto en el hemiciclo del Congreso

También la fórmula de juramento, sin símbolos religiosos, y la Constitución de la que su padre recitó: “Juro desempeñar fielmente mis funciones, guardar y hacer guardar la Constitución y las leyes y respetar los derechos de los ciudadanos y de las comunidades autónomas y fidelidad al rey”.

Como ocurrirá mañana, el único que pronunció un discurso en el hemiciclo fue el entonces presidente del Congreso, Gregorio Peces-Barba, socialista como la actual titular, Francina Armengol.

“Hoy celebramos un acto que expresa la continuidad de la monarquía, su prolongación en el tiempo”, proclamó el ya fallecido Peces-Barba, uno de los padres de la Constitución, quien cerró su alocución con un “¡Viva la Constitución!, ¡Viva el rey! ¡Viva España!.

La jura de 1986: un guion similar al de Leonor en un contexto político muy distinto
El entonces Príncipe de Asturias, Felipe de Borbón, durante su juramento en una imagen de archivo. EFE

En 1986, la familia real estuvo al completo en el estrado presidencial del salón de sesiones arropando a Felipe de Borbón, una imagen que se sólo se dará parcialmente con su hija.

Al él le acompañaron los reyes Juan Carlos y Sofía, las infantas Elena y Cristina, además de su abuelo, don Juan de Borbón, que, aunque no reinó, su presencia se interpretó como símbolo del pasado, presente y futuro de la dinastía.

Con la princesa solo estarán sus padres y la infanta Sofía, y Juan Carlos I será el gran ausente, también la reina Sofía, después de su distanciamiento de la familia real tras su ‘exilio’ a Abu Dabi en agosto de 2020.

El anterior jefe del Estado concitaba hace 37 años la admiración de la inmensa mayoría de la ciudadanía en un momento en que España aceleraba su transformación como país tras su ingreso en la UE el 1 de enero de 1986 y en puertas de entrar en la OTAN, lo que se certificó tras el referéndum convocado mes y medio después del juramento.

Un Congreso muy diferente

El otro elemento diferenciador de ambas ceremonias es el arco parlamentario, bastante más fragmentado y polarizado el actual respecto al de 1986, y en el que una amplia mayoría de los diputados y senadores eran hombres.

El Gobierno socialista de Felipe González contaba con 202 escaños, su techo histórico, mientras que el de Pedro Sánchez, el primero en coalición de la democracia, acude a la ceremonia en funciones.

La II Legislatura estaba a punto de expirar, mientras que la neonata está pendiente de que Sánchez saque adelante su investidura, para lo que ha defendido la necesidad de aprobar una amnistía a los líderes independentistas procesados, de la que reniega González, hoy distanciado del actual líder del PSOE.

En el anterior juramento, solo el único diputado de ERC dejó vacío su escaño, además de los dos de Herri Batasuna que renunciaron a hacer vida parlamentaria, mientras que sí estuvieron el entonces lehendakari, José Antonio Ardanza, y el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol.

Al plante a Leonor de Borbón se han sumado los presidentes de Cataluña y Euskadi, más los parlamentarios de PNV, Junts, ERC, Podemos, IU, EH Bildu y BNG, reflejo del mayor peso adquirido por las formaciones republicanas, abiertamente críticas con la Corona.

“Unas Cortes diferentes a las de 1986, pero que demuestran que la Constitución y la monarquía son capaces de integrar todas las distintas visiones que conviven en nuestro país”, argumentó el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, hace dos semanas.

La princesa pronunciará un discurso en el Palacio Real

Al juramento de Leonor de Borbón sucederá un segundo acto institucional en el Palacio Real con los poderes del Estado con un esquema también similar, puesto que será el momento en que ella tome la palabra.

“Quiera Dios que este acto sencillo y emotivo sea el exponente de nuestra unión, a fin de que todos y cada uno, desde el puesto que nos corresponde, podamos cumplir nuestra misión en la paz, en la libertad y en la justicia para el engrandecimiento de nuestra patria”, deseó Felipe de Borbón tras recibir el Collar de la Orden de Carlos III, el mismo que se impondrá a su hija.

González habló, como hará Sánchez, y se congratuló de que la España “democrática y libre” apostase “por su futuro constitucional” en la persona del príncipe.

“Sabe que cuenta con la lealtad y la simpatía del Gobierno”, le garantizó el entonces líder socialista.

En 1986, Juan Carlos I no intervino, pero el martes sí lo va a hacer Felipe VI antes del almuerzo, al que asistirán más de un centenar de personas entre autoridades y representantes de la sociedad civil.

La otra recepción del Palacio Real fue más numerosa, con más de un millar de invitados, pero igualmente sin presencia de mandatarios extranjeros, en un contexto internacional bastante más sosegado que el presente, sobresaltado por las guerras en Ucrania y en la Franja de Gaza.

El día se cerrará con una celebración familiar privada

La princesa de Asturias rematará la jornada con una celebración familiar privada en el Palacio de El Pardo a la que sí asistirá el rey emérito.

En el caso de su padre, no hubo festejo y volvió al Palacio de la Zarzuela para disfrutar de los regalos, entre ellos, su primer coche, un Seat Ibiza que le regaló Juan Carlos I.

Como la ceremonia fue un jueves, don Felipe estiró su permiso por la mayoría de edad antes de regresar el domingo a la Academia General Militar de Zaragoza, algo que también hará su hija el miércoles por la tarde.