El comisario europeo de Energía, Dan Jørgensen, durante una rueda de prensa este martes en Estrasburgo, Francia. EFE/EPA/RONALD WITTEK

Bruselas propone obligar a los importadores de gas ruso a romper sus contratos antes de 2028

Estrasburgo (Francia) / Viena (EuroEFE).- La Comisión Europea presentó este martes los detalles de su plan para desvincular totalmente a la Unión Europea de los hidrocarburos rusos, que incluye obligar a los importadores a romper sus contratos a largo plazo por fuerza mayor antes de 2028.

«Rusia ha intentado repetidamente chantajearnos utilizando el suministro de energía como arma. Hemos tomado medidas claras para cerrar el grifo y poner fin, de una vez por todas, a la era de los combustibles fósiles rusos en Europa», declaró en un comunicado la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.

El Ejecutivo comunitario plantea una «eliminación progresiva y coordinada» de los hidrocarburos rusos en tres etapas para limitar «posibles efectos en los precios de la energía en la Unión» y evitar «cualquier riesgo para la seguridad del suministro».

Primero, y a partir del 1 de enero de 2026, se prohibirían los nuevos contratos para importar gas ruso.

En segundo lugar, se obligará a cesar los contratos existentes a corto plazo antes del 17 de junio de 2026, siempre que las compañías puedan demostrar que el compromiso se firmó antes del 17 de junio de 2025. Los países sin salida al mar que reciben gas por gasoducto, como Eslovaquia y Hungría, tendrían de plazo hasta 2027 para implementar esa medida.

Por último, las importaciones bajo contratos a largo plazo cesarán a finales de 2027, agrega la Comisión Europea, cuya propuesta necesita el respaldo de una mayoría simple en el Parlamento Europeo y de una mayoría cualificada entre los Veintisiete, lo que facilitaría esquivar un hipotético veto de Eslovaquia o de Hungría, cercanos a Moscú.

Seguridad jurídica

Romper los contratos preocupa a empresas con compromisos a largo plazo, como la española Naturgy, y también a algunos países, que pedían algún tipo de compensación económica.

Por su parte, España, uno de los Estados miembros por donde más GNL ruso entra a la UE, ha insistido desde la confrontación con Moscú en que se necesita una «solución europea» para frenar las importaciones, porque a nivel doméstico no se puede prohibir a las empresa comerciar con un producto que no está sancionado.

La Comisión Europea no ofrecerá compensaciones, pero asegura tener la fórmula jurídica idónea para acabar con los contratos, basándose en la política comercial y en la política energética (artículos 207 y 194 (2) del TFUE).

La base legal, apuntan fuentes comunitarias, equivale a decir: «esta relación comercial no tiene futuro, nos ha impactado seriamente en el pasado».

El reglamento se ha diseñado de forma que sea «tan claro que evite cualquier discusión» y «la prohibición es tan inmediata de aplicar como una sanción», luego «no requiere que un Estado miembro lo analice o tenga que tomar decisiones», subrayan.

Esto no significa que algunos de esos «cientos» de contratos que deberán romperse termine en algún tribunal de arbitraje, pero el Ejecutivo confía en que ninguna empresa europea tenga que pagar porque estaría simplemente aplicando una normativa que está obligada a respetar.

La Comisión también sugiere prohibir los contratos a largo plazo para servicios en terminales de GNL destinados a clientes rusos o controlados por empresas rusas, lo que «garantizará que la capacidad de las terminales pueda redirigirse a proveedores alternativos, mejorando así la resiliencia de los mercados energéticos».

Energía y guerra

Al inicio de la invasión de Rusia en Ucrania, la Unión Europea vetó las compras de carbón ruso y casi la totalidad de las importaciones de petróleo, que en virtud de la nueva propuesta deberán cesar por «completo» antes de finales de 2027.

Pero la UE no había llegado a sancionar el gas y, de hecho, fue Moscú quien jugó con los bombeos para manipular los precios antes y después de atacar a Ucrania, recrudeciendo así la crisis energética en 2021 y 2022.

Desde entonces, la UE ha ido reduciendo su dependencia en el gas ruso, pasando del 45 % al 19 % del total de sus importaciones al cierre de 2024, gracias al aumento de las compras a EE.UU., Noruega y Catar, a las renovables y a la caída del consumo, tendencias que Bruselas cree que prevalecerán.

Por ello, como medida paralela, Bruselas pide que las capitales presenten planes de diversificación para avanzar hacia la desconexión energética de Moscú sin sobresaltos.

La Comisión supervisaría el sistema de forma que, en caso de amenaza para la seguridad de suministro, Bruselas autorizaría excepciones temporales.

Además, el Ejecutivo reforzará las normas de transparencia, trazabilidad y control de las importaciones de gas ruso, exigiendo a los importadores información que acredite ante las aduanas «la ruta del gas desde su origen hasta el punto de entrada en la Unión».

«Importar gas de Rusia es una amenaza para la seguridad de Europa. Por eso ahora proponemos una prohibición de importación a nivel de la UE. Esto aumentará nuestra independencia energética y reducirá los ingresos que Putin utiliza para financiar su guerra», declaró el comisario europeo de Energía, Dan Jørgensen.

Austria pide reanudar las compras de gas ruso tras el final de la guerra

Por su parte, Austria apoya la propuesta de la UE, aunque pide incluir un levantamiento de ese veto tras el fin de la guerra, señaló el Gobierno austríaco este martes.

«Creo firmemente que debemos evitar la dependencia y, por lo tanto, mantener todas las opciones abiertas cuando termine la guerra o se produzca un cambio de poder en Rusia», dijo ante la prensa en Viena el ministro austríaco de Economía, Wolfgang Hattmannsdorfer.

La prensa austríaca destaca que entre los Veintisiete, sólo Austria, Hungría y Eslovaquia abogan por reanudar las importaciones rusas tras el eventual fin del conflicto. Hungría y Eslovaquia están incluso en contra de interrumpirlas ahora.

Para el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, la propuesta comunitaria es «una auténtica locura» en el actual contexto de tensiones bélicas en Europa y Oriente Medio que pueden afectar al abastecimiento energético.

En el caso de Austria, el veto comunitario no le afecta porque ya no recibe suministros del gigante gasístico ruso Gazprom desde fines de 2024, recordó Hattmannsdorfer, quien, citado por la prensa local, reiteró hoy el pleno apoyo de su país a Ucrania, así como a todas las sanciones impuestas por la UE al Kremlin.

La postura austríaca fue presentada este lunes a la Comisión Europea, indicó en un comunicado el Secretariado de Estado para la Energía, que pertenece al Ministerio de Economía.

La nota reiteró que Austria apoya la prohibición de importar gas ruso como una medida «acertada» y «una señal inequívoca» contra la agresión de Rusia contra Ucrania.

Sin embargo, «a largo plazo, la UE debería mantener abiertas sus opciones para reevaluar la situación tras el final de la guerra a fin de garantizar un suministro energético seguro y rentable en el futuro», agregó.

Las preguntas de Austria sobre el plan RePowerEU

Además, Austria tiene aún otras «preguntas sin respuestas» con respecto a los detalles del plan de Bruselas llamado ‘REPowerEU’.

Por ejemplo, si la infraestructura necesaria estará realmente operativa para finales de 2027, qué impacto tendría el veto de las importaciones rusas en los precios de la electricidad y el gas, o cómo podrá garantizarse la trazabilidad del origen de la materia prima importada.

Hattmannsdorfer pidió además tener en cuenta el riesgo de que el actual conflicto entre Irán e Israel afecte a los suministros de petróleo y gas de Oriente Medio.

Mantener la logística de las infraestructuras de la región y el transporte comercial a través del estrecho de Ormuz es de «máximo interés» para todo el mundo, subrayó el ministro.

En caso de que se produzcan allí cortes, la situación energética de la UE «debe volver a evaluarse» con el fin de garantizar un suministro seguro y la estabilidad de los precios, agregó.

Austria fue, en 1968, el primer país del lado occidental del ‘Telón de Acero’ que comenzó a comprarle gas a la antigua Unión Soviética (hoy Rusia).

Desde entonces mantuvo esos lazos de forma ininterrumpida hasta fines del año pasado, llegando a una dependencia de los suministros de más del 80 %.

A principios de diciembre de 2024, la empresa de hidrocarburos OMV, participada por el Estado austríaco, canceló su contrato con Gazprom por «incumplimientos fundamentales» del acuerdo, tras un conflicto en torno a un laudo arbitral.

Así las cosas, desde el 1 de enero ya no llega gas natural ruso a Austria, por lo que el país cumple ya con el veto planificado.