Bruselas (EuroEFE).- La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, reconoció este lunes que el conflicto entre Estados Unidos e Irán es una «fuente de preocupación» y señaló que un posible cierre del estrecho de Ormuz tendría consecuencias sobre la inflación incluso más allá de los precios de la energía.
Lagarde se pronunció en este sentido durante su comparecencia ante la Comisión de Asuntos Económicos del Parlamento Europeo, ante la que apuntó que este conflicto, dadas las «partes implicadas» y la geografía del mismo, podría afectar al tránsito de una parte «significativa» de petróleo y gas por el estrecho de Ormuz.
«Si este fuera el caso, tendría un impacto en el precio del petróleo y el gas que, aunque sea un shock de oferta, podría tener efectos secundarios y tener un efecto más amplio que en el comportamiento de los precios de la energía», advirtió.
La presidenta del BCE añadió que, por tanto, este conflicto es «una fuente de preocupación» que el banco tendrá que «vigilar muy detenidamente», al tiempo que aprovechó para pedir a las partes implicadas que se «sienten en la mesa a negociar» y a «lograr un acuerdo que no desencadene las consecuencias» económicas que ha descrito.
Live now: President @Lagarde speaks before the Committee on Economic and Monetary Affairs of the @Europarl_EN and answers questions from its members.
— European Central Bank (@ecb) June 23, 2025
Follow here https://t.co/e11rKVXY9B@EP_Economics pic.twitter.com/ZtfUyrnBZV
Lagarde añadió que, aunque si se materializara un escenario como el descrito, este tendría «consecuencias inflacionarias» en el corto plazo pero su impacto en el medio plazo sería «más ambiguo» porque el aumento de los precios podría verse compensado por una caída de la demanda.
En su discurso de introducción, la presidenta del BCE apuntó que «la mayoría de indicadores» sugieren que la inflación se estabilizará en torno al objetivo del 2 % a medio plazo, umbral que ya ha rebasado por lo bajo en mayo con una tasa interanual del 1,9 %.
Sin embargo precisó que la perspectiva sobre el aumento de precios en la eurozona «es más incierta de lo habitual» y las fricciones en el comercio global son responsables de los riesgos tanto al alza como a la baja.
Entre los primeros citó una posible fragmentación de las cadenas de suministros globales, mientras que entre los seguidos mencionó una menor demanda de exportaciones desde la eurozona o una redirección de exportaciones de terceros países con exceso de capacidad hacia el área de la moneda única.
En este contexto, reiteró que el BCE considera que con los niveles actuales de tipos de interés, la eurozona está «en una buena posición para navegar circunstancias inciertas».
Riesgos para el crecimiento siguen a la baja
En relación a la evolución de la actividad económica, la presidenta del BCE advirtió de que los riesgos para el crecimiento de la economía de la eurozona «siguen inclinados a la baja» por las tensiones comerciales y geopolíticas a nivel global, aunque un mayor gasto en defensa e infraestructura puede impulsar la actividad.
Lagarde dijo que los datos apuntan a unas «perspectivas más débiles para la actividad económica en el corto plazo» ya que se espera que los aranceles y un euro más fuerte menoscaben las exportaciones, así como que la alta incertidumbre lleve a un retraso de las inversiones.
Si bien hay factores que deberían apoyar el crecimiento a medio plazo, como el fuerte mercado laboral, el aumento de los ingresos reales, la suavización de las condiciones financieras, o las inversiones en defensa e infraestructuras, «los riesgos para el crecimiento siguen inclinados a la baja», explicó la presidenta del BCE.
«En particular, el crecimiento podría ralentizarse en caso de una mayor escalada de las tensiones en el comercio global y la incertidumbre asociada, de un deterioro del sentimiento en el mercado financiero y de continuadas tensiones geopolíticas», precisó.
No obstante, el BCE cree que si se produce una «rápida resolución de las tensiones comerciales y geopolíticas» o un aumento mayor del gasto en defensa e infraestructura, ello «podría estimular la actividad más de lo previsto».
Acelerar el proyecto del euro digital
Por otra parte, la presidenta del BCE pidió este lunes acelerar el proyecto para poner en marcha un euro digital, una iniciativa que considera una «prioridad estratégica» frente a los riesgos que plantean los criptoactivos y que «ayudará a salvaguardar el sistema financiero y monetario» del bloque.
Geopolitics and crypto dominate @EP_Economics committee meeting with ECB's Christine Lagardehttps://t.co/cOCh8fbdta pic.twitter.com/x56o9bHoQl
— ECON Committee Press (@EP_Economics) June 23, 2025
Lagarde defendió que el euro digital «no sólo reforzará la autonomía estratégica de Europa sino que también asegurará un sistema europeo de pagos minoristas innovador y resiliente».
«Acelerar los progresos hacia un euro digital es una prioridad estratégica. Además de atajar algunos de los riesgos que plantean las ‘stablecoins’ (criptomoneda estable), un euro digital ayudaría a salvaguardar el sistema financiero y monetario basado en bancos de Europa», reivindicó.
Lagarde reconoció que «es muy difícil analizar el coste de no hacer algo» cuando fue preguntada por los eurodiputados por las consecuencias de no poner en marcha el euro digital, pero pidió atender a los riesgos que plantearía un escenario semejante.
Los más jóvenes prefieren los pagos digitales
Así, apuntó que una buena parte de los ciudadanos europeos, en especial la población más joven, cada vez es más propensa a utilizar medios de pago digitales, así como que tienen a su disposición cada vez una mayor oferta de criptoactivos y de monedas «estables» (o ‘stablecoins’ en inglés) que han sido creados fuera de la UE.
Estas opciones ofrecen servicios «que pueden ser satisfactorios» pero también suponen un «riegos serio» si los ciudadanos optan por retirar sus ahorros de los depósitos bancarios para comprar este tipo de activos digitales.
«Es muy complicado de medir (este coste), pero si nuestra política monetaria no se transmite y si los depósitos de los bancos se reducen significativamente, hay un riesgo asociado y nosotros pagaremos por ello», advirtió.

Gran parte de la audiencia se centró, precisamente, en el desarrollo de criptoactivos y de las llamadas ‘monedas estables» o ‘stablecoins’. Lagarde explicó que los riesgos para la estabilidad financiera con respecto a los primeros «parecen limitados», aunque «el rápido ritmo de los acontecimientos, combinado con lagunas de datos, pueden crear puntos ciegos que requieren un examen más detenido».
Con respecto a las ‘stablecoins’, la presidenta del BCE recordó que el 99 % de ellas están denominadas en dólares y son activos que «no siempre pueden mantener su valor fijo», algo que «compromete su utilidad como medio de pago y reserva de valor», además de plantear problemas para la transmisión de la política monetaria si hay una fuga desde los depósitos bancarios a estos activos.
«Las ‘stablecoins’, por tanto, deben estar gobernadas por normas sólidas, especialmente cuando operan entre fronteras internacionales», defendió.
La Unión Europea, recordó Lagarde, ha dado «pasos decisivos» en esta dirección, con la adopción del reglamento de mercados de criptoactivos (MICA), el «primer marco regulatorio del mundo», al tiempo que «importantes jurisdicciones, como Estados Unidos, todavía están trabajando para poner en marcha sus propios marcos legislativos».
«Este enfoque fragmentado impide una igualdad de condiciones global y abre la puerta a nuevos riesgos y vulnerabilidades sistémicas. En consecuencia, debemos seguir atentos a los acontecimientos en otras jurisdicciones y abogar por regulaciones alineadas a nivel global para las ‘stablecoins'», enfatizó.


