Bremen (Alemania) (EuroEFE).- La Agencia Espacial Europea (ESA) decidirá este miércoles y jueves el futuro de su financiación para el trienio 2026-2028 en un contexto global de fuerte competencia, donde se nota el impulso que llega del gasto en defensa y la creciente militarización del espacio.
Los ministros de los 23 países miembros de la ESA, incluida la titular de Ciencia, Innovación y Universidades del Gobierno español, Diana Morant, se reunirán en un Consejo a nivel ministerial en la ciudad alemana de Bremen.
Sobre la mesa tendrán una propuesta del director ejecutivo de la ESA, el austriaco Josef Aschbacher, de 22.000 millones de euros.
Las prioridades de la propuesta son los programas de transporte espacial, ciencia y exploración, pues, según indicaron a EFE fuentes conocedoras de la iniciativa de Aschbacher, sólo esos tres ámbitos representan ya la mitad del presupuesto para el trienio que ha diseñado el organismo, con sede en París.
El transporte espacial representa en los planes del director ejecutivo de la ESA un 17,5 % del presupuesto, mientras que la exploración y los programas científicos llegan, cada una de ellas, al 17 %.
Las otras partidas con más presupuesto que estudiarán los ministros son las relativas a la observación de la Tierra, (12,8 %), la conectividad y comunicaciones seguras (8,7 %), y las actividades básicas (8,4 %), en las que, a diferencia de los programas opcionales, participan de forma obligatoria los países de la ESA.
Respecto al anterior trienio (2022-2025), los 22.000 millones de euros que Aschbacher quiere para la ESA suponen un aumento del 15 %.
En el anterior periodo, el presupuesto de la ESA llegó a los 16.923 millones de euros, tras experimentar un crecimiento en sus recursos del 16,6 %.
España contribuyó con unos 930 millones de euros, el 5,5 % del total, a los recursos de la ESA.
EE.UU. y China dominan el gasto

Desde la ESA defienden la propuesta de Aschbacher como una iniciativa presupuestaria «ambiciosa», coherente con el crecimiento en recursos que ha experimentado la agencia europea en los últimos años.
Ese crecimiento tiene lugar en un contexto competitivo dominado por el gasto espacial de Estados Unidos y China, y en el que también se muestran pujantes naciones como Japón o Rusia.
En su último informe anual sobre la «economía del espacio», la ESA recoge que Estados Unidos representaba el 61 % del total de recursos dedicados a la actividad espacial, seguida de China (15 %), Europa (10 %), Japón (5 %), Rusia (3 %) e India (1 %).
La militarización del espacio
La cita de Bremen también está marcada por la tensa relación europea con Rusia por su invasión de Ucrania y su amenazante actitud internacional, además del distanciamiento estratégico con Washington, donde la Administración del presidente Donald Trump ha impuesto recortes en la NASA, tradicional socio predilecto de la ESA.
En el actual contexto de rearme en Europa, también se nota la importancia de la defensa en el espacio.
España, por ejemplo, puso en órbita con éxito a finales de octubre el satélite SpainSat NGII, el mayor proyecto espacial del país, dedicado a, entre otras cosas, blindar comunicaciones militares y gubernamentales.
Más recientemente, Alemania presentó la semana pasada su primera Estrategia de Seguridad Espacial, que prevé inversiones de 35.000 millones de euros hasta 2030.
A nivel de industria, el grupo europeo Airbus, el italiano Leonardo y el francés Thales anunciaron en octubre la fusión de sus actividades espaciales en una empresa común, que tendrá una plantilla de unas 25.000 personas y una facturación anual de 6.500 millones de euros.
De hecho, Berlín reclamó la creación de capacidades que hagan posible una «defensa ofensiva» de los satélites germanos y europeos frente a posibles ataques, en un contexto en el que el ministro de Defensa, Boris Pistorius, destacó la creciente militarización del espacio y los intentos de influencia por parte de China y Rusia.
Los ministerios de Defensa y los responsables militares constituyen una comunidad especialmente interesada en el espacio.
Lo mismo ocurre con actores privados como la firma estadounidense SpaceX, fundada por el magnate tecnológico Elon Musk, o Blue Origin, cuyo dueño es Jeff Bezos, propietario del gigante del comercio electrónico Amazon.


