Vehículos circulan por la A-3 en Madrid, España. EFE/ Víctor Lerena / Archivo

Bruselas da marcha atrás en los requisitos medioambientales para el sector del automóvil

Estrasburgo (Francia) / Bruselas (EuroEFE).- La Comisión Europea ha propuesto rectificar el veto a la venta de coches nuevos que emitan CO2 fijado para 2035, en el marco de un paquete de medidas para aliviar a la industria del automóvil ante la ralentización de la demanda de eléctricos, la creciente competencia china y los aranceles de Estados Unidos.

El Ejecutivo comunitario planteó este martes que se introduzcan flexibilidades en los objetivos de emisiones, de modo que hasta un 10 % del volumen de CO2 conjunto de las flotas nuevas de cada fabricante en 2035 pueda compensarse mediante reducciones previas en la cadena de valor.

Para acceder a ese margen de flexibilidad, los fabricantes tendrán que ganar «créditos», que obtendrán mediante el uso de acero bajo en carbono producido en Europa y del empleo de biocombustibles y de combustibles sintéticos (efuels).

Bruselas también avala que los híbridos enchufables y los eléctricos con motor de combustión como generador se puedan seguir comercializando a partir de 2035.

«Afirmamos claramente el principio de neutralidad tecnológica. Confiamos en la industria para proponer las soluciones más pertinentes para alcanzar la descarbonización», dijo en rueda de prensa el vicepresidente de la Comisión Europea responsable de Industria, Stéphane Séjourné.

«Hemos calculado que aproximadamente el 35 % de los vehículos que no sean eléctricos serán de combustión o híbridos o cualquier otra tecnología», apuntó el comisario de Transportes, Apóstolos Tzitzikostas.

Bruselas y las demandas del sector del motor

La rectificación, que aún deberán negociar el Parlamento Europeo y los Estados miembros (el Consejo de la UE), se alinea con las demandas de la industria del motor y con las pretensiones de países como Alemania o Italia, pero se aleja de la posición de España, que aboga por mantener el veto en 2035.

El ajuste llega un año después de que Bruselas concediera a los fabricantes una prórroga hasta 2027 para cumplir con sus obligaciones de reducción de emisiones previstas para 2025.

La Comisión repite ahora esa fórmula para el período 2030-2032, y a continuación revisará la legislación para ver si ha respondido a sus objetivos.

«La electrificación del parqué sigue siendo el principal motor de la transformación de la flota europea a diez años», pero «nuestra industria se enfrenta a tres grandes desafíos: una crisis de la demanda, un retraso tecnológico y una competencia internacional a veces desleal», resumió Séjourné.

El cambio en las exigencias climáticas a los constructores incluye otras medidas para relanzar el sector y se suma a una amplia estrategia de la Comisión para suavizar y simplificar el grueso de la normativa medioambiental aprobada en la pasada legislatura para no lastrar la competitividad económica de la UE.

Furgonetas, camiones y flotas verdes

La propuesta incluye también revisar la reducción de emisiones para las furgonetas, que en 2030 tendrán que hacer un esfuerzo de recorte de CO2 del 40 % respecto a 2021, y no del 50 %.

Para los camiones, la Comisión plantea márgenes adicionales de flexibilidad de cara a 2030.

Además, el paquete incluye una directiva sobre flotas profesionales, orientada a impulsar la demanda de vehículos de bajas y cero emisiones mediante objetivos específicos para las flotas de empresa, que suponen el 60 % de las compras de automóviles nuevos en la UE.

La iniciativa, que busca también generar un mercado de segunda mano de eléctricos, introducirá objetivos legalmente vinculantes para cada Estado miembro y se aplicará a las empresas de más de 250 empleados y 50 millones de euros de facturación.

plan de Bruselas sobre los coches que emiten co2. En la imagen, (De izquierda a derecha) El comisario europeo de Transporte Sostenible y Turismo, Apostolos Tzitzikostas; el comisario europeo de Clima, Cero Emisiones Netas y Crecimiento Limpio, Wopke Hoekstra; el vicepresidente ejecutivo de la Comisión Europea para la Prosperidad y la Estrategia Industrial, Stéphane Sejourne; y el comisario europeo de Economía, Productividad, Implementación y Simplificación, Valdis Dombrovskis, en una rueda de prensa en Estrasburgo (Francia) este martes.  EFE/EPA/RONALD WITTEK
(De izquierda a derecha) El comisario europeo de Transporte Sostenible y Turismo, Apostolos Tzitzikostas; el comisario europeo de Clima, Cero Emisiones Netas y Crecimiento Limpio, Wopke Hoekstra; el vicepresidente ejecutivo de la Comisión Europea para la Prosperidad y la Estrategia Industrial, Stéphane Sejourne; y el comisario europeo de Economía, Productividad, Implementación y Simplificación, Valdis Dombrovskis, en una rueda de prensa en Estrasburgo (Francia) este martes. EFE/EPA/RONALD WITTEK

Pequeño coche eléctrico europeo

La Comisión apuesta asimismo por el desarrollo de pequeños coches eléctricos asequibles producidos en Europa, para los que propone una nueva subcategoría regulatoria con menores cargas normativas e incentivos específicos.

Estos nuevos coches, que medirán como máximo 4,2 metros y presentan rasgos similares a los «kei» japoneses, gozarán de permisos especiales de aparcamiento y exenciones en peajes, además de estar exentos de nuevas exigencias de seguridad y sostenibilidad durante diez años para abaratar su producción.

Además, si los vehículos se fabrican en Europa, sus ventas se ponderarán de forma que pesen más en la reducción de CO2 exigida de media a las flotas, y la Comisión propondrá a los Estados miembros que diseñen primas para su compra y programas de retirada de antiguos vehículos, así como tarifas de recarga reducidas.

Bruselas propone también exigir contenido local en los vehículos beneficiarios de apoyo público, especialmente en las flotas profesionales y en la cadena de valor de las baterías, con el objetivo de sostener la producción industrial europea y limitar la dependencia de terceros países.

Acelerador de baterías

Por último, el Ejecutivo comunitario presentó un plan de 1.800 millones de euros para apoyar a la industria europea de las baterías eléctricas que incluye financiación, acceso a materias primas críticas, requisitos de contenido europeo y refuerzo de la investigación, con el objetivo de reducir la dependencia de China.

Además, la Comisión espera ahorrarle a la industria 700 millones de euros al año simplificando la burocracia.

Alemania celebra los planes de Bruselas

Por su parte, el canciller alemán, Friedrich Merz, celebró este martes los planes de la Comisión Europea de flexibilizar el veto al motor de combustión y las exigencias al sector de movilidad para reducir las emisiones de CO2.

«Es bueno que la Comisión, tras la clara señal dada por el Gobierno alemán, flexibilice la regulación del sector del automóvil. Una mayor apertura a diversas tecnologías y más flexibilidad son los pasos adecuados para compaginar las metas de protección del clima, la realidad del mercado, de las empresas y de los puestos de trabajo», dijo Merz en un comunicado.

Alemania celebra los planes de Bruselas  de rectificar el veto a los coches emisores de co2. En la imagen, El canciller alemán, Friedrich Merz, durante una rueda de prensa en Berlín, Alemania, este martes. ) EFE/EPA/CLEMENS BILAN
El canciller alemán, Friedrich Merz, durante una rueda de prensa en Berlín, Alemania, este martes. ) EFE/EPA/CLEMENS BILAN

«Examinaremos ahora en detalle las nuevas propuestas de la Comisión. La apertura a diversas tecnologías tiene un significado clave. Además, las nuevas normas no deben llevar a generar más burocracia», agregó.

Con ello, precisó, se refería a la imposición de cuotas de determinados tipos de vehículos en las flotas de empresa, que Alemania sigue rechazando.

Diversas organizaciones critican el plan europeo

La organización ecologista Greenpeace acusó a la Comisión de «suavizar sus compromisos de eliminar progresivamente los coches de gasolina y diésel» en la Unión Europea «bajo la presión de Alemania, Italia y la mayoría de los fabricantes europeos».

El director ejecutivo de Greenpeace Alemania, Martin Kaiser, señaló en un comunicado que el plan supone «un regalo de Navidad adelantado para los fabricantes chinos de coches eléctricos, poniendo en riesgo millones de vidas y empleos europeos».

A su juicio, lo que propone la CE «puede generar beneficios a corto plazo para la industria automotriz, pero no un futuro a largo plazo», y constituye una política industrial «retrógrada» y «una mala noticia para el empleo, la calidad del aire y el clima».

The EU Commission has bent to pressure from Germany and the car industry, taking the first steps to scrap the phase-out date for new petrol and diesel cars Climate-heating emissions from transport are rising, and air pollution kills too many each year No new polluting cars – more public transport

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— Greenpeace EU (@greenpeace.eu) 16 de diciembre de 2025, 17:43

En esa línea, la organización independiente y sin ánimo de lucro ICCT (Consejo Internacional sobre el Transporte Limpio) alertó de que el plan de la CE «podría socavar la posición global de Europa en la carrera de los vehículos eléctricos».

Para el investigador jefe de esa organización, Jan Dornoff, los cambios propuestos a las normas de CO2 son «concesiones arriesgadas que retrasarán las transformaciones necesarias».

«La industria y los consumidores europeos necesitan claridad tecnológica, no confusión», dijo el experto, quien consideró que «aferrarse a tecnologías automovilísticas obsoletas e ineficientes no es una vía viable para afrontar los retos de la acelerada transición global hacia la electromovilidad».

Asimismo, el Consejo Europeo por la Seguridad en el Transporte (ETSC) expresó su «profunda preocupación» por el enfoque de la CE sobre los plazos de seguridad para los vehículos pequeños y «su dependencia sin precedentes de las demandas de la industria».

Dio la bienvenida a la propuesta para clasificar la nueva subcategoría «vehículo eléctrico pequeño» (M1e) dentro de la ya existente de turismos (M1), lo que a su juicio garantiza que estos vehículos cumplan con todas las normas de seguridad vigentes de la UE, pero criticó la intención de la CE de usar esta nueva definición «para congelar los requisitos de seguridad durante 10 años para esta categoría».

Desde el Comité Europeo de las Regiones de la UE, su ponente sobre el paquete del automóvil, María Chivite, expresó sus reservas y manifestó que se trata de un «momento decisivo» para la industria del automóvil y para las regiones que dependen de ellas.

«Este plan debe convertirse en una oportunidad para avanzar y atajar brechas, impulsando así una transición exitosa hacia una Europa sostenible y líder en innovación tecnológica», afirmó Chivite, para quien «retroceder en el objetivo de cero emisiones para 2035 no solo pone en riesgo la ventaja competitiva de Europa, sino también su liderazgo climático».